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El Colegio de Economistas de Jaén, del que es decano Rafael Peralta, ha celebrado esta tarde-noche en la Institución Ferial, el acto de entrega de su II Premio de Economía y Empresa Flores de Lemus, que este año ha correspondido a la Caja Rural Provincial. La solemne sesión ha tenido un espectacular respaldo hasta llenarse por completo el salón Guadalquivir de Ifeja, con la presencia de profesionales economistas pertenecientes al Colegio y una nutrida representación de la sociedad jienense.

En primer lugar ha intervenido un invitado de lujo, el profesor Juan Velarde Fuertes, un referente para los economistas españoles y el decano de todos ellos, que nada menos que a sus 89 años, muy bien llevados por cierto, ha pronunciado una deliciosa conferencia sobre “Cien años de economía española: de Flores de Lemus a nuestros días”, donde con una extraordinaria lucidez ha hecho un repaso por los avatares de la economía española y ha reivindicado la figura del jienense Flores de Lemus, un maestro de la economía, que creó escuela. “En Jaén pueden estar orgullosos de que aquí naciera este ilustre economista”, ha destacado el profesor Velarde, luego de analizar rasgos de la personalidad de tan destacado paisano que da nombre al Premio del Colegio de Economistas.

Ya en un tono más personal, Juan Velarde, a quien adoran y reverencian los economistas de las nuevas generaciones, reconoció que todos los días consume aceite de oliva, en especial por la mañana con su tostada y el café.

Acto seguido, además de la entrega de distinciones del Colegio a sus miembros, el decano, Rafael Peralta, ha sido el encargado de ofrecer el trofeo que simboliza el Premio, obra de la prestigiosa alfarería de Paco Tito, de Úbeda, al presidente de Caja Rural Provincial, José Luis García Lomas, que ha agradecido la distinción y confirmado el compromiso de la entidad con Jaén y su provincia.

Previamente los responsables del Colegio aludieron a la reunión del jurado para otorgar el reconocimiento, en el que, frente a otras candidaturas, todas ellas muy solventes, casi por unanimidad se impuso la Caja Rural, entidad cooperativa de crédito que nació en el año 1957 y desde entonces se ha convertido, cada vez más, en el instrumento insustituible para Jaén desde el punto de vista de los servicios financieros.

Se ha subrayado, entre otras cosas, que la provincia está obligada a aplaudir a quienes trabajan en favor de su desarrollo y el caso de Caja Rural es un ejemplo palmario de empresa que hace posible que sus beneficios se vuelquen sobre proyectos de la provincia, favoreciendo a numerosas entidades y colectivos muy diversos, de modo que se puede decir que todo lo que guarda relación con Jaén se ve apoyado por las acciones de su principal institución financiera.

En el mismo acto se ha destacado, asimismo, la gran fortaleza de Caja Rural, que ha podido salir indemne de la reciente crisis, y de la que sus principales cifras son casi 500 trabajadores, 150 sucursales, y unas ratios de solvencia y crecimiento fuera de toda duda, gracias a la gestión de sus responsables, equipo encabezado por su director general, Enrique Acisclo, el gran artífice del éxito de esta última larga etapa, en la que además lograron cerrar heridas del pasado cuando ocurrió la crisis de las empresas cooperativas jienenses. Otros datos a destacar son sus 42.000 socios, las 1.700 empresas a las que presta sus servicios y alrededor de 300 cooperativas.

La presencia de tan amplia representación jienense acompañando a la familia de los economistas en su gran noche, ha reflejado sin duda alguna el testimonio de rotundo reconocimiento que la sociedad provincial tiene a Caja Rural, que es en este momento casi la única entidad financiera volcada y comprometida al cien por cien con los intereses de Jaén y de los jienenses.

 

LO QUE ES BUENO PARA LA CAJA RURAL, ES BUENO PARA JAÉN

 

 

Los datos del balance de la Caja Rural de Jaén, Barcelona y Madrid correspondientes al pasado año 2015, que se sometieron al conocimiento y aprobación de la asamblea general de la entidad en su momento, certifican su buen estado de salud. Se mantienen firmes los ratios de solvencia que le vienen caracterizando en los últimos años y le convierten de nuevo en el instrumento financiero de referencia en la capital y en la provincia de Jaén, con oficinas en todos los pueblos, con independencia de su población, y con apoyo a una cantidad ingente de colectivos de diversa naturaleza, tratándose de la única caja que es capaz de hacer un desembolso de estas características.

En la calle se dice, con razón, que si la Caja Rural tuviera un problema económico, Dios no lo quiera, se resentiría media provincia. Y es que hay tres entidades que siempre he dicho que las defendería con uñas y dientes en una manifestación si corrieran algún peligro. Una es la Universidad; otra la Diputación, sobre todo por su labor promocional de las grandes fortalezas de Jaén; y luego estaría Caja Rural. Son un conjunto de instituciones que deben constituir las líneas rojas de Jaén, por tanto tienen que ser intocables.

Pues bien, la cooperativa Caja Rural, presidida por José Luis García-Lomas, que con el tiempo se ha convertido en un rector providencial para la marcha de este instrumento financiero tan cercano, ha dado buenos resultados en el pasado ejercicio como consecuencia de una gestión económica prudente y desafiando las dificultades en un entorno financiero cada vez más complicado a causa de normas legales que son de obligado cumplimiento. Y en el primer semestre de este años las cifras incluso mejoran.

El equipo directivo al frente del cual se encuentra su valioso director general, Enrique Acisclo Medina, es el responsable, un año más, de la solvencia que ofrece la Caja, sus buenas cifras a pesar de todas las dificultades del momento y desde luego su clarísima hoja de ruta de independencia y en la que se declara exclusivamente pro Jaén.

De hecho el propio Enrique Acisclo ha reconocido que cerrando algunas oficinas se podría mejorar la eficiencia, pero que la voluntad inequívoca es la de no poner en esta tesitura a ninguno de los municipios de la provincia, porque se lastraría la labor que se viene haciendo hasta el momento.

Las cifras que representan la fortaleza de Caja Rural son las siguientes: sus beneficios alcanzan los 11,4 millones; el pasado año concedió 8.700 préstamos y 1.400 créditos, dotados con 350 millones de euros; contaba con 60.000 cuentas y 130.000 tarjetas emitidas; el ratio de solvencia es de un holgado 15,26%, contaba con 200 millones de fondos propios, mientras que sus activos financieros ascendían a 722 millones y 400 millones figuraban en el banco cooperativo.

Su clarísima vocación de Jaén se justifica plenamente con los cuatro millones que en 2015 se dedicaron al Fondo de Educación y Promoción. La mayor partida, de 1,2 millones, para su Fundación, y a destacar también los 800.000 euros destinados a la Universidad de Jaén en lo que constituye una de sus grandes apuestas que no tienen parangón. El resto se distribuye en cantidades grandes y pequeñas, pero que llegan a centenares de objetivos, empezando por todo lo que en el nombre o en el apellido lleve la palabra Jaén. Lo que antes hacían las obras sociales de las distintas entidades financieras y que ahora es algo testimonial, lo reparte prácticamente en solitario la Caja Rural.

Las demás entidades, incluidas las que nos prometieron el pan y la sal, incumpliendo la palabra dada y que quedaba reflejado en documentos que han caído en el olvido, se echaron para atrás cuando la crisis asomó por el horizonte, en la misma medida que la Caja Rural de Jaén, se hacía cada vez más presente, y hacía posible casi el milagro de la multiplicación de los panes y los peces. Es por tanto un motivo de felicitación a la entidad que renueve los resultados satisfactorios porque en este caso es una realidad incuestionable que lo que es bueno para Caja Rural es también bueno para Jaén y tantas atenciones útiles, eficaces y rentables como hace posible.

 

EL DIRECTOR GENERAL

 

Para entender mejor el buen comportamiento económico de Caja Rural, sugiero la lectura del semblante que el pasado verano le dediqué a su director general, Enrique Acisclo Medina, en la sección “Dardos con nombre propio”, en Diario Jaén:

 

“Si no existiera la Caja Rural habría que crearla, esta es la opinión generalizada entre los jiennenses que en los últimos años han contemplado que el compromiso de la entidad financiera con los intereses de Jaén está fuera de toda duda. Al mismo tiempo que otras empresas del sector o han frenado o han dado la espantada, algunas provocando sonora decepción en la sociedad provincial a la que prometieron el oro y el moro, la Caja Rural, bajo la presidencia de José Luis García-Lomas Hernández, incluso en la época más dura de la crisis, no ha cejado en su apuesta por el territorio.

Desde hace más de treinta años la institución, que legalmente responde a la denominación de Caja Rural de Jaén, Barcelona y Madrid, Sociedad Cooperativa de Crédito, cuenta al frente de su dirección general con un  profesional de gran competencia, que en buena medida es el responsable de que el modelo y la estrategia que se han ido desarrollando reporte beneficios que están repercutiendo en todo Jaén. Me estoy refiriendo a Enrique Acisclo Medina, un madrileño de 62 años, que desembarcó en La Rural tras una anterior etapa en el Banco Urquijo, Caja Granada y Caja de Jaén.

A la capital llegó de la mano del que fuera máximo ejecutivo de la Caja Provincial de Ahorros de Jaén, José Luis Ruiz de Marcos, para poner en marcha el ente económico creado por la Diputación que hace unos años quedó absorbido por Unicaja, que finalmente se ha demostrado como un fiasco para los intereses provinciales. Enrique Acisclo, pese a su juventud, corría el año 1984, estaba avalado por un profundo conocimiento del negocio y el mercado financiero y el entonces providencial presidente de Caja Rural, Álvaro López Guerrero, lo fichó para encarar el futuro después de los difíciles momentos vividos por el episodio, doloroso para la economía provincial, de la intervención dictada por el Gobierno socialista, con la batuta de Miguel Boyer, de las organizaciones cooperativas Uteco, Cooperativa Provincial Agrícola y Caja Rural, creadas por Domingo Solís. No sabemos si fue una buena o mala decisión, lo que sí es cierto es que el acuerdo adoptado tras la llegada al Gobierno de Felipe González y su correspondiente inyección financiera, fue la coartada para negar a Jaén el pan y la sal durante largo tiempo.

A Enrique Acisclo le tocó el reto nada fácil, superado con creces, de reflotar la Caja Rural de Jaén. Ha sido un personaje clave, que ha contado con el respaldo de los consejos rectores y de su presidente, García-Lomas, con quien el director ha formado un tándem que ha resultado muy productivo. Seguramente no hay institución o colectivo de cualquier índole en Jaén que no se sienta concernido por la amplia labor de apoyo que presta esta entidad, a la que se sumó hace años su Fundación, que viene realizando una acción insustituible de respaldo a iniciativas sociales y culturales. Desde la Universidad hasta los eventos de la Institución Ferial, pasando por la ayuda a los ayuntamientos en apuros, las empresas que tratan de abrirse camino, o las organizaciones no gubernamentales, ha sido y es una gran tabla de salvación. La Caja Rural siempre está ahí como un gran paragüas, con todas las causas en las que Jaén se involucra.

Enrique Acisclo, que aparece en el segundo plano para dar protagonismo al presidente y al consejo rector, es el líder de un equipo humano que ha logrado con toda solvencia el éxito indiscutible de una marca, cuyo secreto es el de haberse identificado plenamente con Jaén hasta el punto de ser Jaén misma”.

 

Fotos:

Momento de la entrega del premio por parte de Rafael Peralta al presidente de Caja Rural, José Luis García Lomas, y un momento de la deliciosa conferencia del profesor Velarde Fuertes.

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