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HACE UN AÑO. Aquí estamos, pasado un año de la toma de posesión del nuevo gobierno andaluz de PP y Ciudadanos, esperando, como siempre ha ocurrido en Jaén, la llegada del maná andaluz enviado por la Junta de Andalucía, en este caso por su gobierno liderado por Juan Manuel Moreno Bonilla, el político popular que en los años que fue portavoz y jefe de la oposición, le prometió a Jaén días de vino y rosas, sugerente de una época de feliz despreocupación porque todo lo comprometido tendría que llegar. La realidad es diferente, ahora mismo es cierto que ha pasado un año y en política en ese espacio no da tiempo para casi nada y además hubo que pasar por la designación del gobierno, los acuerdos entre dos más uno, que no debe ser nada fácil, y a partir de ahí enterarse bien del funcionamiento de la administración heredada que durante 37 años ha estado en manos de un solo partido político, el PSOE.

De ahí que en Jaén sigamos expectantes, un poco recelosos, y desde luego echamos mucho de menos que parte de los que tantas veces dieron la cara para ilusionar a esta tierra con compromisos muy concretos, que están en las hemerotecas, no hayan tenido tiempo para dar la cara, sobre todo ante quienes una y otra vez anunciaron a bombo y platillo que Jaén sería una prioridad.

Dije en su momento que no hay mal que por bien no venga y que lo ocurrido en las elecciones autonómicas de diciembre de 2018 era una oportunidad para favorecer la alternancia política en Andalucía, algo que, como se ha visto de manera palpable en el escandaloso asunto de los ERE, y por meras cuestiones de higiene política, era necesario. Es una de las grandes fortalezas de la democracia, que cada cuatro años hay elecciones y que pueden decidir libremente los ciudadanos.

Este gobierno de PP con Ciudadanos, bajo la atenta mirada y más que eso, de Vox, durará lo que el pueblo andaluz quiera, ni más ni menos, y en este caso concreto lo que corresponde a las fuerzas vivas de la ciudad de Jaén, a su sociedad civil, etc., es demandar que la nueva Junta tampoco nos ningunee, no digo que en un periodo de cuatro años se pueda dar vía libre a tantos asuntos como figuran en la lista de espera de la gestión del gobierno socialista, pero Moreno Bonilla por una parte y Ciudadanos, por otra, se esforzaron durante la campaña en abrir todas las expectativas para Jaén y es lógico que estemos aquí a la espera de que esas previsiones tan optimistas se cumplan. Nos alegra si es cierto que se está operando un mayor crecimiento económico de Andalucía como dicen los responsables de la Junta, que confían en que la comunidad dé un salto en el panorama nacional, a pesar de que son muchas las rémoras existentes. Lo que sea bueno para Andalucía debe serlo para Jaén, pero nuestra prioridad tenemos que ser nosotros mismos, y, como bien sabemos, el panorama es bastante desfavorable, empezando por el problema más grave, el desempleo.

Aquí es precisamente donde hay que volcar todos los esfuerzos. La Diputación ha presentado un plan de empleo ambicioso dotado con 20 millones de euros y ahora hace falta que se retraten la Junta y la Administración central. En ambos casos con planes que no sean apagafuegos para el momento sino que actúen sobre el fondo del problema y ayuden a la creación de empleo definitivo.

Durante este tiempo se han visto destellos, ha habido acercamientos relacionados con aspiraciones de Jaén, pero sería mucho decir que estamos en el camino de darle respuesta a todos y cada uno de los problemas importantes de esta capital, del primero al último. Ni los presupuestos que el gobierno andaluz ha hecho hasta ahora van en esa dirección. Voy a poner algunos ejemplos, sin pretender agotar toda la tarea que tiene pendiente la Junta y en la que Jaén lo primero que hizo fue, como tal vez correspondía, ponerse a la cola. Por empezar por algún asunto que clama al cielo, se ha avanzado en las conversaciones con el tranvía, pero no se ha firmado aún el convenio tal como viene demandando el alcalde de Jaén, Julio Millán, por tanto dudo mucho que en 2020, es más estoy seguro de que no será así, veamos al sistema tranviario funcionando, aunque llevamos varios ejercicios en el que los políticos nos han venido prometiendo que “este año sí”. Incluso desde el pesimismo militante, no creo que lo veamos transitar en esta legislatura, aunque ojalá me equivoque, los recelos se justifican con los casi nueve años que llevamos de espera.  

Con respecto a la Ciudad de la Justicia, se nos ha vuelto a decir hace meses que constituye una prioridad, pero ahora lo que se hace es desandar el camino de los terrenos y volver a reivindicar la formula público-privada. No creo que esté en línea de salida. Del Museo Íbero lo más destacado es el acuerdo entre Junta y Gobierno de España para que el centro museístico pertenezca a la red estatal, al menos eso se sabía con el anterior ministro, José Guirao, pero estamos sin fecha y el edificio, magnífico por cierto, sirviendo para todo clase de acontecimientos, un multiusos, para todo menos para lo que tendría que ser, y en esto la actual Consejería bastante ha hecho con heredarlo tras una gestión para olvidar.

También recientemente se ha creado el modelo de gobernanza para gestionar la Inversión Territorial Integrada (ITI), y la Junta ha anunciado su disposición con el proyecto, pero tampoco es actuación propia, le ha venido dada, y ahora hay que ver cómo se administra este asunto tan relevante para la provincia, en el que lo más importante es que las comisiones de trabajo están funcionando y en breve se supone que habrá una propuesta de actuaciones a desarrollar, si bien Jaén entero está pendiente de que el Consejo de Ministros dé su aprobación a la participación estatal, nada menos que 220 millones, y no se sabe nada a pesar de que se trata de una decisión de urgencia, porque la provincia corre el riesgo de retrasarse en los proyectos y perder ese dinero extra, lo cual sería imperdonable y motivo suficiente para censurar del primero hasta el último a los políticos que no están haciendo sus deberes y que hacen un flaco favor a los intereses de Jaén. No quiero ser alarmista a la espera de respuesta, pero hay motivos suficientes para la preocupación.

Otro asunto de calado con respecto a la aspiración tan antigua de contar con una Ciudad Sanitaria, la Junta es verdad que ha dado el primer paso, ha puesto encima de la mesa su compromiso y ha recibido por parte de Ayuntamiento y Diputación los terrenos, actitud modélica por cierto, quiere decir que parece que se trata del inicio de la cuenta atrás para tan ansiada aspiración jienense, pero no es menos cierto que viene despacio, hablamos de ocho o diez años, así que todavía no conviene empezar a celebrarlo. Sin perjuicio de lo anterior, la Junta se ha comprometido con Diputación en seguir colaborando para la promoción turística de Jaén y, entre otras actuaciones de colaboración, construyen a medias el palacio de deportes Olivo Arena, que va al ritmo deseado. De todos los temas señalados la mayoría vienen de atrás, a excepción de la Ciudad Sanitaria que era un proyecto abandonado y que el gobierno andaluz ha querido revitalizar y convertirlo en un emblema de su relación con Jaén.

El aspecto sanitario en general sigue en el debate, la Junta, como ya hacía la anterior, sigue vendiendo lo que cree que son fortalezas de nuestra sanidad pública, pero los hechos a veces lo niegan. En materia sanitaria como igualmente en educación (recuérdese el lamentable episodio de los comedores escolares) hay mucho margen de mejora, se ve que es más fácil criticar al adversario cuando gobierna que mejorar su gestión y además que sea percibido así por los ciudadanos. Y aparte de todo esto, claro que se está pendiente de la Junta, administración que tiene asumidas las mayores competencias, y la capital jienense se tendrá que enfrentar a un nuevo PGOU cuanto antes mejor, está ahí el tema de la aspiración de la Catedral como Patrimonio de la Humanidad, que cuando el Ayuntamiento elabore el expediente, que va a ser en breve, precisará del apoyo de la comunidad autónoma, el mismo que no tuvo antes; hay asuntos pendientes de patrimonio, está también el futuro de Las Protegidas, de carreteras, y un largo etcétera.

Añado el hecho de que si bien hay ya una Ley de Cámaras aprobada, oficialmente no se ha dado ningún paso al frente decisivo para resolver la situación de la Cámara de Comercio de Jaén y es de vital importancia recuperarla, ahora que tanto se habla de capitalidad y de consolidar las fortalezas de las ciudades, es imprescindible que el empresariado encuentre apoyo para cumplir con su responsabilidad social y económica. En fin, repito que no puedo hacer una enmienda a la totalidad en el sentido de que la nueva Junta está de brazos caídos con respecto a Jaén, pero si tomamos como referencia todos los anuncios que se hicieron durante años hasta llegar al gobierno, es razonable que nos sintamos decepcionados y a la espera de ese maná que se hace de rogar.

En el gobierno de la Junta hay un consejero, el de Hacienda, Juan Bravo, que si no es jienense es como si lo fuera, porque vivió muchos años entre nosotros y tiene apego a la ciudad. No entró en la primera configuración del equipo de Moreno Bonilla, sino tras la renuncia del nombrado consejero en primer lugar, pero ahí tenemos la que hemos venido en considerar la cuota jienense y en lo posible suponemos que será para bien, al menos en este momento mantiene un nivel de interlocución fluido con las instancias locales, políticas, sociales y económicas, y está recibiendo una favorable valoración. Ahora bien, pasando a lo pragmático, no es verdad que los presupuestos de la Junta para Jaén sean un ejemplo ante toda España, como el consejero prometió pasándose unos cuantos pueblos. Por lo demás valoro la presencia en el gobierno andaluz de la viceconsejera de Salud y Familias, Catalina García, que creo ha tenido mucho que ver con el impulso, aunque sea a cámara lenta, de la Ciudad Sanitaria, y por supuesto de José Antonio Miranda Aranda, director general de Gestión Económica y Servicios del Servicio Andaluz de Salud, que esté donde esté siempre es un valor y un referente para su tierra, donde, por sus obras le conoceréis, se le tiene en alta estima.

Todavía me queda algo por decir y es que desde hace un año se han acabado las refriegas políticas entre Junta y Ayuntamiento de Jaén. El alcalde, justo es decirlo, ni siquiera ha perdido las formas con el asunto del tranvía, aunque hoy mismo ha remitido una carta urgente al presidente Moreno Bonilla, la verdad es que ha dejado pasar un año, ha obrado con paciencia. Existe fuego cruzado, faltaría más, pero circunscrito a clave política entre partidos, pero ni el presidente de la Junta ni por supuesto el alcalde de la ciudad, han entrado hasta el momento en críticas entre instituciones, ni sobre el tranvía ni en relación con ningún otro tema. Esto que es rara avis cuando objetivamente hay asuntos en los que podrían confrontar, es un buen ejemplo de lealtad institucional entre dos administraciones que se necesitan para ayudarse, trabajar juntas en muchos proyectos y en definitiva beneficiar a la ciudadanía. No sé lo que esta situación durará, pero mientras dure es un ejemplo a seguir. Queremos políticos con ganas de trabajar y resolver los problemas, no políticos que pasen de todo y encima se escuden en el enfrentamiento para justificar su inacción.

Foto: Hace siete meses de esta foto, el presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno Bonilla, recibió en su despacho al alcalde de Jaén, Julio Millán. La prioridad era y sigue siendo el tranvía.

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