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EL TREN. ¿Cuántas veces nos hemos hecho esta pregunta? Pero no, no aparece el salvador por ningún sitio. Ayer mismo, en mi cuenta de Facebook, un amigo, Julio Pulido Moulet, un jienense al que le importa su tierra, indignado como lo estamos la mayoría de los jienenses, a propósito de una nueva afrenta de Renfe hacia Jaén, reflexionaba en voz alta sobre “en qué recóndito lugar estará el líder que Jaén necesita. Un tío que arrastre, que tenga carisma, uno al que critique la derecha y la izquierda porque no comulgue con ninguna, que ame a Jaén por encima de todo…y que plante cara de una vez con el respaldo de muchos a ese abandono secular que sufre nuestra provincia”. No puedo estar más de acuerdo. Dos temas merecen hoy atención, ambos sangrantes y que demuestran a las claras que la política lleva años, qué digo años, siglos, haciendo un flaco favor a los intereses de Jaén.

Hay un hecho de estos días, verdaderamente escandaloso, que ha sido denunciado por algunas personas a título individual y también por la plataforma “Jaén Merece Más”, que ha puesto el grito en el cielo, según el cual Renfe ha utilizado un tren de la serie 470, originario del año 1975, para realizar el trayecto entre Madrid y Jaén. Se ha dicho y nadie lo ha desmentido, que este tren tiene varias décadas de servicio y fue retirado de esta relación hace diez años y sustituido por otros más modernos de la serie 449. La empresa del ferrocarril, por las razones que sea, ha destinado para Jaén el primer tren disponible, y las consecuencias han sido retrasos, reclamaciones, viajeros de pie, etc., nada que no conozcamos sobradamente en el maltrato que históricamente se nos ha dedicado. Renfe sabe a quién puede humillar, quién se lo traga todo, por muchas protestas airadas que surjan en momentos puntuales, como el de ahora. De hecho las redes sociales son un clamor en contra de los políticos y de Renfe y algunos viajeros que han sufrido los trayectos de los últimos días cuentan las incidencias, las incomodidades, el desprecio en definitiva, llamémosle por su nombre, a una provincia entera, a la que se trata tan indignamente. Esos viajes deberían padecerlos cada día los políticos que nos mandan para que se den un baño de realidad, bajen al suelo y tal vez se sientan tan avergonzados como el común de la gente.

Pero esta afrenta a Jaén, que es crónica, pero que ahora se produce cuando hace poco los políticos nos han prometido que el Gobierno les iba a atender en sus demandas, nos parece que debe provocar una reacción generalizada de “basta ya”, empezando por la plataforma jienense y todas las que funcionan en la provincia, porque hay que plantarse ante Renfe y adoptar medidas contundentes para que de una vez por todas dejen de reírse de nosotros. Es verdad que no tenemos Gobierno en España, pero el ínclito Ábalos, en funciones, ha autorizado avances en el territorio nacional, y por supuesto para nada se ha acordado de Jaén. Todos los ministros de la democracia, y todos los presidentes de los gobiernos, han consentido el castigo a Jaén, salvando una etapa con el “Platanito” que colocamos en el ‘haber’ de Landelino Lavilla, un ligero gesto político efímero por cierto.

Ningún ministro, ni del PP ni del PSOE, se han fajado por Jaén y los partidos no han tenido autoridad para exigirles, no hay poder político en Jaén capaz de hacer ver que llevamos muchos años en la indigencia y que necesitamos trenes del siglo XXI, ni más ni menos. Este ministro de ahora, si cabe, es el peor de todos, y mira que han sido malos los anteriores, pero su estilo lo delata y si es verdad que el PSOE provincial le ha entregado el famoso documento del CES que parecía ser su hoja de ruta y que no vemos por ningún lado, siquiera un mínimo compromiso, podemos abandonar cualquier sensación de optimismo. Dicho de otra manera, con el tema del ferrocarril, con el que llevamos batallando décadas, es absurdo pensar que se va a arreglar desde la política, aquí hace falta una reacción ciudadana potente. Todavía recuerdo la iniciativa del alcalde de Jaén, Julio Millán, tras llegar al cargo, de aquella concentración de coches hasta Santa Elena para llamar la atención sobre el abandono ferroviario, que visto ahora con el paso del tiempo me parece que fue un brindis al sol, porque todo estuvo muy controlado y medido para no dar más ruido del que estaban dispuestos a tolerar los gobernantes. Se trataba de permitir que se alzara la voz, que Jaén tuviera una escapada a su eterno malestar, pero organizado desde los aledaños del poder, el resultado ya lo hemos visto.

Quisiera ver ahora al Ayuntamiento de Jaén en una moción de su equipo de gobierno, y el apoyo de todos los grupos, y el alcalde como primer firmante, urgiendo a Renfe a resolver de inmediato las comunicaciones con Jaén y pedir si hace falta la dimisión de ministros inútiles como Ábalos. Hace unos días he visto que Ciudadanos en la provincia, a través de su portavoz, Raquel Morales, ha presentado su queja por los servicios ferroviarios, supongo que en el Ayuntamiento, el grupo que lidera María Cantos, se compartirán los criterios, es más, sospecho que es así. Por supuesto que también habría que ver hasta dónde está dispuesta a llegar la Diputación y el propio Reyes, antes de que este tema le estalle por hartazgo de la ciudadanía, lo mismo se puede decir de los ayuntamientos de todos los colores. Es el momento de que los políticos den la cara, antes de que la sociedad civil se organice, asuma protagonismo y se les quite a ellos. La situación tercermundista del tren en Jaén la hay que colocar en el “debe” de todas las administraciones con competencias, pero empezando por las de Jaén, por los políticos que hemos padecido, por la totalidad de los parlamentarios, en el gobierno y en la oposición, principalmente en los gobiernos, siempre tan sumimos al poder y a la disciplina ciega de los partidos en lugar del servicio a los territorios donde obtienen los votos.

Ya está bien con el ferrocarril, no podemos estar un día sí y otro también retransmitiendo las incidencias de unos servicios deficientes e impropios del tiempo en el que estamos. O lo arreglan quienes tienen potestad para hacerlo, o hay que hacerse el propósito, y hay por fortuna colectivos preparados para ello, de responder a este olvido histórico de una manera drástica para que ya nadie más haga sentir vergüenza a la provincia de Jaén. Hemos sido los últimos en todo por culpa de políticos que nos han fallado y han hecho su carrera olvidándose de cuáles tenían que ser las prioridades. No queremos ser los últimos, ya no más, y tenemos la obligación y el deber de movilizarnos para conseguirlo.

Y LA CÁMARA…Por lo demás, poco quedaba ya de la Cámara de Comercio e Industria de Jaén, una de las más antiguas de España, señera y referente por sus servicios. Acaban de dejar su actividad los últimos empleados que quedaban en el Vivero de Empresas y que por pundonor, por amor a la entidad, han estado hasta última hora, hasta que les ha podido el cansancio y la dejación total de la entidad tutelante, que no es otra que la Junta de Andalucía. Los trabajadores que aún pertenecían a la Cámara, de los cuales cuatro siguen de baja médica, han mantenido el tipo a pesar de llevar la friolera de cinco años sin cobrar. Se van desesperados, y en los últimos meses, desde marzo para ser más exactos, han sido testigos del expolio que se ha ido produciendo en el edificio del Vivero, donde ha habido nada menos que doce robos, y en los últimos días han cogido “in fraganti” al autor de uno de ellos. Se han presentado denuncias en Comisaría, pero la situación no ha cambiado y tras la renuncia de los empleados, ya se da por hecho que acabarán con lo poco que queda. Las autoridades no han hecho absolutamente nada por evitarlo. A nadie le interesa la Cámara de Jaén, porque tiene una deuda pendiente de varios millones y no se encuentra salida viable, que debe haberla, para rescatarla y ponerla a funcionar y que sea otra herramienta al servicio de las empresas y del desarrollo de Jaén, cuando tanto se habla de capitalidad y una Cámara es un soberbio foco de atracción.

No hay que mirar hacia atrás porque la Justicia y la política han perdonado lo imperdonable, y curiosamente los buenos de esta película son los que tienen que sufrir ahora las dificultades que son incapaces de salvar las administraciones encargadas de hacerlo, desde luego es más fácil abdicar de la responsabilidad, eliminar la Cámara por los siglos de los siglos y si hay posibilidad, que parece que sí, arrimarse a colectivos afines para que todo sea más digerible. En su día nació la asociación “Renacer Cámara de Comercio” que lidera el último presidente, Manuel Barrionuevo, quien tras abandonar el barco en el culmen de la desesperación por luchar contra los elementos, volvió porque ama a su tierra y aunque tiene trabajo fuera de ella, gracias a Dios, lleva el “veneno” de su Jaén y la vocación de hacer lo posible para algo que en la política en la que prevalece lo inmediato, no se tiene en cuenta, pero que a la sociedad sí interesa, el futuro en Jaén de nuestros hijos y nietos, ver qué provincia les dejamos en herencia. En ese contexto mantiene la antorcha un grupo de empresarios para defender a una entidad que no puede fenecer por falta de voluntad política o, lo que es peor, por desidia.

En los contactos que este grupo empresarial potente y con las ideas muy claras ha tenido con representantes de los grupos parlamentarios de la Cámara andaluza, reuniones casi todas celebradas en Sevilla, ha habido muy buenas palabras, incluido el propio gobierno de Partido Popular y Ciudadanos, pero por el desarrollo de los acontecimientos, por la intuición política que uno tiene por la experiencia de tantos años, me parece que lo que cabe esperar de este gobierno como del anterior socialista que no movió un dedo por la continuidad de la Cámara, es más ninguneo y abandono. Los políticos, ninguno, están a la altura de las circunstancias y si dejan morir del todo a la entidad, que ya está más que moribunda, asumirán una responsabilidad de enormes consecuencias. El gobierno y todos los diputados y diputadas de la circunscripción de Jaén que no sean capaces de defender desde la tribuna del Parlamento esta urgencia de Jaén.

El Consejo de Gobierno que preside Juan Manuel Moreno Bonilla sabrá lo que hace, pero una legión de empresarios tomarán buena nota de que el PSOE la condenó a muerte y este ejecutivo le puede asestar la estocada. Flaco favor a los intereses de Jaén. No esperamos milagros, pero sí que la ciudad y los empresarios, también en la provincia, reaccionen, porque ya no es hora de marear la perdiz o mantener la espera de manera indefinida. Los propios empresarios de “Renacer”, aunque fuertes y optimistas, saben que se mueven en un terreno difícil porque la política es engañosa, no es transparente y es frecuente decir “sí” a todo, pero los hechos demuestran todo lo contrario. Estamos tan acostumbrados…pero ya está bien de resignarse, hay que actuar, que es además el único idioma que desde la política se entiende.

 

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