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Por ANTONIO GARRIDO / La política, como las bicicletas, es para el verano. De hecho llevamos unos cuantos veranos que se mete de por medio y perjudica a lo más sagrado para la mayoría de los españoles, los que se la pueden costear, las vacaciones. Este fin de semana estamos pendientes de los dos principales partidos, el PSOE que celebra la anunciada reunión de su Comité Federal y el PP que está de congreso. En ambos casos Jaén está presente de una u otra forma. Por lo que respecta a los socialistas, como ya indicábamos ayer, y estaba cantado, Pedro Sánchez acomete un plan de regeneración en el partido, a su estilo, forma y manera, que supone quitar de la circulación a todas las personas que pudieran haber estado relacionadas con los personajes centrales de las tramas de corrupción. Le coge de lleno al que ha sido número dos de Santos Cerdán, el bedmareño Juan Francisco Serrano, que de golpe y porrazo pierde todos los galones que lo habían colocado en una alta función dentro de la fontanería del partido, presente en todas las negociaciones, incluidas las que se llevaron a cabo para la investidura de Sánchez, como hemos podido ver por televisión reunidos con Puigdemont, por tanto ha sido un testigo directo de la vida interna del PSOE.

También ha pasado por ser el hilo directo con los temas de Jaén, desde el Cetedex hasta las negociaciones para la moción de censura en el Ayuntamiento capitalino. El proyecto del Cetedex, como quiera que es una acción del Ministerio de Defensa y está en marcha no parece que haya que temer ninguna incidencia, y en cuanto a los acuerdos para el pacto municipal entre PSOE y Jaén Merece Más, que a mi modo de ver va solo regular porque seis meses después se ha avanzado bastante poco, a pesar de que los protagonistas vendan euforia de vez en cuando, no es posible señalar por ahora si se va a ver afectado. Serrano ha tenido muy mala suerte al dar con Cerdán, al que por cierto le debe su ascensión política, porque el diputado jienense está muy relacionado con la circunscripción de la que era diputado el hasta hace bien poco secretario de Organización socialista, cargo que Sánchez ha adjudicado en esta nueva etapa a una mujer, Rebeca Torró.

El Partido Popular está de congreso y Núñez Feijóo se encuentra en un momento ilusionante porque si a día de hoy hubiera elecciones muy probablemente se ganaría La Moncloa, cuestión distinta es que Sánchez se lo va a poner difícil, no parece que por su cabeza ronde la idea de abandonar el poder, aunque las encuestas dicen que hay una legión de españoles que le demandan elecciones. Volviendo al PP, al cónclave asisten alrededor de cien compromisarios de la provincia, y entre los anuncios que pueden afectarnos figura el anuncio, que hoy se ha conocido, de que Feijóo pretende reforzar a Juan Bravo, que parece que no ha tenido el sitio para el que fue llamado a Madrid desde Andalucía, pero que con trabajo ha logrado ganarse la confianza del presidente y figurar en su núcleo duro, en este caso como hombre fuerte en materia económica desde la responsabilidad de la Vicesecretaría de Hacienda, Vivienda e Infraestructuras. Bravo tiene fama de moderado y se coloca en línea de salida hacia un Ministerio en el momento en que el Partido Popular se haga con el poder, que llegará antes o después.

Foto: Hoy se cumplen dos años de la toma de posesión de Nicolás Ruiz ante el presidente de la Junta.

Cambiando de asunto hace dos años, tal día como hoy, 4 de julio, tomaba posesión de su cargo en el Palacio de San Telmo de Sevilla, el que entonces había sido reelegido rector de la Universidad de Jaén, Nicolás Ruiz Reyes. Lo hizo ante el presidente de la Junta, Juanma Moreno Bonilla y existía bastante expectación ante lo que diría en su discurso dado que en la campaña que le llevó al cargo recién estrenado no regateó críticas contra el modelo de financiación que estaba afectando tan negativamente a la UJA y por tanto su actitud era un clamor constante de apoyo inequívoco a la fortaleza de la institución universitaria. Probablemente haya sido la intervención más reivindicativa, incluso exigente, que un rector haya formulado ante el máximo responsable de nuestra comunidad autónoma, por tanto dijimos en aquel momento y recordamos ahora, dos años después, que fue un acto de coherencia, los hechos se correspondieron con el fragor de la batalla de unas elecciones reñidas en las que Nicolás Ruiz marcó la diferencia y aunque la comunidad universitaria no es especialmente combativa, más bien diría que en términos generales queda muy al margen de los grandes retos internos, ajena al debate y a la implicación, no solo en el profesorado, también entre los alumnos, y lo he podido comprobar directamente en toda su existencia, pero de un modo especial en los últimos años, en cambio sí había un núcleo activo consciente de la oportunidad del momento, de los riesgos aparecidos en el comportamiento económico, en un modelo completamente lesivo que nos relegaba a un segundo plano, sabedor de que para la UJA no todo vale y que treinta años después de su creación, ya son 32, dentro de una línea ascendente porque ha ido creciendo con normalidad, con grandes satisfacciones y algunas adversidades, como cualquier empresa y esta lo es y muy importante, Nicolás Ruiz, aunque tuvo que acudir a la segunda vuelta y medirse con otro buen candidato como era Juanma Rosas, salió elegido, y pienso que lo que sus votantes valoraron en última instancia fue precisamente el argumento diferencial con respecto a sus compañeros en la aventura del Rectorado, la valentía para enfrentarse directamente con el poder, es decir, poner a la UJA y a la provincia por encima de otros intereses, y hacerlo ver públicamente de una manera tan visible.

En la Junta, concretamente en la Consejería de Universidades, de la que es responsable el exrector de Córdoba, José Carlos Gómez Villamandos, es obvio que Nicolás Ruiz no era el candidato favorito, pero hay que asumir la decisión de los electores de la comunidad universitaria. Lo dijo con toda claridad, que el famosísimo “Modelo Velasco”, por el que todavía algunos estamos esperando que pida perdón el PP de Jaén que lo defendió a capa y espada, todos, incluido el antes citado Juan Bravo, generaba desequilibrios y penalizaba a la Universidad de Jaén, no tenía en cuenta sus méritos y sembraba una inquietud generalizada en la comunidad universitaria y en la sociedad, razón por la cual demandaba un nuevo modelo con voluntad política y recursos, en favor de un sistema público andaluz de universidades cohesionado y fuerte que propicie la colaboración en lugar de la competencia entre ellas.

Ya en aquel momento, pero había sido otra clave de la campaña, no solo pedía financiación adecuada y justa para atender las misiones encomendadas por ley a las universidades, que son las tradicionales de formación, investigación, proyección de la cultura y transferencia del conocimiento, sino que en el caso de la UJA, para que Juanma Moreno le escuchara, añadió más, “su contribución al desarrollo y transformación económica, social y cultural de la provincia”, como viene explicitado en el preámbulo de la ley de creación de 1 de julio de 1993. Al relatar las fortalezas de la UJA, logradas en sus primeros 30 años de existencia, demandó un proyecto y un modo para hacer crecer a la Universidad de Jaén, asegurando sus avances y proyección nacional e internacional. Insisto, en aquel mensaje de firmeza reclamó lo que a la UJA le corresponda en justicia y por méritos propios, eso sí, evitando el conformismo y la autocomplacencia, Y dirigiéndose al consejero Villamandos le pidió sensibilidad con las demandas de la Universidad y de la sociedad de Jaén, buscando la convergencia y los equilibrios necesarios en el seno de las universidades públicas andaluzas.

Ahí fue donde anunció vicerrectorados específicos, como el de Igualdad, Diversidad y Responsabilidad Social, o el de Desarrollo Territorial, en este caso para incrementar el impacto en la provincia, mantener el liderazgo social y reclamar a las administraciones proyectos transformadores como puede ser el Cetedex. Y todo ello, en palabras del rector que son fáciles de compartir, para así poder contribuir a que la provincia de Jaén sea una tierra más próspera, más igualitaria socialmente y con mayores oportunidades para nuestros jóvenes que eviten la diáspora de talento autóctono. A Nicolás Ruiz no le faltó un ofrecimiento sincero, lealtad, pero a cambio pidió que debería ser recíproca. En Sevilla, por no ser suficientemente sumiso y adicto, nada más que a la UJA y a Jaén, asumieron que tendrían que lidiar con un “rector incómodo”.

En aquel acto el presidente de la Junta, previamente informado, ya empezaba a decir, en un gesto de buena voluntad, que Jaén no podía estar lejos de la acción política de la Junta, reconoció que si hay una institución clave para propiciar el despegue de la provincia esa es la Universidad, y el resto de sus palabras fue justificar que no existen varitas mágicas, que lo que hay son recursos limitados y existe la obligación de hacerlos productivos. También dijo que se volcaban con todas las universidades y la de Jaén les merece tanto respeto como las que tienen siglos de historia. Pero en aquel momento, y lo tengo anotado, el presidente también hizo una llamada a la resignación, pero sin más. Con el tiempo se va entendiendo. Días después, el 14 de julio, la toma de posesión fue en Jaén, en el Aula Magna, y ante el consejero Villamandos, Nicolás Ruiz hizo uso de la palabra en términos similares a los de Sevilla, otra vez a la carga con el nuevo modelo de financiación “con recursos y voluntad política” y en un marco de certidumbre que permita programar y planificar el futuro. El consejero se abanicaba mucho por el calor y creo que en parte porque no esperaba por dónde le podría saltar un rector que desde el principio se había puesto en modo activo, no el enfrentamiento por el enfrentamiento y sí la defensa a ultranza de la dignidad de la UJA y de la provincia.

Lo que ha ocurrido después, y hasta el día de hoy, es suficientemente conocido, la Junta incumpliendo sus compromisos sistemáticamente, empezando por el modelo de financiación en el que no es capaz de cumplir lo que promete, pero ahora se enfrenta a la rebelión de los rectores, todos a una, como en las últimas horas lamentando que haya dos varas de medir en la evaluación de las universidades, beneficiando a las privadas, que en la etapa PP están creciendo como hongos, pero en el marco de un panorama en el que el sistema universitario público está seriamente descuidado, el malestar de los rectores es el mejor exponente, y eso a pesar de que han intentado por todos los medios el diálogo y la negociación, sin resultado. Lo último que nos afecta muy directamente es el informe desfavorable de una Agencia Evaluadora que no parece merecer mucho crédito, negando a las universidades de Jaén y Granada el Grado de Ingeniería Biomédica. La Junta se ha puesto algo nerviosa con las críticas generalizadas que se están produciendo, pero cada vez está más claro que ha habido un claro favoritismo y que cuando llegue el plácet para las universidades públicas de Granada y Jaén ya será tarde, porque la privada Loyola se habrá beneficiado del primer año con captación de los primeros alumnos. A estas alturas la Junta no tiene que dar explicaciones, la define su hoja de ruta. Y es muy normal que todo Jaén, con el rector al frente, defendamos lo que en justicia nos corresponde.

Nicolás Ruiz, repite constantemente que hay que exigir para Jaén “gobierne quien gobierne” y ha logrado, porque en parte tiene que ser su papel, que la UJA con su prestigio y su independencia sirva de árbitro o pegamento en determinadas situaciones, en bálsamo para superar enfrentamientos históricos que tienen culpa tantas veces de la parálisis de Jaén. Lo ha hecho en el Cetedex, en el Plan Estratégico, y en todos cuantos lugares la Universidad es convocada. Donde esté la Universidad allí hay que invertir en futuro y sin pérdida de tiempo, esa es también una contribución al Desarrollo Territorial y otra que dará que hablar el protagonismo de todas las ciudades y pueblos que van a poder contar con su Universidad a la hora de pensar en grande.

Nada hay en Jaén más importante que la Universidad, por eso es bueno observar que demuestre su alto grado de entusiasmo en el compromiso con mejorar el futuro de las próximas generaciones de jienenses. La UJA ha definido ya un estilo, se ha posicionado como un instrumento que quiere ser punta de lanza de toda una provincia y que está formando precisamente a unas generaciones que en lugar de salir fuera deberían ser, y nada nos agradaría más, las que cogieran el timón de esta provincia que tiene derecho a un futuro de progreso y modernidad. El gran objetivo, al que no ha renunciado la UJA, y ojalá que podamos verlo hecho realidad, es que el talento que sale de Jaén se quede en nuestra tierra. Ya sabemos que no es fácil y que se escapa por completo a la voluntad exclusiva de la institución y depende de otros factores económicos y sociales del territorio, del entorno, pero al menos consuela comprobar que la Universidad no está de brazos cruzados y que a través de sus proyectos estratégicos, incluso de sus lemas, está animando a Jaén a que cuente con su UJA porque su UJA no tiene más misión que la de ser útil a los intereses de la provincia.

También ha sido un año en el que no ha habido tiempo para el descanso, menos mal que llega el verano. Ha habido buenas noticias para la UJA, como la mejora en los rankings nacionales e internacionales, por ejemplo es un orgullo que estemos en lugares de privilegio entre las 300 mejores universidades jóvenes del mundo y la primera entre las andaluzas. Mejoramos también el ranking nacional, incluso la revista Forbes nos sitúa entre las veinte mejores universidades españolas. Y no podemos olvidar la importancia de su proyección internacional. Pero sobre todo, insisto en que cada vez que escuchamos hablar al rector, de lo que sea, siempre traslada su inquietud por el presente pero también por el porvenir, y lo hace con fuerza, convencido de que dice lo que siente. Mientras esa sea su hoja de ruta merecerá todo el crédito. Lo mejor de todo es que nuestra Universidad siga exhibiendo esta solidez de la que actualmente goza, que es lo más grande que se puede decir de ella. Vamos a por los cuatro años siguientes, con la esperanza de que todavía lo mejor está por llegar.     

Y parece que fue ayer y ya han pasado 22 años del 3 de julio de 2003 cuando las ciudades de Úbeda y Baeza fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad. El secreto de las dos maravillosas ciudades es que en ningún momento se vinieron abajo en su sueño. La Unesco le negó en una primera ocasión, le puso pegas, pero lejos de amilanarse, un equipo competente, con Pedro Galera como impulsor del expediente, lograron volver a ilusionar a las dos poblaciones y a la segunda oportunidad consiguieron el propósito porque lejos de desfallecer, no faltó el impulso, el ánimo, la ilusión. En este tipo de objetivos tan importantes, y es en lo que debiera tomar nota la capital, hay que tener claro que no se pueden tener en cuenta las adversidades, porque cuando no hay fe en un objetivo, sin el apoyo de un clamor popular, cualquier proyecto está condenado al fracaso. Por tanto mi enhorabuena renovada a las tan queridas para mí ciudades de Úbeda y Baeza, Baeza y Úbeda.

Cierto es que las dos ciudades merecían el reconocimiento de que fueron objeto por ser emblemas del Renacimiento, pero han sabido durante todos estos años mantener con dignidad los títulos de que fueron dotadas, Patrimonio de la Humanidad, que han confirmado plenamente hasta el día de hoy, y no faltan ambiciosos proyectos de futuro. Ahora no hay más que darse una vuelta por cualquiera de las dos espectaculares poblaciones monumentales para observar los cambios que se han experimentado y el orgullo que tienen sus moradores y toda la provincia, que sentimos envidia sana de un proceso ejemplar. En estos días se celebran fastos, en efecto hay un antes y un después del 3 de julio de 2003, han aumentado los visitantes de manera exponencial, y no se sienten defraudados, todo lo contrario. Al descubrir Úbeda y Baeza los enamorados de lo bello empiezan a formularse preguntas tras quedar embelesados por la ciudad baezana y completamente impresionados en la ubetense. Se trata de dos ciudades orgullo para todo el mundo y el tradicional señorío de los dos pueblos de La Loma se ha tornado ya en excelencia.  

Foto: Juan Francisco Serrano (PSOE), a la izquierda, y Juan Bravo (PP), a la derecha.

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