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La estadística refleja claramente, y no es un signo optimista, que ha habido una importante pérdida poblacional en la provincia mientras que en la capital la situación sigue estancada y a la baja. En concreto, en los últimos ocho años la provincia ha perdido casi 20.000 vecinos, y el envejecimiento de la población supone el problema laboral, social, económico y político de mayor magnitud al que habrá que hacer frente en los próximos años, cuanto antes mejor. Jaén es, además, la provincia que sale peor parada en la comparación de los datos demográficos que se puedan consultar en el Instituto Nacional de Estadística (INE). Por otro lado somos la provincia española con un menor porcentaje de población extranjera, un 2,53%, y la más envejecida.

La situación económica, es decir, la falta de perspectivas, y una crisis que por aquí al menos no acaba de desaparecer del todo, sigue haciendo que no se detenga el éxodo de los jóvenes hacia otras zonas con mejores perspectivas, incluso al extranjero. Este es el dramático panorama al que se enfrenta la provincia, una de las más castigadas por el paro, a pesar de la leve mejoría, pero es una realidad incontestable que el mercado de trabajo es muy pobre, y que las estadísticas nos siguen situando por detrás  de la realidad poblacional de Andalucía y de España, que en ambos casos han tenido un significativo crecimiento. La tasa que expresa la relación entre la cantidad de personas  adultas mayores y la cantidad de niños y jóvenes, es de un 18,50%, en Jaén, frente al 16,30% de Andalucía, hecho que ofrece como lectura que queda seriamente condicionada la posibilidad de relevo generacional en el mercado laboral.

Estos datos y otros que nos colocan en similares puestos ajenos al desarrollo, hacen creer que la crisis no es aún historia en Jaén, aunque sobran los cantos de sirena y las lecturas triunfalistas e interesadas, con lo que se llega a la conclusión de que no se genera empleo de calidad, hay fuga de capital humano y las tasas de paro juvenil, mujeres y parados de larga duración son totalmente insostenibles y un verdadero drama, como ha reconocido hace poco el sindicato Comisiones Obreras.

Por lo que se refiere a la ciudad de Jaén, en los últimos años se ha producido un estancamiento poblacional, que pensamos no es algo improvisado, sino que posiblemente sea la consecuencia de políticas en las que, por la ausencia de proyectos atractivos de nuevas zonas residenciales, los pueblos de los alrededores, como bien se conoce, fueron acogiendo a una parte de la población que aspiraba a vivir al menos en las proximidades de la capital. De aquellos polvos vienen estos lodos, el hecho cierto es que en el último año se ha producido una nueva bajada, el 0,64% exactamente, 2.132 habitantes, y ya estamos en los 114.658, cuando hace diez años el censo era de 116.790 jienenses. Hoy en la capital se cuenta con una población de mujeres de 59.499 y 55.159 son hombres, según los últimos datos actualizados del padrón.

Esta realidad debe seguir preocupando por lo que supone de síntoma de ausencia de Jaén como foco de atracción real. A pesar de ello no queremos ser pesimistas, todo lo contrario, pensamos que Jaén es una ciudad de futuro porque es un lugar ideal para vivir, abarcable, con la dimensión adecuada, sólo que hay que poner a disposición de quienes se quieran quedar en ella todas las condiciones que plantea el ciudadano más exigente y esta es una de las asignaturas que esperamos resuelva el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), pues entre las prioridades tiene que estar el asentamiento de la ciudad, el modelo exacto de lo que se pretende de ella, y para esto los políticos responsables no se pueden dormir en los laureles.

El descenso de población es un mal dato, toca espabilar. Y lo mismo cabe decir de la provincia, donde sólo hay cuatro municipios que incrementaron su población según los últimos datos, aunque sea levemente, son los casos de La Guardia, Los Villares, Iznatoraf y Villatorres. En el cómputo provincial hay una pérdida poblacional que se sitúa en 5.920 personas en el último censo, del total señalado respecto a los últimos ocho años. 

La Guardia, el pueblo que más crece y el más rico

También ahora se ha conocido y repite situación, que el pueblo más rico de la provincia de Jaén sigue siendo La Guardia, a escasos kilómetros de la capital, gracias en gran medida a su importante núcleo residencial, donde viven durante todo el año, aunque se aumente la población en verano, cientos de familias que normalmente hacen vida laboral en la capital. El dato se corresponde con la estadística de declaraciones del IRPF por población, que ha dado a conocer la Agencia Tributaria. El municipio de La Guardia aparece en el puesto 312 de toda España, con la cifra de 26.501 euros de renta bruta media por habitante.

En el sentido contrario, el pueblo jienense más pobre es el de Huesa, con 12.199 euros de renta bruta media por habitante y en el puesto 2.921 a nivel nacional. Hay que señalar que de los municipios con mayor renta de España sólo dos ciudades son capitales de provincia y se corresponden con Madrid y Barcelona. Normalmente las localidades donde hay mayor riqueza concentrada se suele relacionar con núcleos residenciales acomodados y en los aledaños de municipios más poblados.

Por lo que respecta a la capital, su renta bruta media se sitúa en 24.549 euros, por encima de la media andaluza, que es de 21.208. Por encima de la media andaluza sólo están en la provincia, junto a la capital, las localidades de La Guardia, Linares, Úbeda, Martos, La Carolina y Baeza, mientras que se acercan los municipios de Torredonjimeno, Mengíbar, Andújar, Cazorla, Mancha Real y Alcalá Real.

Volviendo al caso de La Guardia, hay que reconocerle el mérito a los ayuntamientos que en su día supieron actuar con la suficiente perspectiva política, económica y sobre todo urbanística, para atraer la atención y el interés de tantas familias que buscaban en la mayoría de los casos vivir cómodamente en un ambiente de tranquilidad, mientras que otros aprovecharon la feliz oportunidad para hacerse en este lugar, con eje sobre todo en la antigua carretera N-323, de una segunda vivienda. De la misma manera sucede con la zona de Entrecaminos, el complejo residencial cercano al Puente Jontoya.

El Ayuntamiento de La Guardia obtiene una buena recaudación cada año por los diferentes servicios que presta, y la queja es que no redunda en la mejora de las zonas comunes. Por ejemplo lleva años prometiendo la mejora, incluyendo la iluminación de la travesía de la carretera, con inclusión de zonas de ocio, así como el establecimiento de nuevas rotondas, compromisos que no se han llevado a cabo. No solo eso, el Ayuntamiento de La Guardia, solo se interesa de las urbanizaciones de la carretera para las elecciones y, claro está, para cobrar todos los impuestos que le repercuten en su buena economía y el espléndido sueldo de un alcalde, del PP, que siempre ha estado considerado como uno de los mejores pagados de España.

De todas maneras el interés mostrado en su momento por el Ayuntamiento de La Guardia, que no vamos a discutir, que coincidió con el boom de la construcción y que hizo avanzar a un ritmo vertiginoso al municipio, por las razones que sea, que esta es otra cuestión, es directamente proporcional a la inacción que ha caracterizado en casi todas sus etapas al Consistorio de Jaén capital, que no supo o no pudo ver esta realidad y perdió una oportunidad de oro para poner a disposición de los jienenses que en ese momento querían invertir, terrenos suficientes en zonas atractivas para frenar el éxodo a otros lugares que supieron ‘vender’ sus recursos y hoy se mantienen en sus posiciones de privilegio. Lo peor del caso es que la capital no ha corregido esa deriva y esto no es más que otro factor que se suma a otros que retratan una posición que es todo lo que se quiera menos favorable.

 

Foto: Un problema que vive Jaén es la pérdida de población, causada por diferentes motivos, uno de ellos la fuga de capital humano.

 

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