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El coronavirus sigue siendo ese intruso molesto que ha hecho algún amago por aquí, pero a Dios gracias la histeria se ha quedado en el desfogue inicial en busca de la mascarilla, aunque no hay mal que por bien no venga, las industrias que las fabrican, como una de Alcalá la Real, hacen su agosto. En los últimos días ha habido un cierto debate sobre si conviene mantener actos de cofradías como besapiés o besamanos a las imágenes. El mundo cofrade parece no haberse dado por aludido, a excepción, que se sepa por ahora, de la parroquia de San Ildefonso que ha suprimido estas expresiones devotas. Por el momento el masivo besapié a la imagen de Nuestro Padre Jesús, El Abuelo, se mantiene sin novedad. En los tiempos en que estamos este tipo de prácticas no tienen mucho sentido, hay muchas maneras de exteriorizar la fe y la devoción por las imágenes sin necesidad de que la gente acuda en cola a besar a los santos, creando problemas de higiene y también deterioro de las tallas. La jerarquía eclesiástica debería suprimir estas costumbres. Por lo demás se extienden hasta Jaén las normas generales que se están dando por el Gobierno y por diferentes instancias oficiales y privadas para evitar el contagio. Un juez ya ha suspendido los saludos previos a los juicios, diferentes colectivos están anulando actos donde se iba a congregar un determinado número de personas, por ejemplo el Colegio de Enfermería que no hará la celebración de su fiesta patronal y el Foro Jaén de Opinión y Debate que ha cancelado un acto previsto para el día 9 donde se iba a tratar sobre el cáncer. Es seguro que estas medidas van a ser secundadas en aras de una mayor tranquilidad, porque no es que haya alarma pero con el caudal de información que a diario se transmite sí hay cierto desasosiego, que además es bastante lógico.

Me gustó el discurso de nuestro Santi Rodríguez en el acto de entrega de las banderas de Andalucía en Jaén, por su emotividad, pero sobre todo cuando hacía una llamada a espabilar. Nadie nos va a regalar nada, el porvenir hay que conquistarlo, pelearlo. Y todas las formaciones políticas, las veteranas y las modernas, alardeando de andalucismo, he leído incluso declaraciones de políticos de nuevo cuño arrogándose un trabajo duro en favor de nuestra comunidad, parece que lo están inventado todo. Qué fácil es a recurrir a la palabrería y, con qué arrogancia se jactan de estar entregados por este territorio nuestro, Jaén, y resulta que casi todo son brindis al sol.

Por supuesto, una semana más, el Gobierno de Pedro Sánchez nos deja sin los 220 millones de la ITI. Lo voy a estar recordando continuamente hasta que llegue. Soy pesimista, al tiempo que me duele esta actitud tan pasiva en la cuenta atrás para ordenar los proyectos de la Inversión Territorial Integrada. Si la Junta hubiera actuado con la misma indiferencia habríamos perdido los 443 millones de euros que le corresponden a la provincia. Pero no hay que desesperar, todavía es posible que esta oportunidad histórica se nos vaya de las manos.

Comprometerse. Es lo que lleva haciendo tres años la plataforma ciudadana “Jaén Merece Más”. Y ahí está, por lo menos algunos de los que pusieron la cara en los primeros instantes, siguen inasequibles al desaliento. Ha habido bajas, no todo el mundo está acostumbrado a resistir, resistir es duro, sobre todo cuando hay que sufrir las embestidas del descrédito y la indiferencia por parte de quienes llevan años, qué digo años, siglos, anclados en la zona de confort en una provincia siempre tan sumisa con los poderes, y no me refiero solo a los políticos, sino al conjunto de ellos y a la imagen que siempre dimos de abdicación.

Un tema de hoy mismo, la huelga en la enseñanza pública andaluza convocada por los sindicatos con el apoyo de las ampas a costa del nuevo decreto de escolarización, que el gobierno andaluz y su Consejería de Educación justifican como una actualización del sistema y la reordenación de líneas a causa, entre otras razones, del descenso de natalidad, y que los convocantes rechazan por entender, primero, que no nace del consenso, y segundo, porque lo consideran que es una concesión sin más a los centros concertados. El consejero Imbroda ha hablado de una huelga ideologizada, pero las organizaciones que promueven la huelga no opinan distinto porque las nuevas medidas del gobierno andaluz las consideran un ataque a la educación pública. Hablan de ideología, pero ¿qué es cualquier acción que emane de un ejecutivo, el que sea? A estas alturas de la democracia no pretenderemos hacernos a la idea de que nos representan señoras y señoras que han sido nombrados, como en el anterior régimen, por el tercio familiar. Todo es ideología, lo que hacen unos y lo que hacen otros, también las medidas que afectan a la enseñanza lo son. No me gusta para nada el panorama educativo y que los gobiernos se pongan a decidir como ayer el Consejo de Ministros en una ley que también será de unos contra otros. Qué falta nos haría un Pacto de Estado por la Educación que se ha resistido y se sustituye porque cada partido que llega al gobierno trata de imponer su ley si tiene mayoría. En las comunidades autónomas, en el ámbito de sus competencias, ocurre exactamente igual.

Pero en lo concreto, el seguimiento de la huelga en la provincia ha sido muy desigual, desde luego no se puede decir que haya sido un clamor, ni en las aulas, con sus excepciones, porque ha habido centros con el cien por cien de respaldo en profesores y alumnos, pero lo normal se corresponde con una participación media. Teniendo en cuenta los numerosos apoyos de todas las organizaciones convocantes, tanto la huelga en sí como la manifestación en Jaén, que en cierto modo hay que apuntarlo como decepcionante, se han quedado en una expresión mucho menor que toda la propaganda que en estos días se ha suscitado y que hacía pensar que la respuesta sería masiva. No digo que esto sea bueno porque es probable que sea utilizado a su favor por los impulsores de la reforma y se les llegue a subir a la cabeza, pero esta y no otra es la realidad, compartida con el resto de la comunidad autónoma, más o menos en la misma sintonía. 

Dicho esto, hay materias, y la educación es una de ellas, especialmente sensible, en las que debe prevalecer el acuerdo, el consenso. Es difícil y está por ver, lo sé, pero cualquier gobierno la primera obligación que tiene a mi juicio es asegurar y anclar la educación pública de calidad y, conseguido esto, o en paralelo, respetar y crear cauces de entendimiento para garantizar el derecho y la libertad de las familias sobre la educación, de manera que sobrevivan los modelos diferentes, por supuesto la concertada. Y esto se puede trasladar a otras esferas donde tienen que convivir lo público y lo privado, pongamos el caso también muy sensible de la sanidad. No se puede legislar con la primera ocurrencia o para dar satisfacción al graderío. La enseñanza es un asunto muy serio y delicado. No nos dividan más de lo que ya estamos. 

Hoy han tomado la calle los docentes y en los próximos días serán las mujeres. Los movimientos feministas calientan motores preparando los actos del día de la mujer del próximo domingo, día 8. Las instituciones, unas más que otras, la Diputación a la cabeza, echan toda la carne en el asador en la programación de actos. También en Jaén se baja el listón con respecto a la batalla del 8M del pasado año. No es que hayan desaparecido por arte de magia los problemas y las reivindicaciones. Sí ha cambiado el escenario político, entiendo que la calle es también muchas veces, y no es una crítica, sino una evidencia, una expresión libre de las diferentes maneras de contemplar las sensibilidades sociales. Pero hay una realidad indiscutible que solo se refuta desde la ignorancia o la arrogancia, o directamente desde el simple machismo, y es que seguimos poniendo trabas a la igualdad de la mujer, y en Jaén lo sabemos bien porque empieza por el propio mercado de trabajo. A veces se nos llena la boca de palabras y conceptos que no representan con fidelidad el paisaje real. Dicho de otra manera más directa: estoy con ellas y por ellas.  

Un dato para añadir a la lista kilométrica de agravios que nos distinguen. Jaén es la provincia con menor tasa de residentes entre todas aquellas personas que nacieron en nuestro territorio. De todos los nacidos en la geografía del Santo Reino solo viven aquí el 60,1%, el resto están el 8% en Barcelona, el 7,4% en Madrid, el, 3,2% en Valencia y el 21,2% en otras provincias. Son datos sacados del padrón del pasado año del Instituto Nacional de Estadística. Somos la provincia con menos arraigo de su gente. Málaga, por ejemplo, que está a la cabeza, tiene casi un 86% y muy cerca están Sevilla y Cádiz. Para que luego nos discutan si estamos o no en la España Vaciada. Hay otro Jaén fuera, analizar estos registros es doloroso. Y para seguir con la angustia, basta con añadirle el paro registrado en el mes de febrero cuyos datos se conocieron ayer, y mal que nos pese, volvemos a encabezar el ranking de desempleo en toda España. Vergonzoso el papel de los políticos, como es costumbre, al valorar el mal endémico de Jaén. Pero están y estamos anestesiados. Ayer el drama y hoy todos pasando página hasta el mes que viene… 

Dejo para el final la metáfora de la semana. La Muestra de Cine Inédito Español que promueve la Diputación y que ha sido un nuevo éxito, se ha atrevido a traer a Jaén para proyectarla públicamente la que se considera una de las películas singulares del año cinematográfico, “Ventajas de viajar en tren”, de Aritz Moreno, cinta que presenta un laberinto en el que la realidad y la ficción se entrelazan para formar un complejo e hilarante caos. Modo ironía, qué valor tienen los programadores. Se merecen un Goya de Honor, por lo menos al buen humor, aunque suene a sarcasmo.

 

(Resumen del comentario emitido al mediodía de hoy en la programación de Onda Cero Jaén, en la columna habitual de los miércoles)

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