Por FERNANDO MIRAS MORENO / Vaya por delante que, con este escrito, no se pretende hacer ninguna crítica contra nadie, sencillamente lo que se intenta es “romper una lanza” en defensa de la poesía y de los poetas que escriben un tipo de poesía diferente a la clásica, pero tan válida como ésta. Me estoy refiriendo, claro está, a la poesía de verso libre.
La poesía, todo tipo de poesía, es la manifestación literaria que refleja sentimientos, da igual cómo esté expresada formalmente.
Para el maestro Machado, don Antonio, la poesía es “un diálogo íntimo del hombre consigo mismo en el que el poeta aborda, desde una perspectiva personal las grandes preocupaciones del ser humano”, y según sus propias palabras, en el prólogo de sus Poesías completas dice Machado: “Pensaba yo que el elemento poético no era la palabra por su valor fónico, ni el color ni la línea, ni un complejo de sensaciones, sino una honda palpitación del espíritu… lo que dice el alma si es que algo dice, con voz propia, en respuesta animada al contacto con el mundo”. En algún sitio, leí una vez lo siguiente: “la poesía podía ser formal, académica en su forma, pero también puede no serlo; lo que sí debe ser es sentimiento”. Y eso es lo que debe importar para poder hablar y opinar sobre lo que escriben los autores de poesía.
Sin embargo, hay quien, arrogándose el derecho de ser el depositario de la “verdad poética”, piensa (cree) que “el sentimiento poético” sólo se puede plasmar de acuerdo con los cánones de la métrica clásica, tradicional; y si no escribes de acuerdo a éstos, tu obra no se puede incluir dentro del género poético.
No puedo estar de acuerdo con este planteamiento, lo haga quien lo haga, o lo piense. Se puede considerar autor de poesía tanto a unos como a otros, a quienes escriben de acuerdo a las reglas que rigen la métrica clásica como el que no las siga.
Tan bueno puede ser un soneto, una décima o una octava real como un poema escrito sin tener en cuenta las estrofas tradicionales. Lo que debe primar, ante todo y en ambos casos, es que sean depositarios de una carga de sentimientos que haga vibrar la sensibilidad del lector o al que lo esté escuchando, pues la poesía es sentimiento, de acuerdo con Machado.
No soy partidario de que para quedar bien y ser considerado dentro del mundo poético, tengas que hacer, por ejemplo, un soneto, metiendo “con calzador” palabras que, aunque consigas obtener con ellas el número de sílabas y que rimen, no digan nada acerca del sentimiento que se quiera expresar.
Dentro de la poesía encontramos mucho “ripio”, pero lo hay tanto en un lado como en el otro. Lo que hay que saber es manejar el léxico más adecuado, por su significado, en relación con la idea que se quiere transmitir, y que tenga una cierta musicalidad que dé armonía al poema.
F. M.
Foto: Monumento a Antonio Machado, en Baeza.



