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Por ANTONIO GARRIDO / Hay mucha tela que cortar y muy repartida porque la actualidad igual destaca por las cuestiones políticas, que las ciudadanas o las sociales. Este mes de noviembre suele ser intenso en todos los órdenes, incluso en el meteorológico, no olviden que hay pronostico de lluvias para el fin de semana, entiendo que aunque sea ya ‘in extremis’ si el agua nos visita como Dios manda sus efectos deben ser benéficos en la campaña que está ahora en sus inicio después de la reconocidísima experiencia de los aceites tempranos, que ha sido el mejor invento en mucho tiempo y sirve para darle su sitio al oro líquido que representa la excelencia.

En la crónica política hay que destacar, espero que ya sin vuelta atrás, las afirmaciones en Jaén del consejero de Justicia de la Junta de Andalucía, José Antonio Nieto. Parece que superadas ya las últimas trabas burocráticas, la disposición es licitar las obras de la tan esperada Ciudad de la Justicia a principios de 2026, con lo que, si todo funciona con normalidad, aunque no estamos muy acostumbrados a ello, podríamos contar con el nuevo edificio en 2029, el mismo año que también se ha anunciado que tendremos a punto el Cetedex, de ahí que el Plan Estratégico y su apuesta por el 2030 como un ejercicio emblemático en el que deben estar finalizadas determinadas infraestructuras, debería cumplirse. Luego ya sabemos por experiencia que la realidad nos depara sorpresas. Bien es cierto que de los muchos consejeros que a través del tiempo han tenido relaciones con la provincia, el citado José Antonio Nieto, cordobés con una dilatada trayectoria, me ha parecido desde el principio de lo más eficaz. Dijo que en su etapa llegaría a Jaén la Ciudad de la Justicia y está a punto de cumplirlo, al menos que sea posible ver que se colocan los cimientos del proyecto. No es que haya sido un paseo militar, pero lo verdaderamente importante es que se tomó el asunto muy en serio y las dilaciones se deben a los procedimientos administrativos que suelen ser muy lentos. El PSOE ha salido al paso para criticar que la Junta ya anunció lo mismo en 2022 y en 2024, y es cierto, como lo es que en la etapa de gobierno socialista no ocurrió ni eso, de ahí que haya cuestiones en las que por razones obvias sería mejor que quienes mandaron antes y dejaron tantos asuntos pendientes se abstuvieran de rechistar.

Lo mismo que hay consejeros de todas las etapas que no han sido amigos de Jaén y en algunos casos, también actuales, claro, merecerían que su gestión fuera censurada, José Antonio Nieto ha sido muy empático con Jaén, no solo por cumplir con su misión sino por entender las reivindicaciones sociales y especialmente del mundo de la Justicia. Una satisfacción para quienes en las diferentes responsabilidades han reivindicado el proyecto, entre ellos el actual delegado de Justicia, Javier Carazo, otro profesional muy acreditado que todo hace indicar que cuando deje su cargo será habiendo hecho la parte de sus deberes. Otra satisfacción que hay que añadir es el gesto de distinción que la Consejería citada va a tener hacia uno de los mejores profesionales del Derecho con que cuenta Jaén, José Calabrús Lara, ejerciente durante 54 años, también decano durante una década en la que se iniciaba la batalla por la Ciudad de la Justicia, pero que es además un activo social importante, presente en diferentes colectivos, un ilustre tosiriano, que va a recibir, con todo merecimiento, el Premio a la Trayectoria Profesional en los II Premios Justicia de Andalucía que otorga la Junta. Además, y entre otros reconocimientos a su persona, es académico de número y también secretario de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de Granada. Pero sobre todo alguien sumamente comprometido con su pueblo y con su provincia, escritor y columnista, y una de esas personas que allá donde estén siempre lo harán para sumar y hacer patria, grande y chica. Pepe Calabrús, me permito esta licencia porque además es amigo, es un lujo de jurista y de jienense donde quiera que esté.

Leyendo estos días los periódicos de distintos lugares de nuestra comunidad llegamos a la conclusión de que tampoco es cierto que Moreno Bonilla haya tenido tanta consideración con la familia del PP de Jaén a la hora de elegir para cargos de representatividad regional. Decía Erik Domínguez, que bien sabemos que siempre gusta de la exageración cuando se refiere al jefe, que “Moreno Bonilla demuestra el apoyo a la provincia de Jaén, que sale reforzada”, cuando por ejemplo en Almería nos ganan por goleada y la representación de los jienenses en los órganos autonómicos son bien modestos, no tanto por las personas sino por el número. Almería ya sabemos que tira mucho, Juanma Moreno está bien asistido de almerienses, a Jaén parece que nos basta con que nos regale los oídos con frases de cariño, nos conformamos con poco, ese ha sido siempre el estilo Jaén.

En el ámbito municipal de nuevo desde el equipo de gobierno se anuncia que este mes irá al pleno el proyecto de los presupuestos para 2026 con la intención de que puedan estar vigentes a principios de año. No se trata de una tarea fácil, no hay que olvidar que partimos de un documento que data de 2017 y algo ha llovido desde entonces y no pocos los cambios que se han experimentado en el Consistorio. Como Santo Tomás, hasta que no vea las cuentas aprobadas y con todos los plácemes que corresponda, entre ellos el del Ministerio de Hacienda, no me lo voy a creer, y no por desconfianza en las personas y en la tarea que han debido realizar, sino porque es entendible que tras este paréntesis desde los presupuestos de Manuel Bonilla y las vicisitudes de la casa, incluido el ruinón que no ha desaparecido, que está ahí vivo y coleando, aunque a principios de este año nos hicieron creer en los milagros, tras la moción de censura, poder divisar un horizonte más despejado desde el punto de vista económico es un síntoma de cierta garantía y de empezar a transitar hacia la normalidad, aun sabiendo que se trata de un camino lleno de dificultades porque en política estamos más que acostumbrados a descubrir por la evidencia que los compromisos se incumplen sistemáticamente y a los ciudadanos nos tratan de convencer con argumentos peregrinos y a pesar de eso a veces caemos en la trampa de la fe, seguramente porque nos gustaría que Jaén no fuera la última de la fila y con unas cuentas saneadas pudiéramos avanzar, competir y entrar en la convergencia. Soñar no cuesta nada, pero el horizonte es duro. Si a pesar de todo el Ayuntamiento es capaz de sacar adelante el presupuesto para 2026 estaremos dando un pasito al frente, por algo se empieza, no pretendo convertir el rayo de esperanza en un drama.

Por lo demás, preocupado como cualquier ciudadano con la oleada de robos a la que estamos asistiendo, menos mal que las autoridades de vez en cuando nos recuerdan que somos una ciudad y una provincia segura. Creo que falta vigilancia, y no solamente por disponer de un Jaén tranquilo, también porque hay que adoptar medidas severas con respecto a todo tipo de incivismo, porque digan lo que digan quienes tienen esa responsabilidad municipal lo cierto, no hay más que darse una vuelta tanto por el centro como por los barrios, es que la ciudad está sucia, según qué zonas incluso bastante sucia, y hay que distinguir la competencia municipal mediante la empresa FCC, manifiestamente mejorable, y ese incivismo que campa a sus anchas porque no se toman medidas drásticas. La democracia no está reñida con la autoridad cuando se trata del interés general y si la Policía Local estuviera en la calle multando a esos vecinos que dan tan mal ejemplo, seguro que empezarían a notar los resultados. No estoy en el día a día del funcionamiento interno municipal, como es fácil de entender, pero conocí y colaboré en la experiencia que hace tantos años puso en marcha como concejal de Limpieza, Cándido Méndez Núñez, y logró con su empeño una escoba de plata. Otro momento importante fue cuando el Ayuntamiento creó la figura de la Policía de Barrio, presente en todos ellos para garantizar la seguridad, obvio, pero también para estar cerca de los vecinos y ser a la vez un freno contra los malos ejemplos de convivencia. Cuando paseo por las calles de mi ciudad lo cierto es que con lo maravillosa que es Jaén en todos los sentidos, no me gusta cómo la tenemos entre todos, aunque mientras no se actúe en consecuencia el responsable es el Ayuntamiento. Hay demasiados concejales liberados, en el gobierno y en la oposición, para que unos se impliquen más, todo lo que puedan, y otros, además de criticar también pueden aportar ideas y soluciones no solo con la finalidad del rédito electoral.

He observado que en las previsiones existe el proyecto, nada nuevo porque se viene poniendo sobre la mesa en los últimos años, de un nuevo pabellón de deportes que sustituya a las actuales instalaciones de La Salobreja, que tienen muchos años y se han quedado obsoletas. El Ayuntamiento tiene que echar mano de la imaginación y la Junta y el Gobierno central son a quienes compete construirnos una infraestructura propia del siglo XXI, como las tienen en otras capitales. Nosotros conseguimos el “Olivo Arena”, que es modélico, pero para la práctica deportiva y el servicio a los clubes existentes en la ciudad, se precisa de una alternativa para las que están más que amortizadas. Esta iniciativa debe revestir la característica de la urgencia, porque no llegamos al 2030 para cumplir con el objetivo.

Hoy, en Granada, se ha reunido por fin la Mesa del Aeropuerto, después de la polémica y el cruce de declaraciones entre los presidentes de las diputaciones de Granada y de Jaén, una vez que el primero, llamado Francis Rodríguez, declaró hace unas cuantas semanas que el nombre de Jaén debía desaparecer de la denominación del aeropuesto Federico García Lorca Granada-Jaén y todo porque según el la Diputación jienense no colabora. Se ha calentado tanto el ambiente que el mandamás de la administración provincial granadina se ha levantado de la reunión al sentirse ofendido, eso ha dicho, por unas palabras de Francisco Reyes. Está bien calentito el asunto. El presidente de la Diputación de Jaén ha pedido cooperación leal y diálogo, y también ha solicitado que la Junta asuma el “transfer” que durante un tiempo estuvo funcionando para el traslado de viajeros al aeropuerto granadino-jienense. Ya tenemos servido el enfrentamiento político, pero lo normal, es decir, lo que debería hacerse tal vez desde la propia Junta, sea poner paz en esta deteriorada relación y que los ciudadanos de ambas provincias no paguemos los platos rotos de quienes en lugar de construir ponen palos en las ruedas y aunque cada institución debe asumir su cuota parte, el presidente granadino se pasó unos cuantos pueblos pidiendo que el nombre de Jaén fuera suprimido, tal vez es más edificante dialogar, hablando se entiende la gente, aunque eso en política sea lamentablemente pura utopía.

El SOS de Cáritas Interparroquial de Jaén, ya en el ámbito social, es un desesperado toque de atención a las administraciones, a las que en determinados casos hay que valorar la buena fe e incluso la eficacia, pero que la institución eclesial denuncie que hay al menos un centenar de inmigrantes en nuestras calles vagando por las noches, porque el Foro de la Inmigración decide una fecha y normalmente no se ajusta a la realidad, en el sentido de que los inmigrantes llegan cuando creen que es el momento y se encuentran con que los dispositivos no están listos. Entiendo que no hay mala voluntad por parte de nadie, pero la coordinadora de Cáritas Interparroquial, Fátima Jerez, demanda primero que los centros abran sus puertas antes y no esperen a la avalancha, y segundo que la Junta de Andalucía ofrezca más recursos económicos para la atención a los temporeros, porque con lo que ofrece no da para un trato digno y se ponga en duda la hospitalidad de Jaén. Esta denuncia surge además ante la llegada de un fin de semana de inclemencias meteorológicas, fuertes lluvias, y hay que preservar a toda esa gente que viene a Jaén en busca de una ocupación en la recogida de la aceituna. Hay colapso total, tanto en los centros de Cáritas como del resto de las instituciones humanitarias, ocurre casi todos los años y hay que atender esta demanda y también procurar en la medida de lo posible que la capital se descongestione enviando a temporeros hacia otros lugares donde puedan recibir la misma ayuda. Además hemos de estarles agradecidos porque vienen a recogernos la aceituna, una tarea para la que los empresarios agrícolas encuentran dificultades de mano de obra. Es lo mismo de cada año y la respuesta debe ser digna para ellos y también para Jaén.

Por último entiendo el malestar que ha surgido en bastantes pueblos de la provincia, creo que sobre una veintena, pero da la impresión de que hay una fiebre que se va generalizando, en torno a la creación de plantas de biogás. Parece que ha llegado a Jaén una moda, un descubrimiendo, sí, ya sabemos que se trata de convertir el alperujo en energía limpia, ese es el objetivo y se ha extendido tanto que cada pueblo parece que quiere sumarse. Pero ha surgido la reacción social, en unos casos son los vecindarios y en otros son los políticos responsables, según sea la identidad del promotor. Entiendo a los vecinos que se oponen porque, aunque se trate de iniciativas que de cara a futuro puedan ser rentables, tienen el serio inconveniente, sobre todo cuando se instalan cerca de los núcleos urbanos, de su fuerte impacto medioambiental. Hay localidades en nuestra geografía en las que se está actuando con determinación y esto ha hecho que determinados proyectos se frenen. Esta es una de las consecuencias de tener, por fortuna, una sociedad civil cada vez más exigente y concienciada que se siente concernida por la defensa del interés general. Hay un serio revés, y es cuando el único argumento es político, y ya no me refiero a las plantas de biometano sino a cualquier otro proyecto, porque la política, con tal de sacar partido, mete las narices donde le llaman y donde no le llaman. Dicho esto soy un convencido de que la sociedad civil ha despertado o está despertando y de que con argumentos, con diálogo y desde el respeto, todas estas cosas juntas, se debe luchar y no consentir que nos den gato por liebre.   

A propósito, un ejemplo de implicación social es el pueblo de Cazorla y su zona de influencia. No se rinden ante una necesidad evidente, la de conseguir que su centro de salud vuelva al casco urbano. Una reivindicación y una exigencia que es de estricta justicia. Mi total solidaridad con estas expresiones que nos dan un ejemplo a todos los que ante los problemas tantas veces hacemos oídos sordos y miramos hacia otro lado. Los pueblos necesitan músculo social para defender causas como esta. Les tachan de estar politizados, pero en cualquier caso están en su derecho porque lo que están sufriendo es un atropello, no me digan que es normal que un centro de salud se encuentre a tres kilómetros del pueblo y que la solución, que la tiene, se demore porque hay una actitud parece que inamovible por parte de los responsables políticos. Mañana vuelven a Sevilla a exteriorizar su protesta para que llegue al presidente Juanma Moreno, que tanto presume en su recién publicado libro “Manual de convivencia”, un tratado de moderación, “sobre una forma muy particular de hacer política, un alegato en favor de la cordialidad, del respeto, incluso del afecto al adversario”. Mucho está tardando en viajar a Cazorla y demostrar todo esto de lo que presume con su editor, para dar respuesta al clamor de un pueblo. Hechos, no palabras.

Foto: El consejero de Justicia de la Junta, José Antonio Nieto, ayer en Jaén, con el delegado de su departamento, Javier Carazo.

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