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Por ANTONIO GARRIDO / La fecha del 17 de junio no es una más del calendario, porque nos trae algunos recuerdos. El primero de ellos, por actual, que llegamos al ecuador del mandato municipal en los ayuntamientos, y por tanto en el de la ciudad de Jaén. Dos años y parece que fue ayer cuando tomaban posesión del  gobierno municipal Partido Popular y Jaén Merece Más, gracias al Acuerdo por Jaén que contenía 100 medidas, a la que agregaron una con la que la bisoñez del partido provincialista, que todavía estaba en la creencia de que los niños vienen de París, llegó a creerse que las administraciones gobernadas tanto por PP como por PSOE iban a obligarse a ofrecer a Jaén una medida de gracia para el pago de la deuda histórica, lo que se vino en denominar Fondo de equilibrio territorial y convergencia socioeconómica. Más fe que el mítico Antoñete. El PP, aun sin creérselo, firmó en barbecho, ese y todos los demás puntos contenidos en un documento de siete páginas rubricado ante notario, como si eso fuera el bálsamo de Fierabrás. Los milagros no existen, al menos en una actividad tan prosaica como hacer que funcione mediadamente una ciudad que es capital de provincia y en la que muchos sueñan, soñamos, que un Jaén mejor y más ambicioso es posible.

En la primera parte del trayecto, con los dos grupos que sellaron una alianza para gestionar el Ayuntamiento, no solo falló la gestión, que también, sino que el principal obstáculo fue que desde el primer momento no funcionó la confianza mutua, la fiablidad, la comunicación, y los casi 19 meses de convivencia se hicieron insoportables, y no llegó antes el divorcio porque el muro de contención en Jaén Merece Más lo sostenía el entonces primer teniente de alcalde, Manuel Carlos Vallejo, que hizo buenas migas con Agustín González y prefirió desertar antes que ser desleal, al fin y al cabo era un extraño en la política y lo desbordaba la situación. De aquel primer gobierno no todo fue malo, de hecho están saliendo algunas de sus iniciativas, por ejemplo la apuesta por la conmemoración de los 1200 años de capitalidad, la propuesta para conceder los máximos honores de la ciudad al arquitecto Luis Berges, algunas medidas económicas, y, sobre todo, la decidida apuesta por el modelo de ciudad a través del Plan General de Ordenación Municipal (PGOM)…en fin, a cada cual lo suyo, pero falló la relación y desde luego la escasa apuesta de la Junta de Andalucía, que no asumió el compromiso que había adquirido el partido, ya que la firma la estampó Antonio Repullo, pero las conquistas para Jaén tenían que llegar de la mano del ejecutivo. Desde ese punto de vista resultó una experiencia decepcionante. Mantenida a día de hoy, ahora ya a cara descubierta.

Después vino, en enero pasado, la moción de censura, una salida casi irremediable ante una falta total de sintonía, y los “merece”, que habían estado negociando en la sombra, es decir, gobernando con el PP y sin embargo gestándose una alternativa con el PSOE. No era muy decoroso que digamos, al menos así lo veo, porque la política además de ejemplaridad está necesitada de transparencia. Con el tiempo se ha podido saber, aunque también era vox populi en su día, que quienes negociaron el pacto fueron Manuel Barrionuevo, por parte de Jaén Merece Más, y Juan Francisco Serrano, el diputado socialista por Jaén y hasta ahora adjunto a la Secretaría de Organización del PSOE, al lado de Santos Cerdán. Salió lo que salió, los que nos vendieron en su día como la redención, pero a la vista solo quedaban los trazos largos, para nada la letra pequeña. Intervinieron el propio Santos Cerdán, el oficiante mayor de la fontanería socialista caído en desgracia como todo el mundo sabe por méritos propios, y la vicepresidenta y vicesecretaria general del PSOE, líder andaluza, María Jesús Montero, quien a la postre lo que ha ofrecido no es una solución a la ruina financiera del Ayuntamiento y por ende de la ciudad de Jaén, sino una especie de café para todos, 85 ayuntamientos, en una solución que viene a ser pan para hoy y hambre para mañana.

En cuanto a Juan Francisco Serrano, la promesa del socialismo jienense, creo que va a pagar cara su cercanía con Cerdán, sin que prejuzgue su situación, porque la desconozco, pero ya dije hace unos días que era de primero de política poner en tela de juicio una relación estrecha de dos personas que han trabajado codo con codo en la parte más opaca de la fontanería. Es un duro golpe al socialismo provincial. El PP de Erik Domínguez no disimula su euforia, cuanto peor, mejor, y esperan beneficios electorales, que tantas veces llegan no por méritos propios, sino por deméritos ajenos.

Los demás ofrecimientos para el gobierno municipal están en el aire, incluidos los que en un ambiente casi de fiesta anunció el ministro Óscar Puente, que carece de toda credibilidad, fue él quien dijo que el tren funciona ahora mejor que nunca y tiene el valor de venir a Jaén donde incluso se ha incrementado desde su presencia el agravio, el malestar y la indignación, porque cada día que pasa el servicio de trenes de Jaén es simplemente vergonzoso, ha seguido la misma senda que su antecesor Ábalos, de triste recuerdo para los jienenses, porque vino a reírse de nosotros a costa del Colce, pero es que Puente, en el tiempo que lleva ya se ha ganado con creces el título de persona “non grata”, porque ha hecho lo contrario de lo que nos dijo y además el proyecto teóricamente estrella, el del bypass de Montoro, con suerte podrán verlo nuestros nietos, desde luego él no creo que llegue a tanto. Pero el gobierno municipal parece que tiene confianza ciega, no me extraña en las filas socialistas, les va en el cargo y en el sueldo, pero en Jaén Merece Más me resulta más extraño, claro que los efusivos abrazos del 3 de enero hay que administrarlos con prudencia. No digo que rompan el pacto, pero sí que sean igual de exigentes o si cabe mucho más, simplemente que no pongan sordina a “lo que pasa”.

El actual equipo de gobierno municipal confía en un golpe de suerte, en las consecuencias que puede traer el Cetedex, en el caso de que no esté salpicado por ninguna historia rara, Dios no lo quiera, y porque determinados proyectos que se han trabajado lleguen a buen puerto, la estación intermodal, que ya parece que es la hora y las empresas que anuncian la llegada gracias al foco de atracción de la industria de la defensa. La Junta, por su parte, sigue con sus rémoras, no ha licitado aún la explotación del tranvía, creo que hay un interés político subyacente, porque en otras capitales no existe tanta lentitud, más que amiga parece adversaria si analizamos asunto por asunto, y ahora se muestra muy decidida con la nueva estación de autobuses, sobre la cual está haciendo llegar a los colectivos sociales las propuestas que sus estudios técnicos ponen sobre la mesa, y que son: la actual estación de Renfe, la ronda norte frente a la UJA, la rotonda del Colegio de Enfermería junto al Hospital Neurotraumatológico y el aparcamiento disuasorio del tranvía.

De estas opciones, aunque la Consejería de Fomento explica que se tiene en cuenta la intermodalidad, la afección de las localizaciones en cuanto al tráfico rodado y la cercanía a núcleos importantes de actividad (hospitales, centros comerciales, polígonos industriales…), lo cierto es que no me sigue seduciendo más que la actual estación de Renfe, aun reconociendo las dificultades que entraña, porque no hay una solución mágica. Lo que me gusta poco es que le pongamos en bandeja al centro comercial, que ya tiene no pocas ventajas, las líneas de autobuses, porque en ese caso ya estaríamos condenando de facto al centro de la ciudad y a su comercio. Me suena igual que cuando el grupo Alvores apostaba por el centro de ocio a cambio de que le pusieran los autobuses a sus puertas. No lo veo, ni creo que sea lo que esta ciudad necesita. A veces los informes técnicos no se corresponden con el interés general. Es cierto que los hospitales y los polígonos son lugares de referencia, pero lo es más el entramado urbano, las tiendas, los centros oficiales, los médicos, vivir la ciudad en vez de obviarla. Este es un gran problema de Jaén que empieza con la propia Universidad, a la que llegan cada día cientos de alumnos y profesores que desconocen el pálpito de Jaén y que por tanto es una capital que no les puede seducir.

Por último, la hemeroteca me traslada a un 17 de junio de hace ocho años, 2017, cuando la entonces recién nacida Plataforma Ciudadana Jaén Merece Más logró que esta capital tan indolente diera una lección de civismo y de compromiso sacando a los jienenses a la calle, a pesar del calor reinante, como ahora mismo a pesar del tiempo transcurrido y de los cambios que se han operado en la política y en la sociedad. En aquella salida masiva no estuvieron los políticos responsables de las administraciones del momento, ni tampoco la militancia que hace seguidismo de las directrices de los jerarcas. Ese día supimos bien quiénes estaban con la ciudad sin interés o con el solo interés de verla avanzar, y quiénes se situaban en el juego de la política partidista, siempre tan de espaldas a la realidad de nuestra tierra. Supuse en aquella oportunidad que todos los que habían estado mirando de reojo tal vez a la espera de que aquella manifestación fuera un fracaso, tendrían que ponerse las pilas, porque, pensé desde una mezcla de ingenuidad y pasión por lo nuestro, que tal vez iban a sumarse al clamor colectivo, aunque corrían el riesgo de perder sus puestos. Me alegré por Jaén, porque soltaba el lastre y con la esperanza de que este camino no tuviera vuelta atrás.

No sé si en este momento Jaén Merece Más, con responsabilidades de gobierno en el Consistorio, sigue despertando el mismo caudal de esperanza o se integra en el paisaje político en el que unos y otros forman parte del todo. También es verdad que al transformarse la Plataforma en un partido político ha dejado atrás algunas deserciones, aunque el proyecto no ha dejado de ilusionar, incluso se ha contagiado y tiene vocación provincial. El tiempo será quien juzgue. Me fío más del tiempo que de los propios jienenses, porque la historia nos dice que Jaén siempre quiso jugar a caballo ganador, es decir, aliarse con el poder de cada momento, cualquiera que sea.

No soy futurólogo, lo que sí puedo afirmar es que hace ocho años fue un gran revulsivo que revolucionó el panorama social de Jaén, tanto tiempo mantenido en un encefalograma plano donde no cabía otra opción que el inmovilismo. Esta historia no ha terminado, la próxima cita electoral nos mantendrá o nos sacará del sueño. Quedan dos años, el tiempo pasa demasiado rápido y Jaén ya no puede esperar. El discurso oficial, desde el poder, también del grupo mayoritario en el gobierno municipal de Jaén, es que hay que trabajar pero sin el condimento del dramatismo ni el victimismo, algo así como menos criticar y más trabajar, como si la la crítica en una democracia no fuera un valor esencial, que ellos sí practican a diario en contra de sus adversarios, lógico, pero a la par pretenden estar exentos y que no se les señale, o todavía más a su favor, que solo saquemos a pasear la máquina de los aplausos.     

Foto: Una imagen de la manifestación convocada hace ocho años por la entonces Plataforma Ciudadana Jaén Merece Más, en un caluroso día como el de hoy.

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