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El presidente que no se rinde 

El presidente del Real Jaén CF SAD, Rafael Teruel Lara, un loperano de 54 años, procedente del mundo empresarial, que fue futbolista en la Asociación Deportiva de su pueblo, se hizo cargo del club a finales de 2010 y ha tenido que enfrentarse a una dura situación económica, pero al mismo tiempo tuvo la suerte de que le sonriera el éxito deportivo con el ascenso del equipo a la Segunda División, momento en el que se paliaron los sinsabores y al menos una temporada el dinero fluyó y la coyuntura sirvió para que la ciudad viviera el triunfo de sus colores y borrar así la adversidad por la que un club modesto se ve obligado a transitar con demasiada frecuencia.

Teruel era un hombre del equipo de Carlos Sánchez y se vio en la tesitura de sustituir a quien sin duda fue uno de los presidentes más carismáticos de la historia del club, que un buen día, ya ante una situación desesperada y tras muchas noches sin dormir, decidió abandonar el barco. Teruel tomó el relevo y alguna vez ha comentado que le hubiera gustado salir corriendo, pero no lo hizo por responsabilidad y para evitar el hundimiento de un proyecto con tanta identidad local. Lo cierto es que a su llegada se encontró con un panorama desolador: se debían tres meses a los jugadores, no había agua, ni luz, ni siquiera dinero para comprar balones. Su tarea, y la logró con miles de fatigas, metiendo al club en concurso de acreedores, fue la de ir propiciando el camino de la salvación, mientras dotaba a la entidad de un proyecto económico, deportivo y de apoyo institucional.

Sólo él sabe a las puertas que ha tenido que llamar y las que en realidad se han abierto, pero nunca se ha rendido. Ya no se acuerdan algunos de los días de gloria tras el ascenso, con una ciudad en la calle celebrando de nuevo la gesta de un veterano del fútbol español que tiene su origen en la Sociedad Olímpica Jiennense en 1922, hace 93 años, y mantiene su actual denominación desde 1947, cuando se estableció el color blanco en su vestimenta.  Ha dado muchas satisfacciones a su afición, que la mantiene al tiempo que conserva intactos a cientos de incondicionales.

Muchos han retenido en su memoria los días en los que la ciudad vibró por la vuelta a la categoría de plata, un sueño más cumplido en su trayectoria, como cuando se paseó por la primera división en la década de los cincuenta, y vivió sus mejores momentos en el añorado viejo La Victoria. Teruel es un presidente para las duras y las maduras, antes para recibir las felicitaciones y los agasajos, y en la temporada pasada, por ejemplo, para escuchar las airadas protestas de los aficionados por uno de los peores años de la historia más reciente. Rafael Teruel ha aguantado todas las pruebas y en el campeonato que ahora comienza quiere resarcirse, había anunciado su marcha si no encontraba apoyos, pero sigue y firme: “Vamos a echar hasta la última gota de sangre por este proyecto”, ha dicho tajante. El presi es el primer forofo, el primero que entona el himno, el primero en dar la cara. Este año, tras el episodio en la firma del fichaje del jugador portugués Nino Silva, que apareció vistiendo una camiseta con el rostro de Franco, que llegó rápidamente a trending tropic en redes sociales, el equipo ha ganado su primer partido y hay buenas vibraciones. Con una cifra de socios similar a la anterior temporada, el mandamás tiene claras dos cosas: este año se la juega, y el Real Jaén, aunque a veces no lo parezca, copiando lo bueno de los catalanes, es para la ciudad más que un club.

 

 

 

 

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