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Estimado Alcalde de Jaén:

A título de opinión estrictamente personal, me atrevo a hacer en público esta reflexión sobre el pavimento que se va a colocar en la plaza Deán Mazas. De todos es sabido que se va a instalar el granito gris similar al que ponen últimamente en gran mayoría de calles de la ciudad. Más allá de criterios subjetivos de gustos y colores, lo que sí es objetivo es que dicho suelo está resultando poco práctico en la ciudad por cuanto está habitualmente sucio, con restregones y manchas que no salen y generan un aspecto de dudoso criterio estético y de limpieza. Lo vemos en San Clemente, por ejemplo, y lo vamos viendo en la calle de Correos, donde ya está sucio y negro en los vados que atraviesan cocheras y apenas recién instalado.

Una vez más, y como ya han manifestado muchos jiennenses, en ánimo constructivo le ruego reflexione sobre la idoneidad de reponer en la plaza Deán Mazas el suelo fregable de cuadrícula típico de Jaén, que es lo que usted mismo ha propuesto para la calle Maestra y que tiene previsto reformar. Usted mismo dijo que es un suelo que refleja la identidad de Jaén y, por ello, no entiendo por qué en el caso de la plaza Deán Mazas se va alterar la fisonomía de un suelo que hace conjunto con los de las calles colindantes (Pescadería, Campanas, La Carrera, plaza San Francisco…). Si pretenden peatonalizar el centro, lo suyo es unificar pavimentos. E incluso mejorarlos, basta ver lo que se hace en otras ciudades, con mosaicos, o pavimentos como el de la calle Cerón, que dan personalidad y alegre colorido sin estridencias , combinando guijarros, incluso incrustando en el suelo elementos indicativos hacia los hitos monumentales, etc.

Lo digo, además, porque hemos conocido por prensa que se han presentado escritos oficiales solicitando esto y por cuanto parece ser el suelo gris no cumple la norma Pepri, al tiempo que es importante valorar que esta plaza es centro histórico de la ciudad. Embellecerla debe conllevar materiales nobles, diseños de pavimentos con estilo, y no olvidar otros detalles. Por ejemplo, instalar luces ornamentales tanto en la base de las palmeras de Pescadería, como en naranjos y vegetación de la plaza; instalar riego subterráneo, automatizado por goteo, hasta la parte superior de las farolas clásicas para instalar en lo alto macetas vistosas con flores. Sin olvidar impermeabilizar la fuente (actualmente provoca filtraciones al edificio colindante y por eso no activan el agua). Ya que hay obra, arréglese ese problema y, seguidamente, instálense surtidores perimetrales de agua (iluminados en la noche) que viertan a la taza. El sonido del agua alegra, relaja y refresca los sentidos.

Sería buen momento ahora para reponer, dentro de la taza, la escultura original que está en la entrada del Museo Provincial y que alguien dijo hace una década que la repondría para quitar la copia que nos dejaron «temporalmente». Si, por último, iluminan dicho conjunto escultórico de la fuente y, además, implican a la Fundación BBVA para que acometa la iluminación artística del Palacio de los Vilches, resaltando medallones, arcos, columnas, ventanas, etc., entonces conseguiríamos una plaza vistosa y atractiva. Son detalles y los detalles hacen ciudad. Lo que no podemos consentir es condenar a este espacio enclavado en el corazón de la ciudad a instalarle un suelo vulgar, gris y sucio que ya estamos viendo el resultado que da. Hay tiempo aún. Le ruego lo reconsidere. Gracias.

Foto: Una imagen de la Plaza Deán Mazas antes del inicio de las obras en marcha.

 

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