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Por ANTONIO MARTÍN MESA / El pasado jueves, día 26 de julio, conocimos los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), correspondientes al segundo trimestre del año. Esta fuente de información estadística, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), estimaba en 69.500 las personas desempleadas en la provincia de Jaén, en 910.300 las de la Comunidad Autónoma de Andalucía y en 3.490.100 los parados en el conjunto de España. Unos días antes hacía públicos los datos del paro registrado, correspondientes al mes de junio, el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), es decir, lo que antes conocíamos como el paro registrado del INEM. Los datos fueron: 50.357 desempleados en Jaén (19.143 menos que la EPA), 789.800 parados en Andalucía (120.500 menos que la EPA) y 3.162.200 desempleados en España (327.900 menos).

Las preguntas que nos surgen ante esta disparidad de datos son: ¿Por qué esas diferencias entre las dos fuentes oficiales? ¿Cuál de las dos es más fiable? ¿Qué fuente se aproxima más a la realidad del desempleo en nuestro país, en Andalucía y en Jaén?

La respuesta es relativamente sencilla: son dos fuentes de información estadística que se elaboran con distinta metodología y que, consecuentemente, ofrecen cifras diferentes. Veamos:

  • La EPA es una encuesta trimestral que se realiza a una muestra aleatoria de 65.000 familias, por parte del INE, y que considera como parado a aquella persona de 16 o más años que cumple simultáneamente las siguientes condiciones: a) Estar sin trabajo la semana de referencia (en la que se hace la encuesta); b) Buscar trabajo adoptando medidas concretas y c) Estar disponible para el trabajo en un plazo de dos semanas. Estar parado es compatible con ser estudiante o declararse como ejerciente de “labores de hogar”.
  • El paro registrado por el SEPE es un registro administrativo, cuyos datos se dan a conocer mensualmente. Se considera “demandante de empleo” a toda aquella persona que solicita un puesto de trabajo –esté desempleado o no- ante las oficinas de empleo. Para estimar el paro registrado, al finalizar el mes se restan al total de demandantes de empleo: a) Los trabajadores que ya están ocupados (que lo que querían era cambiar de empleo o compatibilizar dos trabajos); b) Trabajadores sin disponibilidad inmediata para el trabajo o en situación de incompatibilidad con el mismo (jubilados, mayores de 65 años, en baja por enfermedad o maternidad, estudiantes menores de 25 años, personas que busquen su primer empleo, etc.;
    c) Trabajadores que demandan exclusivamente un empleo de características específicas (a domicilio, de menos de 3 meses, menos de 20 horas semanales, para trabajar en el extranjero, etc.); d) Trabajadores eventuales agrarios beneficiarios del subsidio y e) Demandantes que rechazan acciones de inserción laboral.

En suma, son dos fuentes distintas y que, como decíamos, ofrecen datos diferentes. El lector ya podrá sacar sus propias conclusiones. Aquí sólo apuntaré que la EPA es perfectamente homologable a la Encuesta de Fuerzas de Trabajo que realiza la Unión Europea, que es una encuesta a 65.000 familias, es decir, a más de 200.000 personas (las encuestas políticas y de opinión se hacen a muestras que apenas rebasan los 1.000 encuestados), así como que no todos los parados se inscriben en el SEPE. En definitiva, la EPA es la fuente de información estadística que más fielmente representa la realidad de nuestro mercado de trabajo.