Por ANTONIO GARRIDO /
JAÉN, LO QUE PUDO SER Y NO ES. En primer lugar he pedido a los lectores que, por favor, leyeran la sección ¿Sabías que…? porque a propósito de los cambios que ha ido experimentando con el tiempo el Paseo de la Estación aparecen las numerosas dificultades surgidas para traer el ferrocarril a Jaén. De hecho se aprobó en 1876, “después de muchas gestiones y sinsabores”, que duraron bastantes años, escriben los cronistas de la época, pero la primera locomotora no llegó hasta el 6 de julio de 1881. Costó mucho tiempo y empeño por parte de los próceres de entonces. Incluso está escrito que como las obras se iban dilatando, en una visita que hizo a Jaén en 1878 el entonces ministro de Fomento, José María Queipo de Llano, Conde de Toreno, en Jaén se le pidió su ayuda y el buen señor no tuvo reparo alguno en decir que el Gobierno no ayudaría en nada a Jaén y que si Jaén quería ferrocarril se lo tenía que construir la propia ciudad. Es de imaginar el malestar causado en aquella época. Esta fue la respuesta a un valiente y reivindicativo discurso del entonces director de la Real Sociedad Económica de Amigos del País: “La locomotora no la proporcionan los gobiernos ni las influencias de nadie; la locomotora busca riquezas y elementos y allí donde los encuentra marcha, allí se presenta. Si algún día humea el vapor en esta vieja capital, no agradecerlo al Gobierno ni a nadie, sino a vosotros mismos, que habréis demostrado que os sobraban elementos para dar vida a vuestro anhelado ferrocarril”.
He recuperado esta imagen para confirmar que hoy como ayer esta ciudad ha padecido sus políticos, pero también nos recuerda lo que Jaén pudo ser y no es. Ahora muchos creemos que hay un nuevo despertar, ojalá fuera cierto, soy militante escéptico, sería bueno para que las generaciones que nos sucedan nos traten a nosotros y a nuestro talante con misericordia y si algo cambia sean indulgentes con nuestra atávica indolencia. La historia, incluso la del último siglo, está llena de agravios. Con Franco, además del Plan Jaén se dejó a medias, después una inversión muy cuantiosa, creo recordar de más de 3.000 millones, el ferrocarril Baeza-Utiel, que nos iba a unir con el Levante. Ya en la transición política, el que fuera presidente de la Cámara de Comercio, Julio Aguilar Azañón, pidió un aeropuerto para Jaén, también se unió años después el alcalde Alfonso Sánchez, y lo que conseguimos fue el aeropuerto García Lorca Granada-Jaén. La autovía Bailén-Granada se hizo por la reivindicación de los políticos granadinos, no por los de Jaén. En cuanto al AVE perdimos el de Sevilla que pudo tocar territorio de la provincia y no se apostó por ello por nuestros representantes políticos, y por lo que respecta al AVE de Granada a Madrid creo que ni se enteraron, menos aún de la cobra que nos hicieron sin la menor consideración. Más reciente, en 2010, en plena campaña electoral, vino a Jaén el entonces ministro de Fomento, José Blanco, a anunciar la estación intermodal para Jaén que, según dijo sería inminente. Han pasado quince años y todavía estamos con ese debate sin concluir. La intermodal, según parece, ni está ni se le espera. Y siempre el tren como la asignatura pendiente, Jaén postergada, humillada, olvidada.
UNÁNIME APOYO A LA UJA EN LINARES. Siguen las reacciones en torno al gran malestar suscitado por la negativa de la Junta por medio de su agencia evaluadora a autorizar el Grado de Ingeniería Biomédica en la UJA. Los recursos han de ser sustanciados en el Consejo Estatal de Universidades, con lo cual la pelota está ahora en el tejado de un órgano que depende del Ministerio. Hoy tenía previsto asistir, finalmente no ha podido ser, al pleno extraordinario celebrado por el Ayuntamiento de Linares con un orden del día en el que figuraba el apoyo a la Universidad de Jaén para que lo antes posible (ya no en el curso que empieza en septiembre, porque no hay tiempo material) pueda cursarse en la provincia, concretamente en el Campus Científico Tecnológico de Linares. El pleno ha tenido lugar a instancia del grupo PSOE que llevaba una moción que finalmente, con una pequeña enmienda del Partido Popular, se ha convertido en una declaración institucional apoyada por la totalidad de los grupos, por tanto por el pleno de la Corporación.
Los distintos portavoces han dado la talla, empezando por el proponente, el socialista Javier Perales, que desde el primer momento, tras exponer la situación actual de la titulación, que ha sido un jarro de agua fría para centenares de alumnos que se habían preinscrito, señal de su elevada aceptación, ha hecho una llamada al consenso e incluso ha agradecido las intervenciones en los últimos días de la alcaldesa en relación con el problema planteado. El fondo de la propuesta es el de conseguir que cuanto antes se hayan resuelto las posibles dificultades y el Grado pueda comenzar en Linares en el curso 2026-27, contando con que el daño que se ha hecho a los alumnos, a la UJA y a la propia ciudad, ya son irreversibles. Uno de los puntos de fricción, aunque también ha habido acuerdo, ha sido la petición expresa de los grupos de la oposición de solicitar al presidente de ACCUA, que es al tiempo el consejero de Universidades, José Carlos Gómez Villamandos, disculpas públicas a la Universidad de Jaén, especialmente porque el informe desfavorable llegó fuera de plazo y sin posibilidad alguna de reacción. En el debate se han suscitado los mismos argumentos que están sobre la mesa y los diferentes portavoces, tanto de IU como de VOX, se han sumado con intervenciones muy claras al respecto. También lo ha hecho por parte del PP, Raúl Caro, aunque ha tratado de barrer para casa y usando los mismos argumentos esgrimidos por el consejero Villamandos, si bien mostrándose en todo momento favorable, y ha sido su ofrecimiento, a respaldar una declaración institucional, que finalmente ha salido adelante.
También ha sido una sorpresa agradable la intervención de la alcaldesa, Auxi del Olmo, receptiva a favor de la declaración institucional y preocupada por el hecho de que el Campus de Linares recupere una titulación tan relevante y de tan excelentes perspectivas como es Ingeniería Biomédica. Me ha causado muy buena impresión, y sus gestos, como el reciente encuentro con el consejero, en Sevilla, o la carta, en un buen tono, que ha remitido al Consejo de Universidades estatal pidiendo la máxima celeridad en la evaluación del título. En resumen, ella ha cumplido y la Corporación en su conjunto también lo ha hecho de manera decidida, lo mismo que en su día abordó el problema de la financiación de la UJA, problema que por cierto a estas alturas continúa sin resolverse. ¿Saben lo único que no se ha visto aún? La reacción de la sociedad linarense, contrariamente a lo que está sucediendo en Jaén capital. Conozco muy bien a Linares, le tengo un especial aprecio por muchas razones, entre ellas el privilegio de haber sido pregonero de la feria de San Agustín, y agradecería que en este momento la expresión ciudadana través de asociaciones, plataformas y colectivos de diversa naturaleza, se hiciera oír, para que nos enteremos de que el clamor ha calado en la sensibilidad de los linarenses.
PLAZA DE LA CONSTITUCIÓN. En la capital el debate ciudadano gira estos días en torno a las muy anunciadas obras en la Plaza de Las Palmeras, hoy de la Constitución, donde desde hace tiempo el Ayuntamiento planea actuaciones sobre las que las redes sociales recogen el sentir de los jienenses, para todos los gustos, elogios y críticas a partes iguales, incluso quienes creen que hay en Jaén otras urgencias. Cualquier proyecto de estas características hay que valorarlo mucho, en el caso que nos ocupa los socios del gobierno municipal nos dicen que han consensuado la obra a realizar para que resulte más completa y del agrado de los ciudadanos. Es a lo único que le temo, ya sé que es muy difícil contentar a todo el mundo, pero al menos debe cuidarse la identidad de esa céntrica plaza, que lo que se haga sea para sumar y no para restarle prestancia, porque hoy se encuentra excesivamente cargada. Sí, creo que necesita un repaso, porque a veces ha faltado decisión y valentía para ordenar el tipo de establecimientos, por ejemplo los negocios de hostelería. Alguno podría entenderse, pero lo que no pueden hacer los bares es impedir el paso de peatones o la armonía del espacio, ni en esta plaza ni en otros tantos lugares de la ciudad donde el Ayuntamiento ha levantado la mano clamorosamente y de aquellas concesiones este descontrol. Necesitamos entornos dignos para disfrutarlos, no solo para beber sino para pasear, para oler el aroma de Jaén. Y ya sabemos de sobra que como ejemplo de pésima intervención, y no será porque no costó un pastón y hubo que traer a expertos de fuera, lo tenemos en la emblemática Plaza de Santa María, donde se nos prometió el no va más y a la postre los jienenses sienten nostalgia del entorno desaparecido porque el cambio a la modernidad de los políticos y a veces también los técnicos que quieren descubrir la pólvora, es decepcionante. Esperemos que la Plaza de la Constitución no sea una réplica y que podamos aplaudirla.
AL FIN, PRESUPUESTOS. Y por fin parece que está todo preparado para que el pleno del Ayuntamiento de finales de julio pueda aprobar sus primeros presupuestos municipales desde 2017. Algo ha llovido. Recuerdo la hazaña de hace ocho años. También pasaron varios meses desde el primer anuncio, fue un parto difícil y sujeto a vicisitudes de diversa naturaleza, pero el presupuesto municipal para 2017 se aprobó. Como señalé entonces era normal que desde los grupos de la oposición se expresaran recelos, pues estaba claro que las cuentas podían ser discutibles y el proceso para su elaboración complicado, hasta llegar, que se llegó, al plácet del Ministerio de Hacienda. Nadie le arrendaba las ganancias al alcalde, Javier Márquez, pero sobre todo al concejal de Hacienda, Manuel Bonilla, que a pesar de todo pienso que siempre estuvo por encima de las circunstancias, porque le tocó cuadrar el círculo y entonces y ahora nadie se puede llamar a engaño, los presupuestos, en el Ayuntamiento de Jaén y en cualquier administración que se precie, todos sabemos que constituyen el arte de lo posible. Ni los políticos ni los técnicos pueden hacer milagros cuando la situación es la que tiene el Consistorio jienense. Por eso prefiero que haya un presupuesto de dudosa credibilidad a que no exista el documento que marque la hoja de ruta de la tarea municipal. El panorama no está para tirar cohetes, pero aunque sea administrar la pobreza severa, casi rayana a la indigencia, mejor es tener un marco, aunque sea pura fantasía. En Jaén hemos sabido mucho de eso, que nadie se rasgue las vestiduras. Desde entonces han pasado varios concejales de Hacienda, uno incluso salió despavorido, y el actual responsable del área económica, Francisco Lechuga, ha logrado, tras un primer intento muy voluntarioso del popular José María Álvarez, terminar la elaboración del documento. No conozco demasiado a Lechuga pero por las numerosas ocasiones en que le he visto intervenir me parece una persona seria y responsable.
No olvidemos tampoco que en aquel momento, insisto, 2017, el síndrome que había en el Ayuntamiento de Jaén tenía que ver con la dimensión de la deuda. El PSOE la cifraba en 750 millones de euros, y el PP que gobernaba, la rebajaba en 200 millones, es decir, 550. Ayer como hoy la pregunta que surge es si no hay mecanismos para evitar que cada cual nos quiera vender su moto y sepamos de verdad no lo que debe el Ayuntamiento, sino lo que debemos los jienenses, porque esa deuda, de la que desde hace tiempo todo el mundo la cifra en torno a los 600 millones y de ahí no salimos, no la van a pagar los políticos, estos y los anteriores de sus bolsillos, como tal vez debería ocurrir, quiero decir todos los que han contribuido a aumentarla de alguna manera, sino que ha de ser satisfecha duramente por los ciudadanos y lo menos que debemos saber es a cómo tocamos y en cuántos años podremos liquidar esa auténtica barbaridad de millones en que nos han endeudado. Y si hubiera sido a cambio de una ciudad de dulce, más atractiva, ambiciosa, con infraestructuras, una capitalidad ejerciente y todo lo demás, tendría sentido y lo aprobaríamos sin vacilar, pero endeudarnos para no poder presumir de capital, esto no solo es para lamentarnos, es que es de juzgado de guardia. En esta situación insostenible tiene mérito que desde el equipo de gobierno se jacten de la mejora de los resultados económicos y hasta se creen expectativas completamente ilusorias.
Por cierto, el Ministerio de Hacienda del paisano Cristóbal Montoro y de José Enrique Fernández de Moya, le sacó los colores al Ayuntamiento de Jaén, pocos meses después de aprobar el presupuesto, a costa de su elevadísima deuda con proveedores. Tal era la situación generada en un conjunto de municipios españoles, catorce en total, con Jaén a la cabeza, que el Ministerio les dirigió a todos ellos una carta exigiéndoles que corrigieran el nivel de morosidad en el que incurrieron en 2017, es decir, que activaran el plan de ajuste, pero de verdad, o de lo contrario, les amenazaba con retenerle los ingresos estatales y encargarse directamente de pagar a los proveedores. Una situación límite en la que el Ayuntamiento de Jaén no tenía más remedio que aplicarse en soluciones, de hecho le dieron diez días de ultimátum para responder sin ambages. Lo que se ha padecido en este Ayuntamiento no tiene nombre.


