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Les supongo puntualmente informados de todas las incidencias que están apareciendo a causa del coronavirus. Los gobiernos, según dicen con los consejos y las recomendaciones de los expertos, los que realmente entienden sobre las características y consecuencias de la pandemia, van subiendo escalones, poco a poco, empezando por Madrid, que es la comunidad más afectada, aunque va llegando a todos los rincones, es cuestión de tiempo. Algunos hubieran preferido que todas las decisiones, hasta la declaración del estado de alarma, llegaran en el mismo momento, y tal vez antes para adelantarse a los acontecimientos, pero desde luego es más fácil opinar de lo que no se sabe desde el sillón de la casa que enfrentarse a una emergencia sanitaria de las características de la que tenemos encima.

En nuestro propio ámbito cercano, que es Jaén, vamos notando cada vez más los efectos, el número de contagiados es todavía pequeño, esta mañana al menos daban treinta casos de infectados por el virus, pero la psicosis está muy amplificada, se teme sobre todo lo que va a venir, y no hay más que darse una vuelta por los lugares por los que habitualmente nos movemos para comprobar que el panorama ha cambiado. Una inmensa mayoría hace caso de las recomendaciones que parten de las autoridades, también hay quienes incomprensiblemente, al menos para mí, se sublevan, cuando nos encontramos ante una situación que requiere del concurso y de la responsabilidad de cada cual para tratar de combatirlo. No es que esté completamente de acuerdo con las medidas que nos dictan quienes tienen en sus manos hacerlo, pero me siento un ciudadano obligado a atender escrupulosamente las advertencias que me hagan tanto los gobiernos de Madrid como de Andalucía, porque, bien asesorados, entiendo que quieren lo mejor para todos.

Y desde luego, una vez más, me indigna asomarme por las redes sociales y comprobar, lo cual no me extraña para nada, que los mismos de siempre, aprovechan para dar rienda suelta a sus obsesiones con la dichosa política, todo lo quieren enfangar con la visión partidista y no son capaces de dar una tregua en un momento excepcional como el que estamos atravesando, para centrarse en el problema que tenemos en lugar de pretender sacarle punta a todo y ver lo peor de Pedro Sánchez, pongamos por caso. Yo no me considero del club de fans de ningún presidente del gobierno, ni de Madrid ni de Andalucía, critico lo malo que creo que hacen y alabo lo positivo, por eso puedo hablar con autoridad moral, pero en este caso me produce cierta solidaridad el hecho de que tengan que enfrentarse a una situación tan especial. Sí, ya sé que de los aciertos o desaciertos de un determinado camino a seguir depende la salud de miles de conciudadanos, pero repito que los políticos no saben de medicina y son los profesionales los que les asesoran.

En cierto modo creo que lleva razón Felipe González cuando ha defendido un gabinete de crisis formado por personas de reconocida solvencia, sobre todo médica y científica, para no tener la sensación de que en cualquiera de las administraciones estamos en manos de políticos que seguramente saben del COVID 19 lo que el común de los españoles, es decir, casi nada. Pero como resumen me parece muy positivo el mensaje sereno y tranquilizador que ha trasladado hoy el obispo de la diócesis, Amadeo Rodríguez Magro, en el sentido de apelar a la prudencia y a no ceder al miedo ni al pánico colectivo. Yo diría más, a ser constructivos y a colaborar para que este gravísimo problema sanitario pase ligero, aunque antes seguirá dejando rastro.

Dicho lo anterior, hay un virus también bastante peligroso, que ya nos debería de preocupar y mucho a los jienenses, especialmente a los productores de aceite de oliva y a las organizaciones agrarias que representan al sector, así como a otros instrumentos como la Interprofesional del Aceite, Ministerio de Agricultura, Consejería de la Junta, etc. He leído unas interesantes declaraciones de un destacado profesional del Hospital Reina Sofía de Córdoba, el doctor internista Fernando López Segura, que es también investigador del IMIBIC (Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba), que se ha atrevido a poner el dedo en la llaga a un asunto que nos concierne muy directamente. Dice este médico a quien le quiera escuchar que la generaciones jóvenes están sacando o han sacado ya al aceite de oliva de su dieta, a pesar de los beneficios que tiene sobre la salud, porque esto lo deja claro, es innegable que el aceite de oliva previene o evita las enfermedades cardiovasculares, que es de lo que morimos la mayoría.

Esta conclusión no nos es desconocida porque la hemos escuchado centenares de veces, por boca de expertos de nuestra provincia y de la Universidad de Jaén, empezando por el profesor José Juan Gaforio, un apóstol entregado a estudiar las relaciones entre aceite de oliva y salud. El médico al que hacemos referencia señala que muchas de las nuevas dietas que se difunden por las redes sociales no incluyen al aceite de oliva en su lista de alimentos preferidos, en cambio se lamenta e indigna este profesional al comprobar cómo se recomienda el aceite de coco “una grasa bastante insalubre, con una composición igual a la de la mantequilla o al tocino, y se desprecia el aceite de oliva que es un superalimento”.

Este profesional hace las declaraciones visiblemente molesto por un panorama inexplicable, y yo también me indigno al entender que a pesar de esta situación que denuncia todavía está por ver una campaña específica en Jaén dirigida a los jóvenes para tratar de combatir este problema que es gravísimo porque afecta al futuro del producto, entre nosotros y fuera de nuestro ámbito. Me gustaría ver que la provincia y el sector olivarero reaccionan y demuestran que el aceite de oliva virgen extra no es producto exclusivamente para gente mayor o viejos, sino que debería estar especialmente recomendado entre los jóvenes como una grasa saludable. Es verdad que hay que reconocer que llevamos años de una intensa labor de promoción de nuestro oro líquido y que instituciones como la Diputación Provincial con la colaboración de las propias empresas productoras, han hecho continua pedagogía sobre las cualidades del producto que enorgullece a Jaén, pero en torno a este SOS que lanza desde Córdoba el doctor López Segura está casi todo por hacer.

Como a este profesional me parece dramático este panorama y que aun sabiendo desde hace años, porque está descrito y publicado, que se ha ido reduciendo drásticamente el consumo entre los jóvenes, parezca que no nos hemos dado por aludidos. O al menos yo no lo he percibido. Es hora de ponerse en movimiento antes de que sea demasiado tarde porque los hábitos de consumo, el abandono por este sector de la población de una seña de identidad tan grande como la dieta mediterránea, contribuyan a poner más palos en las ruedas al futuro de esta provincia, que ya va bien servida de fatalidades. Quizá estemos a tiempo de cambiar esta tendencia, pero desde luego no va a ser fácil, hay que trabajarlo con mucha decisión y sin pérdida de tiempo.

 

Foto: Tomada de Mercacei.    

 

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