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La industria es la segunda rama de actividad más importante de la economía española tras el sector servicios, pero su repercusión está disminuyendo progresivamente, ya que ha pasado de suponer un 18.7% en 2000 al 14.64% de 2019, niveles muy distanciados del objetivo previsto por el horizonte 2020 cuando se estimó un 20%. Por otro lado, su importancia relativa se redujo, entre 1995 y 2015, 5 p.p. mientras el sector servicios se incrementó en 8 p.p.

“Casi siempre es necesaria una recesión fuerte para darnos cuenta de la importancia que tiene la industria en el contexto total de la economía. Tras la crisis financiera no hicimos esta reflexión. El paso del tiempo nos ha demostrado que lo que sigue creando valor es la industria, que transforma la materia prima en producto final, aunque por mucho tiempo hemos ignorado esta  evidencia”, señala Erik S. Reinert, economista noruego.

En este caso ha sido el tremendo desajuste que ha originado la pandemia para confirmar que, efectivamente, en general, y muy especialmente España, este sector debe centrar buena parte de los planes de recuperación que a nivel global se están planteando los gobiernos de los países más desarrollados. Cualquier análisis de las secuelas provocadas por esta crisis pone de manifiesto que aquellos países de nuestro entorno que mantienen un sector manufacturero fuerte, han aguantado mejor el tipo que el resto de países. Los datos relativos al PIB así lo confirman, ya que Alemania sólo lo contrajo en 2020 un 4.8%, frente al 8.1% de Francia, 8.9% de Italia y, sobre todo, el 10.8% de España.

“Hay muchas razones para que se esté volviendo a pensar en la industria tras el periodo pandémico vivido: el mundo se dio cuenta de que dependía casi íntegramente de China”, subraya Richard Koo, economista jefe del banco japonés Nomura. La experiencia sufrida nos ha demostrado lo dañino que puede ser no solo descuidar la industria, sino estar en manos de un único país para aprovisionarse de los más básicos. “Cuando más falta hacían mascarillas, equipos de protección para los sanitarios o gel desinfectante, las autoridades comprobaron que todo tenía que venir de fuera”, comenta I. Fariza en El País.

La significante dependencia que nuestra economía mantiene del sector servicios, especialmente del turismo, ha sido una de las causas por las que el PIB español ha encabezado el dudoso ranking de ser la economía avanzada en la que más ha descendido el PIB, porque la aplicación de las necesarias y estrictas medidas confinatorias han golpeado brutalmente a ese sector al reducir la actividad económica a términos esenciales. 

No se trata de postergar estas fuentes de generación de actividad, sino de potenciar gradualmente el sector industrial, atendiendo a su atomización para hacer empresas más productivas y sólidas, potenciar la innovación, el emprendimiento y el I+D, propiciar una mayor penetración de la transformación digital del sector industrial, facilitar un ecosistema para que los negocios aceleren su puesta en marcha con una sencilla legislación operativa y asignar recursos suficientes para la expansión, solidez y  crecimiento de tamaño de las Pymes.

Foto: Diario ABC.

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