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Por ANTONIO MARTÍN MESA / La semana actual, 27 de abril al 3 de mayo, nos ha traído noticias positivas en la evolución de la pandemia del coronavirus. En efecto, sigue aplanándose la curva de los afectados -¡Lo que estamos aprendiendo sobre virología!-, disminuyen los fallecimientos y se incrementan a mayor ritmo el número de curados. También comienza la desescalada –un nuevo término lingüístico que está llamado a quedarse con nosotros-, lo que implica que, además de los niños, las personas mayores de 14 años podremos salir a pasear y/o a hacer deporte de forma individual. ¡Bien! Este “mal sueño” parece que está llegando a su fin y que pronto nos instalaremos en lo que se ha dado en denominar como la “nueva normalidad”. Sí, en las siguientes fases abrirán comercios, las terrazas de los bares, restaurantes, cines y teatros, con aforo limitado, pero abrirán. Hasta aquí todo positivo.

Junto a las anteriores noticias halagüeñas, la semana que ahora concluye nos ha traído otras, las económicas, que han venido a suponer un verdadero mazazo en la maltrecha moral ciudadana y que, a pesar de ser esperadas, nos han dejado noqueados.

El martes 28 de abril se hacía pública la EPA correspondiente al primer trimestre de 2020, es decir, que la pandemia y la consiguiente paralización económica solo afectó a una quincena –la segunda de marzo-, mientras que el resto del período fue normal, aunque dentro del proceso de desaceleración económica, que ya hemos referido en varias ocasiones en este Blog. Bien, pues a pesar de que solo fueron dos las semanas contabilizables de “hibernación” económica, el número de ocupados disminuyó en 285.600 personas, con relación al trimestre anterior en España. En Andalucía la reducción del empleo fue de 28.800 ocupados y de 2.000 trabajadores en la provincia de Jaén. Asimismo, la encuesta del Instituto Nacional de Estadística (INE), situaba en 121.100 personas el incremento del desempleo en España, con una tasa de paro que repuntaba hasta el 14,4 por 100 de la población activa. En Jaén, este suele ser un trimestre muy favorable en la evolución del mercado de trabajo, como consecuencia de la recogida de la aceituna y la elaboración del aceite de oliva en nuestras almazaras provinciales; en efecto, el paro EPA bajó en 300 personas (tasa de desempleo del 20,2 por 100). No obstante, es un “espejismo” puesto que, en términos intertrimestrales, Jaén presentaba 2.300 activos menos y 2.700 inactivos –que no están en el mercado de trabajo- más. Malos datos, y eso que se trata de un período con solo una semana de pandemia.

El jueves 30 de abril, el INE hacía pública la Contabilidad Nacional correspondiente al primer trimestre de 2020, en la que se estima una evolución del PIB del -5,2 por 100, con relación al trimestre anterior, lo que la convierte en la más drástica desde que se elabora la misma. En términos interanuales, la variación fue del -4,1 por 100, cifra que no se conocía desde 2009. En suma, que tras 6 años (24 trimestres) de crecimiento del PIB de forma ininterrumpida, volvemos a las sendas negativas de 2009, 2011, 2012 y 2013. Además, mientras que la crisis anterior tuvo un período de gestación mayor, ésta se ha generado en apenas 15 días.

Por último (¡Menos mal que se acaba la semana!), el viernes 1 de mayo el Gobierno hacía público su “Programa de Estabilidad” (previsiones económicas), que con carácter periódico debe elaborar y someter a la aprobación de la Unión Europea. ¿Qué se dice en él? Me voy a ahorrar los adjetivos, puesto que las cifras hablan por sí solas:

            El PIB caerá en 2020 (-9,2 por 100 frente al +2,0 de 2019).

            El consumo privado se reducirá (-8,8 por 100 en 2020 frente al +1,1 del año anterior).

            La inversión en bienes de equipo y en la construcción se desplomará (-25,5 por 100 en 2020 frente al +1,8 de 2019).

            La tasa de paro pasará del 14,1 por 100 de la población activa en 2019, hasta el 19,0 por 100 en 2020.

            Las administraciones públicas españolas presentarán un déficit en 2020 equivalente al -10,3 por 100 del PIB.

            La deuda pública se disparará hasta el 115,5 por 100 del PIB.

Es verdad que las cifras hablan por sí solas, como también es verdad que este es un mal generalizado en todo el mundo: EEUU contabiliza 30 millones de nuevos parados desde que estalló la pandemia, Italia ha sufrido una caída del PIB del 4,7 por 100 en el primer trimestre y Francia del 5,8 por 100, mientras que Alemania prevé que su economía caiga por encima del 5 por 100. Ahora bien, esto no nos puede servir de consuelo, porque ya se sabe aquello de “mal de muchos, consuelo de ..….”.

Quiero insistir una vez más, ya lo vengo haciendo en otras colaboraciones en medios de comunicación, que la salida de la crisis requiere un esfuerzo conjunto de todos, gobierno y oposición, empresarios y sindicatos, instituciones europeas y ciudadanos españoles. Es lamentable, a mi juicio, el clima de crispación, de bronca, de enfrentamiento, al que estamos asistiendo en el Congreso, en las tertulias, en las declaraciones políticas, en las ruedas de prensa y en los periódicos, radios y televisiones. No, nuestra clase política no está a la altura de la situación. Cuando se requiere acuerdo, consenso y unir fuerzas para salir de la situación, el punto de mira es cortoplacista y de intereses partidistas. No, así no saldremos bien de la pandemia. Los paganos serán los millones de españoles (decenas de miles de jiennenses) que se queden en paro y las miles de empresas que no puedan abrir la persiana o que deban de cerrarla tras constatar su inviabilidad. No, así no.