Por ANTONIO GARRIDO / La situación real de la provincia, con una enorme cantidad de municipios en regresión demográfica, y, lo peor de todo, la pesimista previsión de estudios acreditados que de aquí a 2040 pronostican una pérdida de casi 45.000 habitantes en el territorio, datos del Instituto Nacional de Estadística que creo que son motivos suficientes para tomarlo muy en serio. En efecto, no podemos esperar sentados a que el futuro nos sorprenda, porque es nuestra obligación reclamar actuaciones y medidas de prevención a las administraciones competentes, y desde luego los poderes públicos no pueden dejar esta herencia a políticos que vengan después, primero porque sería una enorme irresponsabilidad, y, fundamentalmente, porque el Jaén de ahora es el obligado a poner medios para que las generaciones que vienen detrás, empezando por nuestros propios hijos y nietos, se encuentren con un Jaén mejor. Ocurre con mucha frecuencia en la política que los asuntos de mayor dificultad se transfieren, en tantas ocasiones vemos que los políticos no divisan un horizonte superior a las próximas elecciones, cuando lo que hace grande a los responsables públicos es que su obsesión sean las nuevas generaciones. Y sí, ya lo creo que me apunto a la filosofía de no entrar en la dialéctica del lamento, pero tampoco del conformismo, y claro que el futuro puede deparar oportunidades, en una provincia con tantas fortalezas como es la nuestra, pero al mismo tiempo las oportunidades que tuvimos en el pasado viendo pasar trenes en marcha que no hicieron parada en Jaén, esas no volverán y lo digo porque ese discurso de la memoria se olvida fácilmente.
Estamos terminando abril y en el ámbito socioeconómico hay noticias buenas y otras que lo son menos. La buena o la mejorada, los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), que se han hecho públicos, certifican que en el primer trimestre del año 2025 el paro estaba medio controlado por la aceituna, nada que pueda sorprendernos, porque si la campaña de recolección y la Navidad no son capaces de rebajar el desempleo, apaga y vámonos. Estamos en una tasa de paro del 15,28%, en la estadística, muy lejos del 30% de no hace tanto y de encabezar todos los registros referidos al mayor paro de España. Dicho de este modo parece que debiéramos alegrarnos, pero hay que ser conscientes de que seguimos en el furgón de cola en cuanto a la tasa de actividad, dato muy relevante y referido a Andalucía y a España. Eso sí, no me creo del todo que ese paro haya desaparecido por arte de magia, escucho a los expertos pero no me aclaran demasiado, en mi opinión, igual me equivoco, aquí hay cocina, pero por otra parte también pienso que resulta un tanto absurdo engañarnos como si jugáramos al solitario. No pretendo hacer de esto un drama, pero pongo por delante mi escepticismo. Por lo que respecta al paro en la capital, consultado datosmacro.com aparecemos en el pasado mes de marzo con una tasa de paro del 16,35% (8.151 parados) en tanto que en el pasado año, con los mismos habitantes, 111.945, había un 13,76, en 2023 era de 15,51 y en 2022 de 15,89%. El mercado de trabajo es cambiante, y cíclico, por lo que ni hay que ser extremadamente optimistas ni tampoco acudir al alarmismo. Pero se aconseja templanza, esto no está resuelto.
Todavía se sigue hablando, es el tema de la semana, del mes y del año, salvo que se sucedan las incidencias, del “día del apagón” y todo son especulaciones. No hay tertulia en la que nos encontremos que no salga a relucir la opinión de cada cual. Por mi parte no quiero incurrir en el mal tan extendido de considerarme experto simplemente porque no lo soy ni lo pretendo, y todavía no he encontrado a nadie, salvo a unos cuantos profesionales acreditados, que expliquen con algo de coherencia las razones que han podido provocar este susto inédito. La señora Beatriz Corredor, que es presidenta de Red Eléctrica, y de ahí llegó gracias a las puertas giratorias, ha sido entrevistada esta mañana en la Cadena SER por Ángels Barceló, y aunque la periodista ha tratado de ponerla en un brete y llamarla de “usted”, ella no se daba por aludida, y no solo la tuteaba, es que ha dado una serie de explicaciones de las que no he entendido absolutamente nada. Tampoco ha sabido responder a la entrevistadora cuando le ha recordado que fue ella la que en otro momento había afirmado con rotundidad que jamás podría pasar en España lo que acaba de suceder. Y si faltaba poco se han dado un plazo de meses para que se conozca la verdad de lo ocurrido, vamos para que se nos olvide. Ya digo que me cuesta opinar, pero el sentido común me dice que si parece descartarse que haya sido un asunto de ciberseguridad todo el esfuerzo por dar largas y explicarlo mal es porque lo que probablemente está en entredicho es la política eléctrica del Gobierno, sus prioridades que tal vez no sean coincidentes con las que necesitaría el país. Cuestión de modelos y de política. Pues nada, a seguir recibiendo instrucciones sobre nuestro kit de supervivencia. La Unión Europea nos dice que tenemos que estar preparados para emergencias de manera que no cunda el caos de producirse una situación extrema. Esto se pone cada vez peor, no se trata de alarmar, es que nos están metiendo miedo en el cuerpo, y parece que no ha hecho más que empezar. A propósito viene a cuento recordar que somos en Jaén la provincia con más deficientes infraestructuras energéticas.
En una reciente mesa redonda celebrada en la Real Sociedad Económica de Amigos del País, el presidente del CES Provincial, Manuel Parras, señaló que siendo muy grave la situación del ferrocarril, que lleva décadas de espaldas a Jaén, todavía es más urgente la carencia de infraestructuras energéticas, afirmando que si no se mejoran la provincia tendrá una salida difícil. “Nos pasa igual que con los trenes, parece que nos ha mirado un tuerto”, señaló. De hecho el CES ha formulado una propuesta de actuaciones, de la que desconocemos el futuro que le aguarda, por un importe de 258 millones, que es lo que supondría cumplir con los objetivos y dejar al territorio en condiciones óptimas. También lo ha dicho insistentemente el presidente de la CEJ, Bartolomé González, que sin electricidad no hay desarrollo y que debieran aprovecharse los años de bonanza económica que nos inyecta Europa. En una palabra, a los jienenses se nos acumulan las dificultades. También con respecto al apagón me llegan noticias de que en organismos oficiales se suceden las reuniones para tratar de ponerse al día en las exigencias para hacer frente a posibles desastres. Se ve que tienen que pasar danas y apagones para que salgamos de la zona de confort y nos pongamos las pilas. Los deberes, casi siempre tarde.
También ha habido pleno del Ayuntamiento, un tanto singular porque en la junta de portavoces se decidió en señal de buena voluntad por el “día del apagón” y sus consecuencias, suspender las mociones resolutivas que iban a presentar los diferentes grupos, que en términos generales, salvando alguna excepción, son brindis al sol para marcarse políticamente. Lo que sí se ha aprobado, como era de esperar, es la adhesión del Ayuntamiento de Jaén a las medidas establecidas por el Gobierno de España para el alivio económico de todos los ayuntamientos que se encuentran en riesgo financiero. Entre ellos, 85 en total, varios de la provincia, el Consistorio jienense ha solicitado una ampliación del plazo de devolución de la deuda para que pueda pagarse más fácilmente, una ampliación que se eleva a diez años, y que según el edil de Hacienda, Francisco Lechuga, ya supone en este ejercicio de 2025 un respiro de alrededor de 12 millones de euros con sus correspondientes intereses. Afirma el concejal que el Gobierno cumple y que la Junta no lo hace con la Patrica. Todo lo que sea bueno para el Ayuntamiento nos parecerá bien, lo que ocurre es que repito que al final es prolongar la agonía porque no sabemos qué pasará dentro de diez años y a quién le tocará lidiar con este problema. En consecuencia cabe deducir que no se trata de una solución a la medida del Ayuntamiento de Jaén, como se nos vendió con la moción de censura y que seguimos a la espera de otras soluciones, eso sí, que no sean la venta de patrimonio que es de toda la ciudad. Aunque en los últimos días me he encontrado con personas que ven bien que el edificio del Ayuntamiento se dedique a hotel de cinco estrellas. Que la gente opine con libertad, esto es lo que importa.
Respeto todas las opiniones y mi criterio no es una andanada contra el alcalde, es simplemente que no puedo entender que paguemos los ciudadanos con un patrimonio de la ciudad la pésima gestión de corporaciones que nos endeudaron de por vida y encima se fueron de rositas. No es justo. Por otro lado el concejal de Hacienda, que me parece serio y trabajador, Francisco Lechuga, ha valorado la mejora de la senda económica del Ayuntamiento. Entra dentro de lo normal, aunque no lo comparto, que en política los adversarios no se reconozcan méritos, de ahí que Lechuga ha afirmado que la gestión del PP ha supuesto aumentar la deuda en otros 40 millones. No sabemos en cuánto la aumentó el PSOE en su anterior etapa, pero además hay que reconocerle a los populares esfuerzos ímprobos, de los que se están beneficiando ahora, de hecho se dejaron un presupuesto casi a punto y con el agravante de que nadie les tendió una mano al gobierno de Agustín González, en todo caso se la pusieron al cuello, a cada uno lo suyo, para engrandecer no hay que rebajar. Se agradece a los políticos lo que puedan hacer dentro del estrecho margen que tienen con el ruinón municipal. Pero las medidas drásticas y eficaces que nos anunciaron en la moción hasta el momento no se las ve por ninguna parte, y en esta semana ya llevamos cuatro meses. Nos gustan los resultados, también conocer qué se trae de China el alcalde, Julio Millán, que ha formado parte de una expedición a la segunda economía del mundo, donde parece que ahora radica la esperanza, aunque de paso haya que tragar con una política en cuyo espejo es complicado mirarse.
De todas maneras entiendo, siempre lo entendí, a los alcaldes que son capaces de hacer lo que sea con tal de ofrecer buenas noticias a su pueblo o ciudad. Es lo que ocurre con Porcuna, donde su gran regidor, Miguel Lorente, es el líder más a la vista en la exigencia a la Junta para la conversión en autovía de la A-306. Los alcaldes que se olvidan de siglas antes y ahora con tal de servir a sus vecinos y en este caso a una amplia geografía, me merecen todo el respeto y consideración. Siempre me acuerdo, hace ya la tira de años, cuando veía por Jaén al entonces alcalde de Baeza, por la UCD, José Luis Puche Pardo, un caballero de la política además de un formidable alcalde, que llevó la Guardia Civil a su ciudad, entre otras muchas cosas, que se paseaba con una carpeta negra por todos los despachos oficiales de Jaén buscando mejoras para su pueblo, lo tengo retenido en la memoria porque ejemplifica bien lo que tiene que ser un alcalde. Viene esto a cuento de un comunicado del PP firmado por su parlamentaria Maribel Lozano, la que fuera delegada del Gobierno de la Junta, otra bien mandada, en la que, sin sonrojarse lo más mínimo, con tal de mantener el estatus y el sueldo, afirma que “la mejora de la A-306 marcará un antes y un después para seguir avanzando en seguridad”. Y luego nos quejamos, pero es que no tenemos remedio cuando soportamos a políticos que en ocasiones, más de lo que quisiéramos, solamente estén para ser fieles a la causa. Qué pena de provincia.
Foto: Imagen del pleno celebrado hoy por el Ayuntamiento de Jaén.