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He asistido a un chequeo al olivar de la provincia, invitado por el Diario Jaén, y agradezco haber tenido esta oportunidad porque después de dos horas y media escuchando a los que más saben de este sector, tenía la impresión de haber asistido a un curso intensivo, a una clase magistral, donde se ha hablado absolutamente de todo lo que guarda relación con la gran riqueza de la provincia, y sin concesiones a la galería, con la verdad por delante, con claridad de ideas, y se ha comentado lo bueno y lo menos agradable para que la visión fuera completa. Se han dado, además, diferentes puntos de vista, no siempre coincidentes, pero en el fondo complementarios. Si hay una evidencia que puede servirnos para resumir brevemente lo que fue este chequeo, es que el sector ama al olivo y está plenamente confiado en sus posibilidades, está convencido de que los avances que se han hecho estos años son irreversibles, y que la tarea no ha finalizado, queda aún mucho por hacer.

Lo cierto es que es un lujo tener sentados en una misma mesa al catedrático de Marketing, Manuel Parras, junto a representantes del sector orujero, de los envasadores, del aceite Oro Bailén que sigue embalado recibiendo distinciones; de las cooperativas agroalimentarias, de las almazaras industriales, de las organizaciones agrarias Asaja, COAG y UPA, incluso a la responsable de la Autoridad Portuaria de Almería, o de las mujeres catadoras que abren puertas para educar al consumidor.  Y entre el público, algunos primeros espadas, como Francisco Vañó, de Castillo de Canena, que tuvo una de las intervenciones más brillantes de la tarde.

Imposible resumir todo lo que se dijo durante el debate y por otro lado hoy aparece en el Diario Jaén una amplia referencia informativa de lo que dio de sí este encuentro, feliz iniciativa a las puertas de Expoliva, para abrir boca sobre un sector que como alguien repitió durante la cita nos provoca según qué momentos, sonrisas y lágrimas. Me voy a permitir, por tanto, destacar los aspectos que creo merecen la atención general de los olivareros pero también de todos los jienenses que debemos ser conscientes, nosotros los primeros, de lo que tenemos.

EL FUTURO NO ESTÁ EN EL GRANEL

Se expresaron verdades como puños, en relación con el futuro que se tiene que deparar al olivar y al aceite de oliva para que sea un instrumento de salvación al difícil panorama económico y de empleo de la provincia. Empecemos por Manuel Parras, el catedrático de Marketing y presidente del Consejo Económico y Social de la provincia (CES), señalando con toda contundencia que el futuro no puede pasar por la producción a granel, que actualmente se encuentra en un 70%, esto quiere decir que defiende el envasado y la calidad. El profesor Parras se hizo la pregunta, en voz alta, de cómo con un 40% de la producción española y un 20% de la mundial, Jaén se encuentra en los últimos lugares en renta per cápita y los primeros en desempleo. “No me lo explico, por eso me dedico a esto”, se contestó, para añadir que a su juicio la respuesta está en el modelo de desarrollo escogido. Este apóstol del aceite volvió a insistir en su discurso de que el futuro está en los consumidores, en las sartenes, en los mercados.

Me agradó bastante también la intervención del representante del aceite Oro Bailén, superpremiado y reconocido. Se trata de una empresa que hace doce años se pasó del ladrillo al olivo y hace un balance tremendamente positivo, baste el dato de que el 80% de lo que se muele en Oro Bailén sale envasado, con el sello de calidad, y aunque refirió que queda mucho por hacer, ya se han apuntado a la experiencia del oleoturismo, reconociendo que “hemos aprendido mucho del vino”. 

EL PIB, EL PARO, LAS COMUNICACIONES…

Interesante intervención la de Manuel Alfonso Torres, el presidente de las almazaras industriales, a la sazón, presidente de la CEJ, con una posición crítica y valiente. Dejó constancia de que Jaén tiene el mayor bosque de olivar del mundo, 600.000 hectáreas, y vino a decir que para salir adelante y ayudar a la provincia desde este sector hay que conocer su realidad y establecer los caminos adecuados. Puso sobre la mesa el dato de que la edad media del agricultor jienense es de 58 años y se hizo la pregunta de ¿a qué precio producimos en Jaén el kilo de aceite de oliva? No se olvidó de decir que en los últimos 40 años, la provincia, con un sector tan potente y tan vital, ha estado en los últimos puestos en PIB y en los primeros en relación con las tasas de paro. Tampoco ayudan, según añadió, las infraestructuras, unas carreteras que no responden a las necesidades de Jaén, un pésimo ferrocarril y un AVE que se perdió “en parte porque en Jaén nos callamos”.

¿PIEDRAS CONTRA NUESTRO TEJADO?

Desde el público, Francisco Vañó, de Castillo de Canena, comentó otra realidad incontestable, la de que el consumo español de aceite de oliva es del 18%, y es donde el aceite se paga a precio más barato, acostumbrados de toda la vida a que esto sea así, mientras en otros países no solo aumenta el consumo sino que se paga por el aceite el precio que se merece porque así es reconocido. Fue entonces cuando hizo una reflexión en calidad de jienense: “Nosotros en Jaén vivimos del olivar, no debemos tirarnos piedras contra nuestro propio tejado. Creo mucho en el sector, pero es la gente de aquí la que tiene que creer”. Reivindicó por último la marca Jaén, que está infrautilizada y dejó para el final un mensaje optimista, las posibilidades siguen siendo enormes…

Muy buenas también las intervenciones de los representantes de las organizaciones agrarias. Juan Luis Ávila defiende que la provincia tiene que cargarse de argumentos para defender a la provincia con uñas y dientes en la próxima PAC; Luis Carlos Valero, de Asaja, alertó de que se puede estar preparando una confabulación para una tormenta perfecta en la provincia. Cree que no se puede adoptar la actitud del avestruz en un panorama en el que se han plantado 12 millones de hectáreas de olivar en el mundo y precisamente a ese nivel mundial el olivar está siendo un cultivo de éxito “mientras aquí parece que estamos durmiendo el sueño de los justos”, y se preguntó ¿a quién se le va a ocurrir reconvertir?, planteando la disyuntiva entre el olivar intensivo frente al olivar tradicional. Por su parte, Gabriel Cano, de UPA, hizo referencia a la tipología de las explotaciones de la provincia, especialmente pequeñas y medianas, defendió que el sector tiene futuro e hizo un elogio del esfuerzo de la Diputación de Jaén para promocionar en todo el mundo las bondades del aceite de Jaén,.

Paco García, de los envasadores, fue el encargado de manifestar el optimismo que en este momento reina en el sector, a consecuencia de los precios (los 4 euros por litro) y la buena cosecha que en general se ha recogido, aunque planteó la cuestión de las oscilaciones, que hacen mucho daño. Cristóbal Gallego, por las cooperativas agroalimentarias, puso el dedo en la llaga en la atomización de su sector: “somos muchos para vender a pocos”.

Previamente en la mesa inaugural el diputado provincial del área de Agricultura, Pedro Bruno, había planteado las principales cuestiones relacionadas con el olivar jienense, poniendo énfasis en la apuesta por las pequeñas explotaciones como asentamiento y fijación de la población en los municipios para que se mantengan vivos y no desaparezcan. Confirmó las pérdidas para Jaén de la PAC, con datos oficiales en la mano. La concejal de Turismo, Rosario Morales de Coca, basó su intervención en que el olivar vertebra a Jaén y en que el bonito paisaje olivarero hay que posicionarlo como un recurso más de la provincia. Por su parte el delegado de Agricultura de la Junta, Juan Balbín, confirmó que el aforo definitivo de este año se va a quedar en el entorno de los 500 millones de kilos. Dio el dato de que las tres principales ciudades productoras de la provincia son Úbeda, Jaén y Martos, y se mostró optimista al indicar que “la producción irá a más con toda seguridad”. Su principal preocupación, expresó, es que con la riqueza que tenemos sigamos estando a la cabeza del paro en España.

“ORO LÍQUIDO QUE VENDEMOS COMO BARATIJAS”

Y poco más, Manuel Parras dejó en el aire, al final, que “tenemos un oro líquido que vendemos como baratijas”. Surgió la pregunta, planteada por un joven agricultor, de quién va a provocar el relevo generacional que hace falta en el campo y el olivar jienense, y se hizo una reflexión un tanto generalizada de que es el momento de proyectar mejor la imagen de Jaén, una vez que sigue ganando terreno la calidad y se ganan premios por todos lados. Como resumen, ya sabido de antemano, se ha hecho mucho, en algunos aspectos el sector se encuentra irreconocible, pero queda bastante tarea por delante. El olivar tiene que ser el banderín de enganche para que esta provincia salga del pozo en el que se encuentra. Y, aunque no fue el principal motivo de la cita, se brindó por Expoliva, que es uno de los acontecimientos  que representan orgullo y autoestima para Jaén.

Foto Diario Jaén: Un momento del chequeo al olivar jienense en la Sala 75 aniversario del Diario Jaén.

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