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Hoy se cumplen 18 años de un acto muy emotivo para mí como fue la entrega, el día 26 de junio de 1998, por acuerdo plenario unánime de la Corporación Municipal, del título de Hijo Predilecto de Ibros, mi pueblo natal, que doce años antes, en 1986, me había elegido asimismo, cronista oficial de la villa.

Como dije en la celebración que tuvo lugar en la Casa de la Cultura, acompañado de autoridades y de muchos y buenos amigos, es el mayor de los reconocimientos que uno puede tener, un timbre de gloria, recibir el cariño de tu pueblo y sin reunir méritos más sobresalientes que el cariño, la pasión y la admiración por todo lo que tiene que ver con mis raíces, de las que me siento enormemente orgulloso.

Aunque han pasado los años aún figuran en mi mente los recuerdos de aquella noche, de las intervenciones tan cariñosas del entonces alcalde, mi querido amigo Antonio Pardo Carmona; del hoy cronista oficial de la provincia, Vicente Oya Rodríguez, y de una ibreña de excepción como mi admirada Leonor Buendía, que me respaldaron con tanto afecto. No pasa un día sin que Ibros esté presente en mi pensamiento, ahora más gracias a las redes sociales donde tengo la oportunidad de encontrarme con una legión de gente admirable con la que tengo en común haber tenido la misma cuna.

Ahora, ya enfilando el final del camino, mis recuerdos me llevan sobre todo a mi niñez y adolescencia, a las situaciones vividas y a las personas con las que compartí vivencias entrañables, sobre todo como monaguillo en la preciosa iglesia de San Pedro y San Pablo, y como escolar con inolvidables maestros como don Miguel Garrido, don Manuel Moyano, don Silvio Vadillo, don Alfonso Buendía, don Lorenzo Garrido o con don Diego Marín, todos grandes profesionales y algunos de los cuales me marcaron de por vida, y alguna vez lo he dicho públicamente.

Voy a estar siempre agradecido por esta distinción. Reconozco que he tenido alguna duda interior. Y es que como existen cosas que no se pueden medir, todavía, dieciocho años después, tengo la sensación de haber sido un alumno que en la clase consiguió por chiripa, por un acierto casual, escalar el primer puesto para situarse junto a los mejores, sin entender bien qué ha sucedido. Pero igualmente me he dicho, una y mil veces, buscando la justificación, tranquilo Antonio, ten en cuenta que Ibros, al hacerte Hijo Predilecto, no ha intentado reconocer en ti unas supuestas virtudes, unas dotes morales o una supuesta inteligencia. Piensa que no te recompensó por ser bueno o trabajador, sino por tu amor a Ibros, por el cariño encendido a tu pueblo.

Vuelvo a reiterar hoy, junto a mi recuerdo, que transfiero mi título a todos y cada uno de los ibreños, que lo merecen igual o más que yo, y si me permiten lo hago de una manera especial a mi familia, en especial a mi abuelo materno, Antonio Gámez Hurtado, alcalde que fue de Ibros en unos años duros de la historia de nuestro país, y su paso por aquel puesto de responsabilidad al frente de Ibros me llena de escalofrío emocional al recordar su conducta sin tacha, su desvelo por los problemas de la gente y su renuncia a todo lo material. Y por supuesto lo amplío a mis padres, dos buenísimas personas, Manuel Garrido Gámez y Ana Gámez Moyano, de los que mis hermanos y yo recibimos las mejores lecciones de honradez y trabajo.

He recordado ahora que el anterior Hijo Predilecto de la villa recibió dicho reconocimiento hacia mediados del pasado siglo, fue don José Marín Echevarría, un notable ibreño que llegó a ocupar cargos de responsabilidad, como Secretario Gestor del Plan Jaén. Me propongo completar un trabajo sobre este personaje que por encima de consideraciones de la época, me resulta de interés, sobre todo por su condición de ibreño.

Más recientemente, en septiembre del año pasado, con motivo de la presentación en el Archivo Histórico Provincial de Jaén, de mi libro “En Jaén donde resisto”, con presencia de una representación ibreña, tuve el honor de recibir un nuevo presente de mi querido pueblo, en este caso el escudo de oro de la villa que me entregaba el actual alcalde, mi buen amigo Luis Carmona Ruiz, en otra noche muy especial y emotiva.

En fin, únicamente quería compartir con  mis amigos y paisanos este gozosa efeméride y poder reiterar, una vez más, para que no haya la más mínima duda, que me siento en deuda permanente con mi pueblo y que el título ha llenado por completo mis apetencias, es más, me ha desbordado, y por ello lo agradezco de todo corazón, aunque hayan pasado dieciocho años de aquel día tan ibreño y de tanta felicidad y alegría personal. Muchas gracias.

 

Fotos:

Momento en que el anterior alcalde de Ibros, Antonio Pardo, hace entrega del título de Hijo Predilecto de la Villa de Ibros. En la siguiente imagen, el actual alcalde, Luis Carmona, me ofrece del escudo de oro de nuestro pueblo. Dos momentos inolvidables.

 

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