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Por ANTONIO GARRIDO / En una asamblea convocada para mañana, viernes, la federación vecinal “Objetivos Comunes” (O.CO) estrenará un nuevo presidente que va a ser el que actualmente preside la asociación del barrio del Tomillo, Francisco Jesús Zuheros. Tras ocho años al frente del movimiento vecinal deja su cargo, por voluntad propia, Pepi Alcántara Buendía, de la que hay que valorar su esfuerzo, dedicación y lucha permanente, sobre todo por unir a una fuerza social que ha ido perdiendo influencia en los últimos años, unas veces a causa del desinterés de la política, que en tantas ocasiones ha ido relegando a las asociaciones de facto, aunque las utilizara a conveniencia, y otras por no haber entendido las mismas asociaciones que precisamente su fuerza radica en la unión, al menos en lo fundamental, no se trata de obligar al pensamiento único, pero sí a entender que solo hay una forma de obtener logros, estar todas las asociaciones unidas, y lo esencial es una ciudad cohesionada, en la que todos los barrios sean tratados por igual y exista una sola voz para plantear ante el Ayuntamiento y las demás instancias propuestas y alternativas a los desafíos de esta capital, los grandes y los pequeños, porque todos suman.

A Pepi Alcántara la hemos visto y oído clamar porque a pesar de la ardua tarea impuesta por ella y su equipo no ha logrado superar una etapa de crisis, sin duda el mejor escenario para quienes ostentan el poder, porque lo mismo que en todo momento ha habido y hay asociaciones más dóciles, otras no han consentido plegarse fácilmente a los criterios impuestos, y han sido relegadas por ello, conocemos la historia, es decir, las historias desde que el movimiento vecinal se puso en marcha hace ya casi cuarenta años, con asociaciones muy comprometidas como fueron “Passo”, en el Polígono del Valle, una de las pioneras, y la propia del Tomillo, con el inolvidable Pedro Expósito, que acudía a los plenos, donde entonces se daba la palabra al sentir ciudadano, y desde la sencillez ofrecía lecciones de implicación al tiempo que enseñaba a los políticos cómo debían articular la ciudad. Eso ocurría al principio de la democracia, pero con el tiempo hemos ido hacia atrás, en general ahora es diferente la práctica política y la participación ciudadana pasa a estar también bajo control.

¿Dónde anda metido el movimiento vecinal? No me refiero a las asociaciones de vecinos que trabajan por sus barrios, que es la primera de sus obligaciones y responsabilidades. Mi pregunta va orientada al movimiento vecinal que como sociedad civil organizada en sus asociaciones y formando parte de una federación han sido en muchas ocasiones elementos activos en la defensa de los temas de preocupación ciudadana. Lo comentaba no hace mucho con Pepi Alcántara, que ha representado con mucha dignidad al colectivo y que ha venido anunciando un paso atrás en esta responsabilidad, un ejemplo entre muchos, en la protesta que hubo en su día por parte de la Plataforma en favor del Parque de La Alameda, se encontrara ella sola, y así ha ocurrido en diferentes momentos en los que estaban en juego preocupaciones para el impulso de Jaén como ciudad que debe avanzar, nunca retroceder. Es difícil de entender, sobre todo cuando en determinados momentos de la historia reciente de Jaén el movimiento vecinal ha sido pieza clave, lo fue en el Colce, pero también me vienen a la memoria las acciones que se desarrollaron en la etapa de María Cantos, incluso antes.

Hubo un tiempo con tres federaciones vivas en las que esta sana competencia constituía, pese a sus desencuentros, un gran activo para la ciudad, porque el movimiento vecinal era una especie de perro de presa para el buen funcionamiento de la democracia municipal. Pepi Alcántara ha dignificado su cargo, se ha multiplicado para estar en todos sitios y dar la cara, le distingue, aparte de su sencillez, humanidad y empatía, un toque de moderación contenida, pero su actitud en estos ocho años ha sido la de no casarse con nadie, y hablar con todo el mundo. Merecía más respaldo, pero se ve que son malos tiempos para el compromiso, al menos en esta instancia.

Y luego está la política que llega a abducir a los colectivos y a las personas, de tal manera que a veces la propia presidenta se ve en la necesidad de explicar que acude a una convocatoria a título personal. Esta no es una crítica al Ayuntamiento, que por supuesto se le pueden hacer, por el contrario hoy quiero romper una lanza por algunos concejales y concejalas, que le han dado vida a su área. El problema es que este Jaén nuestro se mueve por estímulos y tiene un comportamiento cíclico, unas veces se activa y otras se adormece, entra en ese mal tan antiguo de la indolencia. Una pena, porque un movimiento vecinal vivo es imprescindible en una ciudad con aspiraciones. Y un Ayuntamiento, aunque a veces reciba críticas, lo necesita, plural, responsable y comprometido. Su pasividad es un mal síntoma, esto es una evidencia,.   

Recuerdo ahora el paso de Pepi Alcántara por un encuentro en el Foro Jaén de Opinión y Debate en el que se trató del Jaén que tenemos y el Jaén que queremos. Ella, tal como es, valiente y clara como el agua, transmitió una imagen bastante pesimista de la ciudad y de su movimiento vecinal,. sálvese quien pueda, salió a relucir la insatisfacción que lleva dentro, hizo un recorrido por la ciudad tan exigente como real y propio de su responsabilidad. Ahí, en directo, descubrí el carácter y la personalidad de esta gran mujer, que no se amilana ante las adversidades, por el contrario se crece en ellas y me dio una impresión muy favorable y de acuerdo con su propia responsabilidad. Empezó por aludir a la suciedad, que en determinadas zonas es crónica, para relatar que en Jaén hay barrios de primera, de segunda y de tercera, y que en su opinión hay distinto trato por parte del Ayuntamiento. Afirmó también con rotundidad que el propio Ayuntamiento no considera a las asociaciones vecinales, salvo en momentos puntuales y por puro interés, que parezca que cuenta en aras de la participación ciudadana y, por ende afirmó con toda rotundidad que Jaén se ha convertido en un gueto. Denunció que las calles de San Juan y La Magdalena no le hagan honor a estos barrios, haciendo referencia a algunos de los proyectos contemplados para el casco histórico que duermen el sueño de los justos.

Volviendo a los políticos, criticó que solo se acuerdan de los vecinos cuando llegan las elecciones, pero para prometer y “hacerse la foto”, y lamentó que haya muchos problemas estancados, entre ellos el de las Viviendas Protegidas, “otro gueto, dijo, razón por la cual, y al no darse soluciones, las familias van abandonando el barrio. Pepi Alcántara confesó llevar más de quince años en el movimiento vecinal e hizo el comentario de que en su día la entonces alcaldesa llevó a los representantes de las asociaciones a un tour por la ciudad para visitar lugares como el que iba a ser parque acuático, el que estaba llamado a constituir la sede en Santa Isabel del centro de participación activa para mayores, o el aparcamiento del Hípico, además de las instalaciones del tranvía en Vaciacostales, para dejar constancia de que a día de hoy no se ha avanzado, y lamentar con dolor que unos equipos de gobierno suceden a otros y no se hacen responsables de las actuaciones anteriores, con lo que se produce un gran daño desde el punto de vista económico y de prestación de los servicios, poniendo el ejemplo más hiriente, el del parque acuático, permitiéndose que en cuatro días quedara desmantelado, criticando la falta de responsabilidad política, para llegar a la conclusión de que “tenemos lo que nos merecemos”, aludiendo al fracaso del Plan Colce y la retirada de la denuncia, con el silencio de la ciudadanía, y se preguntó: ¿cómo vamos a conseguir que Jaén avance? Presentó el peor panorama del movimiento vecinal al que pertenece: “Ya no existe, lo que hay son sucursales de los partidos políticos”, mostrando su preocupación porque no se pueda llegar a conseguir el comprometido Puerto Seco, porque su destino eran precisamente los terrenos cedidos para el Cetedex. En unos minutos ilustró con un diagnóstico impresionante, tristemente real. Un desahogo emocional en toda regla, Pepi Alcántara en estado puro.

Volvió a comentar que “el Ayuntamiento no escucha al movimiento vecinal” y se van cerrando asociaciones porque no obtienen ayuda, el compromiso económico hace años que desapareció, hay dinero para lo que se quiere a pesar de la ruina, pero para las asociaciones ni un euro, ni al parecer en las actuales circunstancias se pueden mantener las ayudas, y da la impresión de que solo interesan las fiestas, no que “la ciudad se viene abajo”. Para terminar lamentó que no haya alicientes para los jóvenes, que optan por marcharse e insistió en su denuncia de desigualdad entre los barrios de la capital. Este era el diagnóstico, que no crean que es pesimista porque es un reflejo de la realidad, aunque pueda tener sus matices. Últimamente se están retomando las verbenas de barrio, no con la fuerza que tuvieron tiempo atrás, pero estos encuentros festivos pueden ser la oportunidad para el encuentro y el diálogo, también con el Ayuntamiento, y encontrar la manera de impulsar el gran proyecto de ciudad donde ningún barrio debe quedar al margen.

En resumidas cuentas lo que hoy pretendo es dar las gracias como observador pero también como ciudadano a Pepi Alcántara, porque en sus ocho años al frente de O.CO y el doble en el movimiento vecinal, nos ha mostrado el valor de la grandeza de la sencillez. Viene a sumar en la lista de referentes como lo fueron el recordado José Bautista, María Cantos, que ha sido el espejo en el que ella ha querido mirarse porque trabajaron juntas y sabe la pasión que siempre tuvo y sigue teniendo por su Jaén, o, aunque en otro espacio vecinal, Antonio Lozano, personas que han dejado huella, sin olvidar a tantos presidentes y presidentas de barrio como se han ido sucediendo y en bastantes casos dejando grandes legados en pro de sus zonas de infuencia. Pepi se va, pero de algún modo se queda, porque lleva a Jaén en el corazón y además tiene el gusanillo dentro y quién sabe si algún día le llaman y decide dar un paso a la política para seguir los pasos de María Cantos, junto a Miguel Castro y Francisco Díaz, aunque probablemente ese sería un error y tal vez una decepción. Pero es un activo social, la vemos y escuchamos en tertulias de radio y televisión y se debe aprovechar su carisma y el poso de todo cuanto ha vivido y aprendido porque a esta ciudad en edad de merecer se le puede ayudar de muchas maneras, y una de ellas es el compromiso social. Precisamente ella fue un baluarte en el nacimiento de Jaén Merece Más como Plataforma Ciudadana, de hecho en aquellos ilusionantes primeros tiempos era su secretaria y una activista de primera, pero dio un paso atrás al transformarse en partido político y desde entonces no ha ahorrado duras críticas hacia la formación con la que parece que no le une nada.   

Me consta que en las alforjas se lleva alegrías y sinsabores. Entre las primeras, sin duda la oportunidad de conocer mejor a la ciudad y a su gente, ese es un bagaje impresionante que imprime carácter, se ve Jaén de otra manera. En cuanto a lo negativo, en esta mujer sensible y jaenera, seguramente lo que más pese en el balance es haberse quedado también prácticamente sola, con algunos más a los que nos han tachado de rancios, en la defensa de arraigadas tradiciones, como la celebración de las lumbres en la noche del día 16 de enero, que nada tiene que ver con que la popular prueba de atletismo tenga la fecha que convenga. En este aspecto han ganado la batalla los del relato modernista con una serie de argumentos que a la luz de la historia de esta ciudad nos parecen peregrinos, ojalá alguna vez se recupere el peso de la herencia recibida, a día de hoy no ha sido posible luchar contra corriente.

Enhorabuena, doña Josefa Alcántara Buendía, los honores para quien los merece. La naturalidad, el ser buena gente, el amor a Jaén, han dejado el listón alto. Y los mejores deseos para un joven inquieto que toma las riendas de “Objetivos Comunes”, que recoge el legado y ojalá que por el bien de esta capitalidad sepa administrarlo y gestionarlo para que el movimiento vecinal sea un motor que inquiete a los poderes y una a los jienenses.

Foto: Pepi Alcántara, ocho años presidenta de la federación vecinal «Objetivos Comunes». (Jaén ayer y hoy).

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