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Por ANTONIO GARRIDO / En la Plataforma Ciudadana en Defensa de la Universidad de Jaén, de la que por cierto soy coordinador y bien que lo sabe el consejero Villamandos, sigue causando un gran malestar el maltrato de la Junta al sistema universitario público, las cuentas del gran capitán que se atreven a vender a bombo y platillo porque la maquinaria propagandística oficial es potente y muy capaz de sesgar el relato, pero lo cierto es que la UJA queda lejos de la suficiencia financiera y se le causa un enorme perjuicio en lo más elemental, el gasto de salvaguarda, y suma y sigue en el déficit. Lo peor de todo es que Moreno Bonilla ha quedado retratado como el gran incumplidor, el bienqueda ya muy conocido por su pérdida de credibilidad, es una evidencia que raramente cumple lo que promete, como los 16 millones que se sacó de la chistera a principio de curso, que no aparecen en ninguna partida. Hoy se aprueban los presupuestos de la Junta y aunque los milagros no existen, hay que esperar al minuto final. Nosotros, comprensivos hasta la extenuación, por tratar de ayudar a la UJA, volveremos a la casilla de salida y tras las fiestas navideñas haremos un calendario para defenderla, eso sí, sin contemplaciones, con una movilización social que haga historia, aviso a navegantes.     

El caso es que de lo dicho, nada de nada. Los 16 millones comprometidos a bombo y platillo por Moreno Bonilla en el inicio del curso académico, inexistentes, en campaña y se permite este incumplimiento. El recorte a las cuentas, más de lo mismo, lo que viene haciendo el gobierno andaluz sistemáticamente, no rectifica y además persevera en el descrédito. Hay razones de peso para sentirnos engañados, la Universidad de Jaén, pero también Jaén, y hay que expresarlo así de rotundo porque la sociedad civil debe hablar para que se le entienda.

Hay unidad en los rectores andaluces, con una excepción, el de Málaga, que actúa a su aire, porque todos sus compañeros han apoyado una compensación para la UMA, que arrastra una rémora delicada, y a cambio, por las razones que sea, él decide situarse al lado de los políticos y abandonar a su colegas ignorando la ayuda que le han prestado. Por lo que respecta a Jaén es muy oportuno que se visibilice el mensaje del rector que se puede apreciar en un video en el que lo cuenta todo de principio a fin, hay reconocer a Nicolás Ruiz que desde que está en el cargo e incluso antes de llegar, ha sido reivindicativo, una especie de rara avis entre tanta complacencia, seguramente porque conocía el paño siendo gerente, es decir, fue cocinero antes que fraile y sabe cómo funcionan los aparatos del poder, sobre todo cuando se trata de arrimar el ascua a la sardina de lo privado, siempre en detrimento de lo público, un camino que puede resultar lento pero que no se detiene. De hecho en la mesa de decisiones de la Junta ya hay nuevas universidades privadas esperando el ‘nihil obstat’ (nada se opone). Este proceso es imparable y en breve plazo veremos que en el mapa universitario andaluz las privadas suponen mayoría y podrán ejercerla, nada que ver con años atrás cuando eran excepción, por lo que ha sido un proceso de éxito para quienes defienden con entusiasmo esta alternativa.

Nosotros, quiero decir Jaén, ya padecimos la experiencia con el Grado de Ingeniería Biomédica, que le brindaron en bandeja a la Loyola el mismo día que con argumentos muy débiles negaban a la UJA y a la UGR la posibilidad de impartir en este curso una titulación tan estratégica y ha habido que esperar un año, previa intervención resolutiva del Consejo de Universidades estatal sin el cual hubiera resultado imposible, pero el aplazamiento supone un costo, no solo de imagen sino también de alumnos, porque algunos de los estudiantes que tenían previsto cursar su carrera en Jaén, en el Campus de Linares más exactamente, se vieron obligados a desertar a Córdoba, y eso se lo debemos al consejero Villamandos y compañía en primer término, pero con responsabilidad compartida por el Partido Popular, porque es su modelo, por mucho que Moreno Bonilla se afane en tratar de demostrar lo contrario, solo que las palabras se las lleva el viento y el presidente se ha prodigado en declaraciones bienintencionadas, pero la evidencia lo desmiente con más frecuencia de lo deseado.

Si tuviera que resumir en muy pocas palabras lo que pienso de la relación entre las universidades públicas y Junta de Andalucía, su Consejería de Universidades y además del consejero el ideólogo de la misma, su secretario general y comandante en jefe, al que en algunos círculos se considera ya alérgico a Jaén, Ramón Herrera, diría que desde hace unos cuantos años, cuatro llevo contados, es de continuo hostigamiento, que es el tiempo en el que un año tras otro se ha venido condenando a Jaén y a la UJA que por lo visto resulta molesta, tanto que la llegada de Nicolás Ruiz no era la que los responsables políticos esperaban, ni tampoco que el rector haya sido tan políticamente incorrecto, a la vista de ellos, claro, porque por encima de la lealtad institucional, con la que ha tratado de ser cuidadoso, su prioridad ha sido no desmayar en la defensa de la Universidad de Jaén y de Jaén, porque son la misma cosa, y durante todo este tiempo transcurrido se ha cernido sobre ella una fijación, bien es cierto que además de espinas ha habido rosas, está funcionando Medicina, el edificio de Ciencias de la Salud y al fin se ha dado el visto bueno al catálogo de titulaciones que el anterior gobierno detuvo, porque hay que señalar a propósito que el gobierno socialista no figura en el recuerdo como el no va más de la ejemplaridad y del derroche en atenciones para la UJA, pero ahora es el momento procesal de valorar lo que existe, lo que tenemos, y se puede concluir que en términos generales, con luces y sombras, no nos gusta, precisamente porque pesan más las sombras.

Un dato que seguramente muchos jienenses desconocen. Jaén es la única provincia andaluza en la que existe una Plataforma Ciudadana en Defensa de su Universidad, que en estos años ha conseguido un amplio respaldo y movilizado a la sociedad civil, y conste que no entraba en los planes de la Consejería tener a un actor molesto en permanente vigía, mientras que en el resto de la comunidad los rectores actúan en solitario, y en gran medida es precisamente Jaén la que les saca las castañas del fuego, es decir, mantiene vivo el espíritu reivindicativo que nuestro rector ha sido capaz de trasladar a sus homólogos, que hasta el momento, con alguna deserción hasta cierto punto entendible, han mantenido la unidad de criterio, aunque ni siquiera esa situación tan especial ha sido capaz de doblegar una hoja de ruta política en la que nunca hemos sido prioridad, por mucho que hayan repetido los próceres todo el cariño que le tienen a Jaén.

Habrá que tomar posiciones cuando pase la Navidad, pero de entrada hay una consigna que debiera entender todo el mundo por encima de cualquier diferencia, o se está con la UJA, lo mejor que nos ha pasado en mucho tiempo, o se está en contra del futuro de esta provincia. Y otro mensaje que conviene recordar a una provincia siempre tan sumisa a los poderes políticos, de todos los colores y circunstancias, ha llegado la hora de decir ¡basta! de manera enérgica a la resignación y para ello hay que pedir conciencia y clamor social, defender el compromiso con lo público, hoy tan denostado, y no ponérselo fácil a quienes parece que tienen clara su hoja de ruta. Nunca más, hay que luchar sin descanso para que nada ni nadie nos robe nuestros derechos, empezando por la UJA, pero hay que seguir, porque la lista es interminable.  

Foto: En la primavera pasada, con motivo de la inauguración oficial del edificio de Ciencias de la Salud en la UJA, el presidente de la Junta también prometió a los rectores el cumplimiento del Modelo de Financiación. Compromiso incumplido.

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