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Por ANTONIO GARRIDO / No he sido el único sorprendido. Los asistentes este fin de semana al cónclave regional del Partido Popular, celebrado en Sevilla, también estaban a la luna de Valencia y se han enterado por la prensa. Me refiero a la sustitución de la jienense, de Linares por más señas, María Luisa del Moral Leal, como viceconsejera de Salud, tarea a la que se incorporó a finales de hace dos años, y se ha mantenido en un segundo plano con la prudencia que le caracteriza en todas las responsabilidades que ha asumido tanto profesional como políticamente. Es de suponer que el consejero Antonio Sanz, en la nueva tarea que ha asumido por encargo del presidente, ha visto necesario seguir efectuando cambios en el organigrama de la Consejería, para lo cual ha nombrado como viceconsejero a una persona, el motrileño Nicolás Navarro Díaz, que es profesional de la Medicina, antes en la sanidad pública y hoy en la privada, ojo al dato, pero sobre todo tiene un claro perfil político ya que hasta ahora ocupaba la vicepresidencia de la Diputación granadina. La comprovinciana que cesa en el cargo tiene un currículum espectacular, es licenciada en Medicina y Cirugía, investigadora y profesora titular de la Universidad de Jaén, de la que ha sido vicerrectora, ha desempeñado otras tareas en la Junta, secretaria general de Humanización, Planificación, Atención Sanitaria y Consumo y fue, aunque poco tiempo, diputada al Congreso por Jaén, pero aparte de eso tiene un magnífico talante y está muy bien considerada en todos los ámbitos en los que ha desarrollado su trabajo y también en el conjunto de la sociedad.

La pregunta que muchos nos hacemos hoy en Jaén es si el cese de María Luisa del Moral simplemente es prescindir de personas que han estado en el equipo, que empezó en la etapa de Catalina García, o si los responsables de la Junta, sobre todo el presidente, pretenden matar dos pájaros de un tiro, colocar a alguien de refresco en el segundo puesto de responsabilidad de la Consejería de Salud y al mismo tiempo liberar a Del Moral para que en su caso, como se ha comentado en círculos del propio Partido Popular, pueda ser la candidata a la Alcaldía en las próximas elecciones municipales de 2027, y ya que se pone en marcha la maquinaria electoral es posible que pretendan que no ocurra lo que en los comicios de 2023, que la dirigencia popular, más concretamente Juanma Moreno, tardó en pronunciarse para conceder el plácet a Agustín González, que hasta ese momento se estaba placeando como candidato oficioso. En el secreto deben estar muy pocas personas, pero no creo que el PP pueda permitirse el lujo de prescindir de María Luisa del Moral, a pesar de que tal vez esté cansada de sus responsabilidades políticas porque la sacaron del Congreso de los Diputados, donde estaba llamada a desarrollar una tarea eficaz en las áreas que se le habían confiado, también algunas presidencias de comisiones, aunque fuera en la oposición, y su paso por la Junta sin duda le han debido servir de gran experiencia pero seguramente no ha estado en su mano el poder de decisión último.

A mi modo de ver sería una buena candidata del PP para la Alcaldía de Jaén, y está por ver, supongo que los ideólogos y estrategas también lo tienen en cuenta, el costo que supone su último cargo en una Consejería capaz de quemar al más pintado, porque ha sido el continuo dolor de cabeza para la Junta durante todo lo que va de legislatura, corregido y aumentado con el escandaloso asunto del cribado de cáncer de mama, entendible que la opinión pública haya respondido con una ola de solidaridad hacia las mujeres afectadas, porque ha sido una dejación en toda regla con efectos muy graves para la salud de centenares de andaluzas. Esa responsabilidad política es como una silla eléctrica, y la única que se salvó y de milagro fue la propia Catalina García, a la que por obra y gracia del Espíritu Santo cambiaron de cartera contra lo esperado y es más que probable que lo fuera gracias a ser cuota de Jaén.        

Imagen: Foto de familia del Partido Popular de Jaén en el congreso regional del fin de semana. (PP Jaén).

Hoy mismo la parlamentaria socialista Mercedes Gámez, muy atenta a los temas sanitarios, arremete contra tres jienenses a los que culpa directamente del desmantelamiento de la sanidad andaluza: Catalina García, José Antonio Miranda y María Luisa del Moral. Como quiera que hemos entrado en “modo campaña” y así nos vamos a mantener hasta 2027, esto ya no hay quien lo frene, el PSOE en la oposición empieza a hacer sangre aprovechando el momento procesal. Política en estado puro, el que no corre, vuela. No voy a poner la mano en el fuego por ningún político, pero al menos a las personas que conozco, Miranda y Del Moral, y sin tener nada en contra de Catalina García, me merecen crédito personal y por lo demás confianza en los tribunales si alguien, incluido el PSOE, quiere ejercitar acciones legales. Ahora bien, conviene tener memoria histórica, y no selectiva únicamente, porque los responsables socialistas conocen perfectamente al igual que el común de los mortales, que precisamente la sanidad fue el detonante principal de la salida de Susana Díaz de la presidencia del gobierno andaluz, la que presumía de una sanidad que era la joya de la corona y que descuidó. De aquellos polvos, estos lodos, aunque es obvio que el Partido Popular ha de asumir todos los aciertos pero también los errores de sus años de gobierno, que ya son suficientes para que no remita a la herencia recibida. Pero los últimos años del PSOE fueron de nula inversión con Jaén, no se preocuparon en absoluto de la Ciudad Sanitaria, por el contrario dejaron aparcado el proyecto; la gestión con El Neveral fue pésima y directamente se cargaron lo que pudo ser un centro estratégico de referencia, y en la última etapa, bien larga por cierto, el único éxito, por llamarlo de alguna manera, fue el Centro de Salud del Bulevar, que tardó en construirse casi como El Escorial. Cuidado con ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. Dicho lo cual que cada palo aguante su vela, en política y en la vida lo que se pide es un mínimo de ejemplaridad.

Por supuesto que hay que recoger el eco de la celebración, ayer, de la manifestación en Jaén, como en el resto de capitales andaluzas, en protesta por el estado de nuestra sanidad. Una vez más, y ahora con un motivo lo suficientemente justificado, varios miles de personas llegadas de toda la provincia se unieron a las mareas que promueven estas protestas. Es lógico que el clamor social se exteriorice, que los jienenses alcen su voz y defiendan su dignidad para las personas y el territorio. Cuestión distinta es que a veces este tipo de movilizaciones se convierten en un totum revolutum que acaba por restar credibilidad al aparecer signos y símbolos que no casan exactamente con la convocatoria. Cuidado con estas mezclas, que normalmente provienen de espacios políticos que precisan de “ser vistos” y aun sin quererlo pueden perjudicar la buena fe de un acto enérgico en este caso contra un panorama sanitario no ya manifiestamente mejorable sino que en muchos aspectos está él mismo en la UCI. No pude asistir ayer a la manifestación por causas de fuerza mayor, pero lo hubiera hecho con gusto, y no sería la primera vez, como cualquier ciudadano, pero lo normal y lo deseable es que cada marcha responda exactamente a lo que se espera de ella.

Dicho todo lo cual la familia del PP viene pletórica de la celebración del congreso regional, que ha sido un paseo militar para Juanma Moreno, como ya se preveía de antemano y más con la que está cayendo. He de reconocer que no me gustan para nada las unanimidades, tal vez porque me voy haciendo mayor y vengo de una época en la que en las formaciones políticas había al menos un cierto grado de discrepancia, sectores críticos y la elección de sus direcciones no solo no llegaba a esos porcentajes, un tanto “a la búlgara”, casi más votos que votantes. Ojo que no es una crítica solo al PP, en este tiempo se ha generalizado porque los partidos pivotan más que nunca en torno al liderazgo, real o impostado, de las personas, y los congresistas se permiten el lujo de enseñarnos en las redes sociales en el momento en que firman su adhesión al líder y ya “in situ” muestran su voto para que nadie dude de su adhesión inquebrantable. Este mismo escenario es el que se divisa en los congresos socialistas cada vez que acuden los militantes abducidos por su líder actual, Pedro Sánchez. Debe ser una imposición de los tiempos que corren, pero me gustaba mucho más cuando en las formaciones políticas se debatía y a veces sacar adelante un asunto era objeto de un contraste de pareceres y a pesar de ello no siempre lograban salir adelante las propuestas. En una democracia consolidada es muy agradable comprobar que la salud de un partido radica también en las coincidencias y en las discrepancias. La uniformidad que hoy manda hace que todo sea previsible, nunca salta la sorpresa, todo está atado y bien atado.

Lo cual no quiere decir que no se pueda comentar positivamente el papel que Jaén ha tenido en el congreso de los populares, en el que por las fotografías que se han visto de su desarrollo, por cierto me ha costado encontrar en ellas a María Luisa del Moral, todo hace indicar que Erik Domínguez confirma su liderazgo y parece que encarará su reelección sin el menor inconveniente, aunque cuidado con Juanma Moreno, que exhibe sonrisas y ofrece abrazos a diestro y siniestro, pero eso no le impide para ejercer su autoridad. En todo caso veo a Erik fuerte, y la presencia de la provincia en los órganos de dirección, sin llegar a ser tan singular como nos la pintan, está bien y con un cierto equilibrio. Sobre todo me alegra ver que se posiciona una política a la que conozco muy poco, creo que la he saludado una vez, pero cuyo estilo y gestión me agradan, se trata de la delegada territorial de Agricultura, etc., Soledad Aranda Martínez. Creo que es efectiva, que no está permanentemente en el escaparate y que vive muy cerca los problemas de un sector tan importante en la economía provincial. Es lo que percibo desde mi observatorio particular, y creo que representa a la gente que llega a la política sin mochilas y con la intención de ser útil.    

Foto: Sara García Alonso durante su magnífica conferencia en la Universidad de Jaén.

Y para terminar lo hago destacando un acto muy especial que hoy se ha desarrollado en la Universidad de Jaén a cargo de una mujer modélica, una leonesa de 36 años, autora de “Apuntes de una vida en continua exploración”, llamada Sara García Alonso, que se entretiene en ser investigadora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas y astronauta en la reserva del Cuerpo Europeo de Astronautas. Ha venido a pronunciar una conferencia sobre “Biotecnología. Desde el laboratorio hasta el espacio” y ha causado impresión por sus ideas claras y por los mensajes que ha transmitido a los jóvenes de hoy: “quitarnos ese lastre que solemos llevar, esa falta de referentes, esas estadísticas que pueden ir en contra, e intentarlo, porque simplemente en ese camino, independientemente de que llegues a la meta o no, cuando aplicas la disciplina y el esfuerzo, ya sacas algo, ya ganas”. Y el rector, Nicolás Ruiz, también ha estado a la altura: “Necesitamos más jóvenes que miren un problema y vean un reto. Necesitamos más ‘Saras’ que no acepten un ‘no se puede’ por respuesta”. Un espléndido regalo para empezar la semana.

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