Por ANTONIO GARRIDO / Ahora que estamos sin Cámara de Comercio, por una suma de pésimas gestiones, tanto de las administraciones tutelantes como de la propia entidad cameral, y la indiferencia de las administraciones de Jaén, y en parte también de los propios empresarios, y a la vista de la Expoliva 2025, la próxima semana, de los días 14 al 17, es de justicia recordar, para que quede constancia de los buenos servicios que en su tiempo prestó la Cámara, para los intereses de comerciantes e industriales, por ejemplo en favor de la proyección del aceite de Jaén. Otro día trataremos a fondo de la desidia de Jaén que se resigna a haber perdido a esta institución y estar expensas de que las cámaras de Linares y Andújar presten servicio a los empresarios de la ciudad, chirría cuando estamos conmemorando la Capitalidad. Pero merece capítulo aparte este nuevo agravio de los gobiernos de la Junta, primero el PSOE y después el PP, que también se había comprometido con lo que no fue capaz de cumplir.
La primera edición de la Feria del Aceite, que durante mucho tiempo se estuvo reivindicando, llegó al fin en el año 1983, como todo el mundo sabe, han pasado 42 años y ahora lo que se va a celebrar es su XXII edición. En aquel año inicial la Cámara de Comercio e Industria estaba presidida por un palentino que quiso a Jaén y se comprometió con esta tierra más que muchos jienenses de cuna, me refiero a Hermenegildo Terrados del Cerro, que ocupó en Jaén diferentes responsabilidades. Si bien lo que hizo el bueno de Terrados, uno de los grandes presidentes que tuvo la institución, como lo fueron por la misma época Antonio Trujillo o Julio Aguilar, entre otros, sin olvidar, ya más cercano en el tiempo, a un personaje emblemático por los años y los servicios al frente de la institución, Francisco Espinosa García Olalla, por citar a algunos. En 1983, después de clamar continuamente a Madrid la autorización de la Feria, se le dio aprobación. Era ministro de Agricultura el socialista Carlos Romero, que se lo tomó con gran interés, aunque en general en todas las instancias y administraciones, tanto fuera como dentro de Jaén, colaboraron al éxito de la primera edición, desarrollada en el recinto Felipe Arche y en gran medida presentada inicialmente como una feria de maquinaria, y medio centenar de expositores.
La Feria del Aceite la demandó reiteradamente la Cámara de Comercio por entender que se trataba de una necesidad sentida de los jienenses. Desde el año 1944 se han encontrado referencias en el pleno de la Cámara en relación con este anhelo empresarial. Sin embargo fue en la sesión plenaria de la entidad, el 28 de febrero de 1953, cuando aparece un acuerdo del siguiente tenor: “El señor secretario da cuenta de la comunicación dirigida al Ilustrísimo Señor Director General de Comercio, en la que se solicita sea concedida a Jaén una feria monográfica del aceite. El pleno queda enterado y complacido de dicho escrito, al cual da su más completa conformidad”. Este es el antecedente que se conoce, treinta años antes de que por fin se concediera, ya en democracia, y a una distancia de 72 años del día de hoy. Para hacer justicia a las personas, hemos querido señalar los nombres de los miembros del pleno que asistieron y prestaron su complacencia con este objetivo para Jaén. Era presidente Esteban Tirado y formaban parte del pleno Salvador Becerra, Ramón Calatayud (padre del que fue alcalde), Juan Cubero, Alfonso Extremera, Pablo Reche, Luis Vargas, Juan Lozano, Antonio Gómez, Saturnino García, José Bernardo y Felipe López. El secretario era Alfonso Montiel, que también en otro momento sería alcalde de Jaén, padre del que con el tiempo también fue secretario, Juan Montiel Bueno.
En la pasada Expoliva, en 2023. se rindió homenaje a Julio de Aguilar Azañón en el marco de Expoliva, al cumplirse entonces 40 años, ya que si bien él no era ya presidente de la Cámara en 1983, sin embargo durante su etapa fue cuando se empezaron a ultimar las gestiones para traer a Jaén la Feria del Aceite. Nadie como él supo lo que tuvo que bregar para impedir que otros territorios que llegaron los últimos se colocaran los primeros, apostó a caballo ganador, pero lo hizo de manera enérgica en una lucha de David contra Goliat, pero Julio, que no se rendía fácilmente, ganó esa batalla. Ya hemos dicho en alguna oportunidad que la petición de una Feria del Aceite había sido demandada desde las décadas del 40 al 70 del pasado siglo, en la propia Cámara, con muy escaso éxito, y en la etapa de Julio de Aguilar ya obtuvo el plácet de las autoridades competentes, por una sola razón, la insistencia y también la exigencia. Se marchó del cargo con la satisfacción del deber cumplido. Acto seguido llegó a la presidencia otro imprescindible, Hermenegildo Terrados del Cerro, y culminó la obra y con la colaboración del entonces ministro de Agricultura, Carlos Romero, y su gobernador civil en Jaén, Francisco Rodríguez Caracuel, y la ayuda y colaboración de instituciones y personas de Jaén, se pudo culminar el milagro de la primera edición en 1983. De aquella ilusionante experiencia nació un proyecto que ha sido tremendamente positivo y que ha enseñado al mundo entero la cara de la ambición de la tierra de Jaén en la defensa de su olivar y su aceite de oliva.
Recuerdo bien la celebración de la primera Expoliva en 1983, en la que el ministro Carlos Romero, que se la tomó muy en serio, destacó sobre todo que esta Feria solo podría celebrarse en Jaén, y uno de sus objetivos tenía que ser “acabar con el pesimismo del sector”. En esto se ha avanzado, pero hay que reconocer que que mucho camino por recorrer. Como antes se indica era gobernador civil de la provincia el granadino Francisco Rodríguez Caracuel y alcalde Emilio Arroyo López; presidente de la Junta de Andalucía, Rafael Escuredo y vicepresidente, José Rodríguez de la Borbolla; delegado del Gobierno en Andalucía, Leocadio Marín, que antes había presidido la Diputación Provincial. Otro jienense, al menos de adopción, Antonio Ojeda, ocupaba la presidencia del Parlamento andaluz.
En los primeros momentos la feria tenía carácter nacional solamente, ya que se pensó que era mejor consolidarla antes de dar el paso a internacional, como así ocurrió. En la primera edición se desarrolló ya el I Simposio, y hubo cita de grandes gastrónomos con nuestro popular Juanito a la cabeza. Como en otras ocasiones durante su trayectoria, la feria del aceite se celebró en vísperas de una campaña electoral, la del 8 de mayo de 1983, y esto hizo que desfilaran por ella no pocos políticos, por ejemplo Fernando Morán, que fue diputado por Jaén,y ministro, clausuró los trabajos del Simposio. Entre los intervinientes se encontraba uno de los grandes jienenses apóstoles del aceite, José Bautista de la Torre, que también hizo incursión en la política.
Hermenegildo Terrados, que fue el gran protagonista de la primera edición, por ser presidente de la Cámara y presidente del comité ejecutivo de la llamada I Feria Nacional Monográfica del Aceite de Oliva e Industrias Afines, y por el empuje y compromiso que siempre le caracterizaba, destacó desde el primer momento que la feria, la Expoliva, era un pretexto para impulsar nuestro aceite de oliva. También se hizo presente el Consejo Oleícola Internacional (COI), que demandaba hacer, en colaboración con el sector, todos los esfuerzos precisos para que el aceite de oliva se convirtiera en un bien de consumo apreciado, pero popular.
Aquella primera feria ya terminó como un éxito, en cientos de millones se valoraron las ventas de aceite y maquinaria. Tras la cita inicial los organizadores que habían participado más otros que se fueron sumando por el camino, se dieron cuenta de que Jaén era capaz de organizar una Expoliva a su medida y es la que hemos visto en los últimos años, de la mano de la Fundación del Olivar y la Institución Ferial, fundamentalmente, totalmente consolidada, con prestigio internacional, con la participación de decenas de países productores, de empresas relacionadas con el sector y del apoyo y el respaldo del mundo olivarero pero también de la sociedad de Jaén, que sabe distinguir que la Expoliva no es un evento más, Expoliva es la joya de la corona, la que da prestigio a la provincia de Jaén en el mundo y la que nos convierte cada dos años en capitalidad, el gran escaparate del olivar y las industrias afines.
Foto: Esta es la imagen que nos encontramos a la entrada a la capital por la carretera de Córdoba, pero que debería estar en todos los puntos cardinales.