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Hace escasamente una semana, acudí junto a dos amigos al Club de Campo de Jaén. Cuando abandonábamos sus instalaciones les hice detenerse a mirar la placa que da nombre a esa calle: “Crítico taurino Ángel del Arco Navarrete”. Aficionados ambos a los toros, esbozaron una sonrisa al encontrar que en nuestro callejero se reconoce públicamente a alguien a quien conocían y además, a la vez, en las calles de Jaén mínimamente se le hacía un guiño a nuestra afición a los toros.

Tristemente, tan sólo unos días después, el destino ha querido poner punto final a la vida de Ángel del Arco.

Como a tantos otros a mí también se me han agolpado en estos días multitud de recuerdos. Tuve la suerte de conocerlo y gracias a la información taurina, compartir muchos momentos siempre en torno a los toros a lo largo de estos últimos quince años, conviviendo con él en la previa de muchos festejos por toda la provincia, o bien al término, pero nunca compartiendo a su lado el festejo, sino con su hijo Ángel en los tendidos de Úbeda, Villanueva del Arzobispo, Linares, Jaén y muchas más plazas que seguro ahora se me quedan en el olvido…donde hemos vivido de todo.

Ángel del Arco por su veteranía – el respeto a la jerarquía es sagrado en el toreo- ocupaba siempre un lugar discreto en el callejón, acompañado por su inseparable cuaderno de notas, para al terminar la corrida dictar al teléfono a la redacción de IDEAL la crónica a tiempo para poder ser publicada al día siguiente.

He de reconocer que por edad prácticamente lo he conocido como crítico taurino de IDEAL, y paralelo a ello, no puedo olvidar sus extensas colaboraciones en la inolvidable revista que editaba con mucho mérito el Club Taurino Tendido 1 de Jaén, en cuya sede cada vez que se celebraba un acto taurino y él tomaba parte, me encantaba escucharlo por la manera tan medida, equilibrada y pausada de dirigirse a los presentes y exponer sus pensamientos u opiniones.

Paradójicamente, apenas lo he podido seguir en radio. Rescato de mi memoria sus intervenciones cada verano por agosto cerrando el programa de Manolo Molés en la Cadena SER, con la madrugada muy avanzada y sin apenas minutos para a contrarreloj contar lo que había ocurrido en la Plaza de Baeza, la de Sabiote o en Linares por San Agustín, o en el maratón taurino del mes de septiembre en Andújar, Cazorla o su Villacarrillo del alma.

En este sentido, el libro escrito por Indalecio Morales “La radio en Jaén. Una aproximación histórica”, editado por la UJA, me ha servido para acercarme a la verdadera dimensión de lo que Ángel del Arco ha supuesto para la radio en Jaén. Aquella radio mágica, cercana, familiar y formada por periodistas totalmente polivalentes como Ángel lo fue.

He tenido el privilegio de sentir su magisterio a la hora de informar de toros, encontrando en él a un referente. He sentido su respeto hacia mí y he tenido la suerte de gozar de su amistad y afecto. Sólo le dí un disgusto o berrinche, cuando de vuelta de una corrida funesta en la Plaza de Linares, salió el tema del fútbol y yo le comenté que en materia futbolera …era del Betis. ¡Menuda bronca me pegó! Por cuestiones del pasado relativas al Real Jaén …por mucho que yo le confesase que ser bético era más por Curro Romero que por Rafael Gordillo…no le hizo ninguna gracia.

Pero al margen del fútbol, para mí Ángel ha sido y será siempre un referente en la historia del periodismo taurino de Jaén. Así quedó demostrado en su último adiós en la Iglesia de Cristo Rey hace unos días, con la presencia de una importante cantidad de gente del toro de la provincia y un bellísimo capote de paseo cubriéndole.

Y Jaén así lo recordará siempre, lo que no es fácil. Porque la información taurina cada día cuenta con menos espacio en los medios de comunicación, ya sea por directa animadversión de sus responsables, falta de espacio o por carecer de un redactor cualificado para ello que cuente con conocimientos en materia de toros…y sobre todo con afición. Por la dificultad de encontrar empresas que patrocinen espacios de información taurina. Por la chanza o directamente menosprecio a quien habla o escribe de toros. Porque enjuiciar y someter a análisis la labor de aquellos que se juegan la vida en los ruedos, no siempre es bien recibida por quien se viste de luces y menos aún por su entorno. Y sin ir más lejos por los tiempos que corren de un tiempo a esta parte.

¡Con lo hermoso que es contar y cantar la grandeza del toreo! En las ondas de la radio, en las páginas de un periódico, o acompañando las imágenes de una faena en televisión.

Desde aquí mi emocionado recuerdo a Ángel del Arco y mi agradecimiento por lo mucho que hizo por la fiesta de los toros en la provincia de Jaén, dignificando con su labor la información taurina.

 

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