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                        ¡Ay!,

                        como un arco de viola

                        el grito ha hecho vibrar

                        largas cuerdas al viento.

                        F.G.L.

             

 

Quien se haya acercado, aunque sea ligeramente a la obra de  García Lorca, habrá comprobado que lo jondo en Federico no es una mera circunstancia. Es respuesta a una auténtica preocupación que él se impone atendiendo a su ser andaluz.  Ya desde su juventud fue narrando la leyenda de un Arte tan nuestro como universal. Me refiero, en este caso, a su proximidad, a su decidida aportación al flamenco.

Su forma de ver al cantaor nos sirve para adentrarnos en la visión que tiene: “El cantaor, nos dice el poeta, cuando canta, celebra un solemne rito, saca las viejas esencias dormidas y las lanza al viento envueltas en su voz… tiene un profundo sentimiento religioso del cante. La raza se vale de ellos para dejar escapar su dolor y su historia verídica. Son simples médiums, crestas liricas de nuestro pueblo.”

Me pregunto, ¿alguien duda a estas alturas del rayo de luz que en el firmamento del flamenco dejó aquel cometa que fue el concurso de Cante Jondo de Granada, celebrado en Junio de 1922?

 Y no es cierto el grito de advertencia que Federico, lanza,

“Mientras que Rusia ardía en el amor a lo popular, única fuente, como dice Robert Schumann, de todo Arte verdadero y característico; y en Francia temblaba la ola dorada del impresionismo, en España, país casi único de tradiciones y bellezas populares, se decía que era cosa de baja estofa la guitarra y el cante”.

Desde entonces mucho se ha escrito sobre lo que supuso en el devenir histórico del flamenco aquel acontecimiento cultural. Todavía hay quien analiza con cierta ligereza el interés de Federico por el flamenco, queriendo significar cómo la intelectualidad vivía ajena a la cultura popular, queriendo censurar su alejamiento y, por tanto, su desconocimiento del pueblo. Y, en este caso de algo tan nuestro como es el flamenco. Pero este hecho no se da en Federico. Porque, Federico  se sentía pueblo mismo. Su mensaje cultural siempre estuvo cercano al pueblo que lo escuchaba y lo hizo suyo. Quién no recuerda, además, su interés por llevar, también, el teatro a cualquier rincón andaluz.

Cuando escribe siempre da poderosas señales de identidad jonda. Las connotaciones del escritor con la sensibilidad jonda son patentes. Además, el poeta vive con y para el pueblo. Federico se hace vate o elegido y resume en unos versos toda la sabia que corre por nuestras venas, por nuestros paisajes.

Podríamos decir que lo jondo en Federico, es la forma de exponer y comunicar el sentimiento, de unas raíces y vivencias humanas, que cobran vida en situaciones recreadas por el artista.

Sí, Jondo es Federico.

Federico en abierta mirada, lleva a sus ojos, todo aquello que este SUR envuelve y contiene.

Tierra y fruto, forman y conforman un río. Siempre el río en Federico, con cauce y alimento  de naturaleza distinta necesarios para beber y soñar la vida. Así suspira el andaluz. Así, sobre un caballo de anhelos, cabalga el andaluz. Federico va en ese jondo caballo.

 

DESDE EL RECUERDO

A Federico García Lorca:

En este año, la fuente de la vida le habría regalado 120 chorros de plata para que se reflejara en ellos, mientras la luna, inquieta, en sus manos se bañaba. Manuel Ángeles Ortiz, desde un columpio de afectos, gritaría, ¡Federico, Federico. Y Alberti no hubiera tenido que soñar sus Soleares del que nunca fue a Granada.

Es la memoria, el recuerdo, el ayer. Y en ese espacio de tiempo que es el ayer, Federico García Lorca vive su realidad.

Y mi voz grita dolorida

algo que tanto ha callado,

con las claritas del día

alientos de vida han “cortao”.

 

Hondo Federico. Verso a verso. Pueblo a pueblo.Federico como cante errante.

El pueblo recuerda a Federico. El pueblo ama a Federico.

Y es por lo que, a ese imaginario entierro que el periodista y escritor Rafael Gómez Montero describió para el poeta, el pueblo se une a su eterno recorrido por el aire de Granada.

Es el ayer y el hoy. Junto al verso que es ruta en el camino de la emoción, cantes arañados a la historia, sirven para sentenciar lo ocurrido.

Porque hace 82 años, el universal escritor, sensibilidad de su Granada -paraíso oculto que llora- caía, víctima del odio, a campo abierto, alejado del tumulto de los cementerios, con el silencio de lo oculto y la muerte de compañera. “si muero dejad el balcón abierto”.

Y sabed que aquella noche las negras madres de la pena, ya tenían una nana para dormir, para siempre, a Federico.

 

El llanto de este chiquillo

tiene ecos de silencio

lo parieron una noche

noche de triste recuerdo.

 

Y el pueblo siente como una oscura angustia, cuando…

 

Una “madrugaita” de agosto

gimió el aire de dolor,

de un tiro han “quebraito”

la vida de un ruiseñor.

Se enturbian de muerte

Darro y Genil, agua clara,

ríos de sangre denuncian

que a un hombre bueno se mata.

 

Desde Víznar oigo un grito

la campana de La Vela llora

la muerte de Federico.

 

Y la granaína, cante que es rumor de melodía agridulce, donde la guitarra inunda de arpegios el mundo de los sentimientos, se hizo pregón.

 

El cerro está de luto

el Albayzín mira al alba.

En cada gesto rabia,

justicia para Federico,

el pueblo noble reclama.

 

Y sigue el verso popular queriendo escapar de la cárcel de lo oculto. Porque han sido tiempos de obligados silencios, no de olvidos. Y el pueblo, después de rescatarte, Federico, de tenerte con nosotros, rompe la voz en un desgarro-siguiriya:

Herío de muerte

caío en el suelo,

miró a la luna y en un suspiro

se quedó muerto.

 

Es cuando el corazón, destrozado en rabia, llora:

 

No más guerras

no más dolor,

“hermanico” mío para qué matarnos

si la vida es de Dios.

 

Pero, desde la libertad de la palabra, ya escribió  el poeta:

 

Quiero dormir un rato.

Un rato, un minuto, un siglo.

Pero que todos sepan que no he muerto.

                                                   

                                            Juan Antonio Ibáñez

                                              Periodista escritor.

 

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