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La Radio, aquella voz que inventara Marconi, entre otros. Aquel altavoz que magnificó la comunicación, convirtiéndose en argumento sencillo y solemne a la vez, celebra su día, según la Unesco ha determinado en su calendario de efemérides.

La Radio, más de un siglo impartiendo enseñanza a una sociedad huérfana de tanto conocimiento, de tanta solidaridad. Pero la Radio sigue caminando. Sí, habrá otras voces, otras formas de llevar el mensaje, pero la Radio sigue en primera línea, latiendo al igual que un corazón que permanece alerta, abierto al suceder de la vida.

Hoy, día internacional de la Radio, es tiempo para recordar y también para definir, qué es la Radio como medio de informativo. Y no nos equivocamos si decimos que la Radio no tiene  fronteras. Porque la Radio, audaz y valiente, intimista y abierta, ha sabido granjearse el afecto de todos los oyentes, a través de su forma de ser.

La Radio es natural, sencilla, veraz, cómplice de silencios, refugio de confesiones, espejo de la realidad, ya sea de risa o llanto.

La Radio está ahí para decirnos que existimos, para ofrecernos la voz de los sin voz. En la Radio encontramos el camino de la imaginación. Por él avanza el pensamiento humano buscando, en ocasiones, la felicidad, otras la verdad que deseamos.

Y permítanme que la mirada, mi mirada, se detenga en mis años de feliz estancia en tierras del Santo Reino, en Radio Popular de Jaén. Cuando la juventud nos hacía cómplices de la verdad por la que luchar, sonreír y, a veces, sufrir. Era cuando la ilusión y el entusiasmo cabalgaban junto al compañerismo y la lealtad. Cuando el trabajo era la herramienta de un futuro mejor.

No se puede olvidar un año crucial para la radiodifusión española, 1977 (todavía en Jaén). En ese año, llega el momento para que la Radio se abra, de igual a igual, al resto de medios. El 6 de octubre, el Rey Don Juan Carlos firmaba el Decreto 2664 sobre “Libertad de información general para las emisoras de radio”. Como se lee en el preámbulo “en un espíritu de defensa del derecho de todos los ciudadanos a la libre información”. Se acaba  con el monopolio  de Radio Nacional de España. La radiodifusión española pública o privada, podrá realizar actividades informativas de carácter general, no estando obligada a retransmitir los conocidos “Diarios Hablados”. De la información impresa a la noticia hablada, en directo, al oído, sin más. El sonido de las señales radioeléctricas proyectado sin límites. El teórico de la comunicación Mcluchan investiga y pontifica: “El medio es el mensaje”.

En aquellos años,  es cuando el circuito andaluz de emisoras COPE pone en antena el Informativo Regional “Andalucía a las ocho”. Del que fui, coordinador y presentador, la actualidad me hace vivir con manifiesta intensidad, el primer atentado del Papa Juan Pablo II.                                         

Más tarde, en el otoño de 1981, el 2 de octubre, con motivo del Referéndum de Aprobación del Estatuto de Autonomía Andaluz, dirijo el programa “Andalucía, una realidad, una esperanza”.  Dieciséis horas de emisión, en  una panorámica histórica, social, económica, cultural y musical con intervención de historiadores, economistas, intelectuales y políticos, con la intención de constatar la situación de nuestra comunidad. Se contó con la presencia en directo del Presidente de la Junta Rafael Escuredo, junto a la de Manuel Clavero Arévalo, Rodríguez de la Borbolla, Hernández Mancha, Antonio Romero; y las voces, entre otras muchas, del poeta Jorge Guillén; el pintor amigo de Lorca, Manuel Ángeles Ortiz; María de los Ángeles, la hija de Blas Infante. Me sentí orgulloso, hoy lo sigo estando, de compartir con todo un equipo, momentos claves en el devenir histórico de esta tierra, tan denostada por algunos y tan espléndidamente definida por Carlos Cano.

Debo decir, que para los profesionales que la vivimos, la Transición, supuso todo un inolvidable ejercicio de compromiso con la libertad y la ciudadanía. De aquella etapa me acompañan el recuerdo y las vivencias – anécdotas incluidas – de políticos como Adolfo Suárez, Felipe González, Manuel Fraga, Santiago Carrillo, Landelino Lavilla, Miguel Boyer, Aznar…

En este día de la Radio debo dar las gracias a los compañeros de entonces. También a los de hoy. Unos se nos han ido. Otros, quedan. Para todos, mi nombre siempre estará unido a ellos. No me quiero poner trascendente, rigurosamente serio. Pero desde la palabra amistad, diré ¡Viva la Radio!

 *(Juan Antonio Ibáñez es periodista)

 

Foto: Juan Antonio Ibáñez y Juana Pastor presentando una gala en la radio que ya es historia. (ARCHIVO DE JUANA PASTOR).

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