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La Universidad que crece

Juan Gómez Ortega es el nuevo rector de la Universidad elegido el pasado mes de marzo tras disputarse el cargo con otros cuatro excelentes aspirantes. Se lo han puesto complicado sus antecesores, Luis Parras, el rector providencial en la hora del nacimiento, y Manuel Parras, con una gestión brillante para consolidar la institución, han dejado muy alto el listón. En mayo del año pasado, muy lejos aún de las elecciones, le pronostiqué a Gómez Ortega que llegaría al Rectorado, no por poseer artes adivinatorias, sino por convencimiento de que en esta hora complicada para la Universidad en general y también la de Jaén en particular, hacía falta, así lo entiendo, un universitario curtido, que mire hacia el exterior continuamente porque esa tarea es imprescindible, pero poniendo especial énfasis en el apoyo decisivo a la docencia e investigación como claves del proyecto universitario, que es lo único que puede convertir a la UJA en una institución solvente, de calidad y de referencia.

Gómez Ortega, catedrático de Ingeniería de Sistemas y Automática, con un gran currículum en gestión y con una labor docente e investigadora de primer nivel, inició su andadura profesional en la Universidad de Sevilla hace 26 años, y en el año 2002 comenzaba su etapa de catedrático en Jaén ocupando numerosas responsabilidades, entre ellas, por más conocida, la dirección de la Escuela Politécnica, que ha sido emblemática en la ciudad. Él ha visto crecer la Universidad desde el punto de vista físico con sus modernos edificios y al tiempo ha sido testigo de los resultados de más de veinte años de vida universitaria con miles de titulados salidos de sus aulas desde que en 1993 el pleno del Parlamento andaluz, y la actuación decidida de un jienense de pro, Antonio Pascual Acosta, dieron vía libre a la creación de la que sin duda ha sido la más importante conquista para Jaén desde los Reyes Católicos, llamada a ser el instrumento de cambio mental y material para esta sufrida tierra. Hay que darle tiempo.

Han pasado pocos meses desde que tomó posesión y está por ver aún su labor y la del equipo que ha conformado, prácticamente inédito en su mayor parte. Necesita rodaje y tratar de no parecerse a nadie, ser él mismo, y estar muy abierto a la empresa más grande de Jaén que con más de 15.000 alumnos de término medio y una amplia nómina de profesores y personal de administración y servicios, precisa de ilusiones nuevas y el reto de defenderla con uñas y dientes contra los que desearían reducir las universidades porque parece molestarles este logro que hace justicia a la igualdad de oportunidades.

Del nuevo rector lo que no me ha gustado para nada es lo que ha dicho sobre Medicina, simplemente que no será pasivo. Creo que se ha tirado ya la toalla, y él es en realidad uno más en esta abdicación, tras el solemne anuncio, que al final ha sido otro brindis al sol de la Junta para Jaén, hecho a bombo y platillo en 2010, afrenta que la sociedad jienense no debería consentir. El resto de su discurso, sin ser especialmente novedoso, se entiende y es fácil de compartir. Una Universidad inconformista, crítica, con muchas ilusiones por delante. Ha dicho Juan Gómez, y es cierto, que es una persona que vive la Universidad de Jaén y que aspira a que sea mejor cada día para prestar el mejor servicio público a una sociedad que la considera su última esperanza. Una institución que sea capaz, no solamente de palabra, de captar y retener a profesionales con talento. La UJA necesita ahora un impulso, si se lo sabe imprimir tiene todo en sus manos para desearle que además de rector magnífico sea un magnífico rector.

 

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