Por ANTONIO GARRIDO / No creo que sea solo yo, pienso que somos muchos los jienenses que nos sentimos avergonzados por el culebrón del tranvía. Apena Jaén, pero no de ahora, sino desde hace muchos años, si en lugar de enfrentamientos continuos, con motivos o sin ellos, si en vez de cultivar la politiquería y no la política en su sentido más positivo, y si las continuas discusiones las hubieran convertido en un diálogo permanente y en verdadera lealtad institucional, hoy Jaén estaría sin dudarlo en otra división. El problema es de los políticos que tenemos, sálvese quien pueda, la cosecha de la década del 20 está siendo solo regular, tirando a mal, pero desde lo más alto de los poderes, el que tenga ojos que vea y oídos que oiga, hasta el último escalón de las instituciones. La política, en general, se ha convertido en un destino fácil y, con todas las excepciones que se quiera, no hay altura de miras, se gobierna, a mayor y a menor escala, con la referencia permanente de la ideología, de confrontar por confrontar, porque a veces, sobre todo en las ciudades medianas como puede ser Jaén, se trata de cuestiones nimias que se resolverían con un cambio de impresiones constructivo. Cuando de lo que se trata es de cuanto peor, mejor, y de ponerse zancadillas, ya estamos perdidos. En la capital ese escenario lo conocemos de memoria porque lleva muchos años instalado y todavía no ha llegado un Ayuntamiento y un líder que sea capaz de transformar esa realidad.
Abro los ojos, oteo el horizonte y cada vez encuentro un mayor grado de sectarismo, de ganas de enturbiar los problemas, que es natural que existan, todavía es posible que haya quien, desde el pedestal se creen por encima del bien y del mal y se permiten juzgar a los demás, incluso dictaminar a quién consideran poco de fiar, porque nos les ríe la gracia, o los estiman cercanos, porque se muestran familiarizados con la causa. Me hierve la sangre que la ciudad, mi ciudad, esté a merced de tanta mediocridad y cuando se habla de oportunidades, que las hay y son evidentes, unos nos lo creemos con sinceridad y esperamos respuestas, pero otros seguramente piensan que se hallan en el olimpo y que oportunidades las habrá si ellos y ellas abren las puertas. Esta reflexión no va ni contra izquierdas ni contra derechas, al menos en exclusiva, va, eso sí, contra todos los que tienen responsabilidades en Jaén y no mueven un dedo en la dirección apropiada, sumar para que esta ciudad avance y perdamos de una vez por todas las zancadillas de la política, pero de paso la desidia ciudadana, que es entendible porque la gente está aburrida, se aprecia cuando se habla con jienenses de a pie y te lo dicen abiertamente. Da la impresión de que enviar estos mensajes es predicar en desierto, la política, por mal que nos pese, precisamente porque no está en su mejor momento, no nos merece la más mínima credibilidad y confianza, y sin embargo, qué paradoja, esperamos todos los días algún gesto noble de ella, qué ilusos.
Una de las razones que me mueven a salir al ruedo en este martes es precisamente la historia del tranvía. Pensé que ya en la recta final para que pueda funcionar el sistema tranviario se iba a producir algún acercamiento, porque se aproxima una fecha muy esperada y la alegría debería ser contagiosa, pero no, creo que en este momento, por razones meramente políticas, es cuando el ambiente se va a caldear, por las dos partes. La Junta de Andalucía, y su consejera de Fomento, como la anterior, que han estado mareando la perdiz y que gracias a los fondos europeos, no a las inversiones propias, parece que atisban el final del camino, eso sí, le están dando largas hasta más no poder. Dijeron que el tranvía estaría funcionando en este invierno, después llegamos a pensar, y lo reclamaron los propios comerciantes para animar la Navidad, en esas fechas tan especiales, y ahora todo hace indicar que lo van a integrar los populares en la campaña de las elecciones autonómicas, entrarán y saldrán de los vagones para demostrar que ellos han cumplido. No se nos ha olvidado que por unos y por otros, los socialistas mejor que no hablen mucho porque parece que andan faltos de memoria y se les ha olvidado su cuota parte de responsabilidad, pero desde que llegó al gobierno Juanma Moreno y sus responsables de la Consejería han propiciado un intransitable camino de obstáculos. Se entiende que la situación no era muy normal, un tranvía abandonado en sus cocheras y con toda la infraestructura con un notabilísimo deterioro. A los políticos es a quienes se deberían pedir daños y perjuicios por este maltrato. No es normal que un tranvía que se construyó en un tiempo récord vaya camino de cumplir 15 años sin entrar en servicio con la función que debería tener encomendada.
Lo peor es que las desavenencias no han terminado, ya digo que por razones políticas, ahora es cuando se empieza a notar que los mensajes se crispan. El PP en el gobierno de la Junta lo único que quiere es colgarse la medalla en tiempo electoral, para lo cual pondrá en marcha el tranvía en el momento que lo considere conveniente. Si es necesario, como acaba de hacer la consejera y lo viene repitiendo, culpará al Ayuntamiento, ahora adversario, porque tardó cinco meses en enviar un documento contable, que si era tan urgente, se lo pudo reclamar en su momento al anterior alcalde y correligionario, y no lo hizo, para después echarlo en cara al gobierno municipal formado tras la moción de censura entre PSOE y Jaén Merece Más. Es decir, la Junta desvia hacia el Consistorio la responsabilidad del retraso de esos cinco meses. Y los que estamos observando desde fuera no damos crédito, no porque creamos que la actitud del Ayuntamiento haya sido ejemplar, que creo que no, el enfrentamiento con la Junta es visceral y ajeno a la razón y al sentido común, pero en este caso la Consejería de Fomento, que es la que hizo la obra, aunque fuera en otro tiempo, es la que debía dirigir el proceso y no transferir más dudas y presión. Nadie está exento de culpa, tampoco los ciudadanos que deberíamos haber salido a la calle en más de una ocasión a poner colorados a los políticos, a exigirles con severidad y a proclamar su ineptitud después de quince años, vaya quince años perdidos que tenemos en la memoria, al más puro estilo Jaén, no hay más que echar un vistazo a proyectos emblemáticos que duermen el sueño de los justos. Escasa confianza en los políticos, se lo han ganado a pulso. El tranvía simboliza muy bien la dejadez de las administraciones en esta hora de Jaén.
Y hoy lo he querido centrar en el tranvía, pero hay asuntos de la actualidad como es el Cetedex, donde todas las administraciones deberían ir de la mano. Ya sé que les incomoda porque todo lo trasladan al ámbito político, pero si fructifica, que es de esperar que sí, estamos hablando de algo bueno para Jaén. Aquí también se da la paradoja. El PSOE ha asumido este proyecto y al tiempo que critica la ausencia de la Junta, creo que en su fuero interno tampoco lo desea para así reprochar a sus anchas. Del mismo modo la Junta trato de entender que haya querido colaborar pero es probable que los ideólogos populares piensen que le dan un cheque en blanco al PSOE de Jaén. Y no, es a la provincia, a la que, como les ha pedido Jaén Merece Más, y lo aplaudo, deben 100 millones de euros, la misma cantidad que Moreno Bonilla ofreció al COLCE para su instalación en Córdoba. Aquella historia de la que nadie ha querido hablar porque había muchos intereses encontrados, pero en la que la Junta jugó a dos barajas, dio a entender que estaba con Jaén, de hecho envió a Juan Bravo de embajador, pero rápidamente el entonces consejero de Hacienda hizo mutis por el foro, esquivó las fotos porque ya sabía de antemano que había una operación sellada para Córdoba. El Gobierno de España no ha pedido perdón por aquella afrenta, pero la Junta, que estuvo en esa operación, porque posee la Alcaldía de Córdoba, tampoco lo ha hecho. Los 100 millones nos los debe. Ahora, en unos días, veremos qué presupuestos nos ofrece para 2026. Estamos muy expectantes.
Bueno, al grano. La Junta anuncia que a principios del nuevo año 2026, después de que previamente se adjudiquen los contratos de mantenimiento y operación, se pueden iniciar las pruebas en blanco del tranvía de Jaén “si todo va bien y si contamos con los plazos adecuados”, en palabras de la consejera, Rocío Díaz, que ha venido a hacerse la fotico de rigor con su gente y algunos representantes municipales. Cuando dice “si todo está bien” ya nos echamos a temblar porque no verá el camino lo suficientemente despejado. Ella misma ha dicho, a quien ha querido escucharle, que no ha venido para señalar al responsable del tiempo perdido, pero sí ha enviado una andanada al Ayuntamiento, del que dice que no ha puesto un euro para el tranvía, cuando el Consistorio le reclama 4,5 millones de euros que el gobierno andaluz, indica, “ha cobrado doblemente” al Consistorio y vía fondos europeos Next Generation, para la puesta a punto de la infraestructura. En fin, un historión, un enorme despropósito el dichoso tranvía. El día que eche a andar, si finalmente lo vemos, lo deberían hacer fiesta local, porque nos sorprenderá a los jienenses, ya tan incrédulos, pero más a los visitantes, que nos han trasladado su asombro, somos conscientes de haber sido el hazmerreír y vamos a seguir siéndolo un poco más porque todo lo que sea alargar la espera favorece las críticas, totalmente merecidas. Lo dicho, el tranvía define muy bien una manera de ser y de estar.
Foto: Los vagones del tranvía a la espera de que en algún momento llegue la hora de la verdad. Por lo pronto parece que hay que seguir esperando. (JUNTA DE ANDALUCÍA).


