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Diferentes ministros del Gobierno de la nación han pasado por Jaén en los últimos años sin pena ni gloria, incluida la de Hacienda, María Jesús Montero, a la que nada hay que agradecerle, porque lejos de ayudar lo que ha hecho es apretar las clavijas al gobierno local y ahí lo tienen haciendo números para ver de qué manera sacan los presupuestos del próximo ejercicio y cumplen con las medidas de ajuste; ni siquiera al de Agricultura, que se debería dar una vuelta con más frecuencia por el territorio más olivarero del mundo para que se sienta la cercanía del responsable político, incluso lo del almacenamiento autorizado por Europa ha sido considerado un fiasco por el sector y lo de la PAC, ya veremos, porque Planas ha faltado a alguna reunión importante en Bruselas, veremos a ver cómo salimos de esta. No digamos del titular de Fomento, el ínclito señor Ábalos, del que el PSOE nos ha vendido que le han trasladado el grave problema del ferrocarril en Jaén y él no se ha molestado en venir a verlo in situ, estuvo en una gira de campaña, pero no a dar la cara ante la sociedad jienense. Hace un año por estas fechas estábamos con el debate del ferrocarril a tope, suelen ser polémicas de ida y vuelta, cual Guadiana, que aparecen y desaparecen, y cuando se marchan hasta nueva ocasión los políticos respiran porque llevan mal lo de la presión mediática y de la ciudadanía, en especial las plataformas que esta vez se lo han tomado tan en serio que no se toman vacaciones.

Pues con este panorama es de agradecer que el ministro de Cultura en funciones, que todo hay que decirlo, José Guirao, se ha dejado ver en varias ocasiones en los últimos meses por Jaén y ya sea por su propio interés o, quiero pensarlo mejor así, porque los “suyos” le han trasladado la inquietud, el responsable político se ha “mojado” con varios asuntos que tienen una gran importancia para Jaén y que en algunos casos llevaban tiempo entretenidos y es de esperar que con su intervención logren acelerarse. Uno de ellos es el del Museo Íbero, que ha tenido oportunidad de conocer, quiero decir para expresarlo mejor, el extraordinario edificio, porque lo de Museo son palabras mayores. Se ha comprometido Guirao con que este centro museístico que en su día va a ser un referente de la cultura íbera, tenga carácter nacional y forme parte de la red estatal. Ni que decir tiene que se trata de una buena noticia y aunque no ha querido dar fechas, porque seguramente no quiere echar leña al fuego de la enorme frustración que este Museo representa para Jaén, que es para entrar en el Guinnes de la tomadura de pelo que la Junta tuvo con esta ciudad, utilizando para más inri la figura del Rey Felipe VI, hay que creer en la buena voluntad del hoy responsable de Cultura, que ya ha adelantado que el costo anual para que nuestro nuevo centro cultural pase a la red nacional será de alrededor de cinco millones de euros, que pensamos merece de sobra esta tierra. El señor Guirao ha tenido oportunidad de conocer en el Congreso de Arqueología Ibérica que ha organizado la Universidad, el potencial arqueológico de la etapa de los íberos que constituye un orgulloso patrimonio de Jaén.

Por cierto, el presidente de la Diputación, Francisco Reyes, ha señalado con respecto al Museo en particular y al patrimonio íbero en particular, que ofrece un enorme atractivo de cara al fomento del turismo. Seguramente es así, pero el número de visitantes al edificio (no lo llamaré más Museo, aunque es verdad que sus magníficas instalaciones se están aprovechando a base de bien, al menos ese beneficio queda) ha pasado a ser insignificante a pesar de que empezó con buenas expectativas hasta que los interesados se dieron cuenta de que le habían dado gato por liebre. Ha sido un proyecto mal gestionado en tiempo y donde la coordinación ha brillado por su ausencia para que al final de las larguísimas obras todo estuviera dispuesto para inaugurar un Museo Íbero como Dios manda. Ahora hay que esperar y a pesar de las buenas impresiones del ministro no sabemos lo que va a durar esa espera, de modo que por si acaso hay que armarse de paciencia. 

Pero no queda aquí la cosa. El señor Guirao tenía interés en conocer personalmente, no porque se lo cuenten, el estado de las cubiertas de la Catedral de Jaén y allí que subió acompañado de autoridades y de los responsables del primer templo de la diócesis. El ministro en funciones es partidario de que la obra de mejora de la techumbre que queda aún pendiente de realizar, se acometa ya en una única fase y no en pequeñas actuaciones como ha venido ocurriendo hasta ahora, ya que la sola colocación del andamiaje y otros preparativos se llevaban parte de la inversión a realizar. El compromiso, respondiendo así a la petición formulada por el arquitecto conservador del monumento, el granadino Pedro Salmerón, es que con un solo proyecto, que puede estar cercano a los tres millones de euros, se puede acometer el total de la obra y dejar terminadas las cubiertas, una mejora de la techumbre que ha durado bastantes años y a pesar de todo hay que agradecer a los diferentes gobiernos de la nación, tanto del PP como del PSOE, que en mayor o menor medida apostaron por colaborar en el mantenimiento de la seo jienense. Es más, el ministro en funciones también ha expresado, y este dato es fundamental, el apoyo de su departamento para la declaración de la Catedral de Jaén como Patrimonio de la Humanidad, expediente que el Ayuntamiento presidido por Julio Millán ha señalado que pretende acometer a la máxima brevedad posible y que se ha impuesto como una prioridad. 

Me han causado buena impresión las declaraciones de José Guirao y sobre todo algunos gestos que demuestran que hay verdadera voluntad política y no un simple brindis al sol. A la hora de la verdad todo va a depender de si vuelve a ostentar la responsabilidad del Ministerio, porque de no ser así ya tendríamos que empezar de nuevo. Soy bastante escéptico con las promesas de los ministros que vienen a Jaén a cubrir el trámite y si te vi no me acuerdo. Todavía no he olvidado la presencia en la capital, hace nueve años, del señor José Blanco, a la sazón ministro de Fomento, que en presencia de las primeras autoridades jienenses de entonces, entre ellos Gaspar Zarrías y Carmen Peñalver, dio por hecho que muy en breve, en días o semanas, se firmaba el protocolo para llevar a cabo el proyecto para la estación intermodal. Un engaño monumental por el que nadie pidió responsabilidades. Entenderán, porque no es el único ejemplo, pero sí el más evidente, que tenga mis reservas y ponga en cuarentena los mensajes en positivo del ministro en funciones de Cultura. Creo no obstante que es lo menos que el Gobierno puede ofrecer a Jaén en este momento para ir resarciéndose de tanto abandono inversor y ya no me refiero al último ejecutivo, que también, me refiero a todos los de la democracia por la deuda histórica tan enorme que han acumulado con Jaén. En fin, vamos a conceder el beneficio de la duda a un ministro en funciones que por lo menos le ha puesto buena cara a Jaén.

 

  

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