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A mes y medio de que se iniciara el estado de alarma, que por cierto va a seguir prorrogándose, y de que nos invadiera de manera tan abrupta el Covid-19, en este momento la propia evidencia nos indica que hay cierto alivio, que no quiere decir que podamos ni debamos bajar la guardia. Los hospitales tienen mucha menos carga asistencial porque los profesionales lo han pasado muy mal y aprovecho para destacar la inmensa labor en la Unidad de Neumología del Hospital Universitario jienense; además los curados siguen estando por encima de los nuevos positivos, y ha bajado exponencialmente el número de fallecidos, aunque el balance es lo suficientemente dramático para no olvidarnos de esa pesada losa, que nos interpela sobre la incidencia de la falta de medios en la frialdad de la estadística que es sonrojante. De hecho ahora están llegando mascarillas, ayer recibimos dos en mi domicilio, a buenas horas, y aunque se han pedido reiteradamente nadie responde en relación con los test masivos que serían la única referencia fiable para medir el estado real de la crisis sanitaria y no actuar sobre supuestos.

Dicho esto ahora se da en efecto un panorama que hace creer a las autoridades sanitarias que la pandemia se encuentra bajo control. Parece muy optimista por su parte pero ya sabemos que los políticos son esas personas que prometen construir un puente incluso donde no hay un río. Los datos mejoran pero haríamos mal en vender optimismo porque esta batalla no está ni ganada ni terminada. Con referencia a Jaén la mejor noticia es el consuelo de ver que durante varios días no ha habido fallecimientos y uno en las últimas 24 horas, así como otro ingreso en la UCI, en tanto que lenta pero continuamente se va produciendo el goteo de altas, hoy por ejemplo una veintena, según el parte de la Consejería de Salud. No cantamos victoria, pero no queremos perder la esperanza.

También al fin hemos conocido datos por poblaciones sobre la incidencia del coronavirus, parece que las autoridades sanitarias de la Junta optaban por no estigmatizar a pueblos que han sido más afectados, pero en realidad creo que llevan razón los alcaldes en el sentido de que ante la duda lo mejor es la transparencia en la información. Así se evitan situaciones indeseables.

En todo el país se han empezado a adoptar medidas de respiro iniciadas con la autorización para dejar salir a los más pequeños de la casa y aunque en principio la respuesta ha sido desigual, porque muchos padres no entendieron de qué iba la cosa, seguro que se irá normalizando porque de lo contrario, teniendo en cuenta que el próximo lunes se dará suelta a otros colectivos, habrá que volver a las medidas drásticas del confinamiento. En la comunidad andaluza las autoridades de la Junta tratan de establecer normas en los próximos días y semanas para ir restableciendo en parte la vida social, lo que han venido en llamar la desescalada, siempre que el estado de la crisis sanitaria lo vaya permitiendo y está por ver cómo va a escapar Jaén, donde según qué zonas el coronavirus ha pegado fuerte. Todas las acciones que se propongan necesitarán de disciplina y responsabilidad, solo de esta manera lograremos despertar antes de este mal sueño, y además hemos de concienciarnos de que nos quedan meses de espera y de molestias. Volver a la vida anterior, a las calles, a los bares, a los cines, a los restaurantes, a las playas, todo esto va a requerir tiempo y cuatro fases que se acaban de anunciar. Pero hay que contar con el padre de la criatura, el bicho maldito.

Estas medidas anunciadas y que afectan a sectores determinados ya tienen su réplica. Una cosa es lo que se decide desde los despachos y otra distinta cómo se percibe sobre el terreno. A título de ejemplo, no se pueden sentir contentos los hoteleros si al tiempo que les permiten abrir los establecimientos, aunque sea con condiciones, se impide que la gente viaje de un sitio a otro. Es una contradicción. Hoteleros y hosteleros jienenses han puesto hoy el grito en el cielo, tanto la Asociación de Alojamientos como la Asociación Empresarial de Hostelería y Turismo, se han mostrado indignados por las medidas que piensan que no harán sino acentuar la ruina, al tiempo que anuncian cierres de negocios por el plan de desescalada.

Superada solo en parte la presión inicial que nos trajo hasta pánico a lo desconocido, ahora las administraciones, que han estado dedicadas casi en exclusiva a luchar mal que bien contra la gravísima escalada sanitaria, han empezado a presentar iniciativas para ir dando oxígeno económico y social. Lo hemos visto en el Congreso de los Diputados donde se trata de forzar un acuerdo, un pacto de estado, para reconstruir la nación que ha salido tan tocada de este episodio. Se intenta en Andalucía, donde ha sido una sorpresa, desde luego agradable, la unidad en el Parlamento, para hacer que nuestra tierra no sufra o que lo haga lo menos posible tras esta plaga, y ahora toca hacer lo propio en Jaén. Aquí es más necesaria la unidad porque raramente ha existido y los de ahora no son momentos sino para sumar. Necesitamos más que nunca los 400 millones de la ITI y sería grave, ya lo venimos denunciando, que esta inversión corriera algún peligro, porque habría que buscar responsables y exigir dimisiones. Ayer mismo la Diputación, que ha venido manteniendo contactos permanentes con los ayuntamientos, aprobó una partida urgente para ayudar a los municipios y entre otras iniciativas ha llamado ya a una nueva campaña de promoción de los productos gastronómicos de la tierra. Ah, también está haciendo un reparto masivo de mascarillas, tarde pero con provecho.  

El Ayuntamiento de Jaén, por su parte, ha tomado la loable iniciativa de lanzar un plan con cien medidas para revitalizar la economía de la ciudad, conocedor de que Jaén espera, y ahora más que nunca. El Consistorio apela al apoyo de administraciones e instituciones, así como sectores estratégicos para que este plan prospere porque todos han de ir de la mano. El primero que se tiene que retratar es el Gobierno de España, ayudando a que la ruina municipal se haga llevadera y no suma al Ayuntamiento y a la ciudad en situación límite. Esta es la prioridad, está muy bien que se celebre con alborozo el dictamen del Consejo Consultivo sobre el autobús urbano, dando la razón al gobierno municipal, aunque con permiso de la empresa Castillo, que dará la batalla en los tribunales y no está acostumbrada a perder. Las energías hay que derrocharlas en hacer que la lucha contra los efectos devastadores de la pandemia constituya una oportunidad para que Jaén despegue. Ayer la EPA del primer trimestre nos dio un aviso, pero el panorama laboral ya presenta una foto fija inquietante. Vendrá el tío Paco con la rebaja.

Hoy el pleno del Ayuntamiento, con unos ediles presentes y otros por vía telemática, ha dado luz verde a los tres días de luto propuestos y que se llevarán a cabo al finalizar los estados de alarma, junto a un acto institucional. Al mismo tiempo ya figuran las banderas a media asta en el palacio municipal y además la de Jaén luce un crespón negro. Un gesto que la ciudad agradece en nombre de tantas vidas de vecinos nuestros que se ha llevado el Covid-9. La sorpresa, para mí mayúscula, es que el grupo de Vox en el Consistorio, por medio de su portavoz, Salud Anguita, no ha votado a favor de esta propuesta que sí han refrendado el resto de los grupos municipales. La representante de Vox ha adoptado esta actitud al entender que se trataba de una propuesta para blanquear la acción del gobierno y pretendía que se añadiera a la declaración un añadido sobre la gestión del ejecutivo en la crisis sanitaria y la falta de protección a los sanitarios. Pienso que si bien todo es opinable, en este caso se trata de un error porque prescindiendo de cualquier otra consideración en el pleno lo que se trataba es de decidir tres días para expresar dolor y respeto a los jienenses que han fallecido a causa de la pandemia, junto a la solidaridad con sus familias. Creo que ha primado el interés político a la hora del voto y es difícil entenderlo y aceptarlo. Pero, en fin, en Vox sabrán, porque esta actitud no creo que haya partido de la propia portavoz municipal. 

En fin, a medida que pasa el tiempo se abren expectativas para volver algún día a la normalidad. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, le llama reiteradamente y se recrea en ello, «nueva normalidad», y empezaría hacia finales de junio, anunció anoche, pero esa manera de calificar el tiempo nuevo no me gusta nada, porque da la impresión de que con los trucos del lenguaje se nos pretende hacer comulgar con ruedas de molino y tapar unas carencias cuya responsabilidad es de los poderes públicos y no de los ciudadanos. ¿Nueva normalidad? Una inmensa mayoría demandamos normalidad sin más, y sentido de estado, más eficacia y menos ideología para un momento extremadamente complicado, cuestión diferente es qué liderazgos y qué políticas se corresponden con este horizonte, por lo tanto hacia dónde tiene que caminar España. Lo diré con una sentencia del escritor Julio Cortázar que es bien elocuente: “Algún día encontraremos lo que estamos buscando. O quizás no. Quizás encontraremos algo mucho mejor”.  

(Un resumen de este comentario ha sido emitido en Onda Cero Jaén)

Foto: Banderas a media asta en la fachada del edificio municipal.

 

 

 

 

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