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Hay bastantes jienenses, entre los que me incluyo, que estamos hartos de los titulares de prensa con que nos tratan de obsequiar los políticos. En parte los periodistas y los medios también somos culpables, porque, visto lo visto, en ocasiones parece que nos pretenden hacer comulgar con ruedas de molino. Y por ahí ya no se puede pasar. No, no y no. Me ha recordado esta idea la que supongo bienintencionada propuesta del alcalde, Javier Márquez, de recuperar el proyecto de la estación intermodal, a la luz del nuevo PGOU, un proyecto, dicho sea de paso, que duerme el sueño de los justos desde hace bastante tiempo. Él lo necesita como agua de mayo porque el tiempo corre y tiene que salvar una gestión municipal que necesita prácticamente de milagros, casi en sentido literal, para justificarse. Su deber es ilusionarse e ilusionarnos. Difícil y arriesgada tarea.

Para ser exactos la última oportunidad se produjo a principios del mes de marzo del año 2011, en una visita a la capital jienense del entonces ministro de Fomento, José Blanco, que con esa proverbial locuacidad con la que están dotados algunos políticos, a sabiendas de que no dicen la verdad, anunciaba una inversión de 69 millones de euros para integrar el AVE en Jaén y, en presencia de Carmen Peñalver, pletórica de felicidad, se comprometió a que la firma de los convenios se haría “muy pronto”. Ahora, casi seis años después, el bueno de Márquez piensa que los Reyes Mayos van a seguir en la ciudad y resucita un proyecto que, como todos los que salen a colación en nuestro ámbito local, tiene sus defensores y sus detractores.

Recordamos que sobre este proyecto del que no hay concreciones de ninguna clase, que yo sepa, presentaron alegaciones los empresarios del transporte interurbano, opuestos al traslado de la actual estación de autobuses a la zona de Vaciacostales, donde debería ubicarse la estación intermodal, con las estaciones de tren y de autobús, además de la terminal del tranvía. Otro sector que se mostraba inquieto, ya digo hace años, porque la estación intermodal ha sido un argumento socorrido en distintas oportunidades, clarísimamente en clave electoral, era el del comercio, opuesto también al traslado de la estación de autobuses. Los empresarios defendían sus argumentos, aunque la instancia municipal debería tomar una decisión equilibrada pensando en los intereses generales de la capital, es decir, los que corresponden a una ciudad moderna, de futuro y que en ocasiones tiene que vencer muchas resistencias para avanzar.

En este sentido, de haber llegado el momento, lo ideal hubiera sido un amplio consenso político y social, pero lo que no es posible en el despegue de una ciudad como Jaén es contentar a todos. ¿Qué va a pasar ahora? Porque no me creo que el Gobierno de la nación esté dispuesto a una inversión tan cuantiosa en Jaén. Ni a la Administración central ni a la autonómica las veo con verdadera voluntad de que Jaén pegue un avance considerable en infraestructuras y equipamientos que le hacen mucha falta. Por eso me va a permitir nuestro alcalde que una vez más me muestre escéptico, no me creo casi nada de lo que dicen los políticos, y no discrimino colores, porque mienten mucho y han hecho y hacen muy poco en favor de Jaén. Me gustaría tragarme estas palabras y dar la enhorabuena a quien lo merezca, pero no me lo creo.

Hace poco, en una reunión con un grupo de personas solventes, alguien se refería a mi escepticismo, desde el respeto y el cariño, eso sí. Me dio la oportunidad de poner la mesa una serie de argumentos de peso que justifican esa actitud. ¿Quiero menos a Jaén por ser escéptico? Pues no, porque lo que me molesta es que nos falten al respeto y que nos hayan regalado al cabo de las décadas una serie de promesas que no han sido capaces de cumplir.

El ínclito Blanco, otro gran incumplidor, hizo soñar, a los pocos que aún quedan que se fían del valor de la palabra dada, y veían la Alta Velocidad integrarse casi en el centro de la ciudad. Lo peor es que la propuesta fantasma fue realizada en plena crisis, pese a la cual reiteraron que estaba en línea de salida una vez que se firmara, “en días”, el convenio entre el Ministerio de Fomento, la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Jaén. Insisto en que han pasado casi seis años, es verdad que estábamos sin PGOU, pero ahora que tenemos Plan General y un alcalde que lo defiende a capa y espada, por algo es suyo, no me creo en que se vaya a producir el milagro. Necesito verlo en el BOE y en el BOJA, como Santo Tomás quiero palparlo. Los titulares de prensa quedan bien, son muy agradecidos para los políticos, los de arriba y los de abajo, los de los gobiernos, los de los parlamentos, o los alcaldes y concejales, pero lo que no me gusta es que estemos construyendo o imaginando el futuro de Jaén a base de fantasías, es decir, de mentiras. 

 

Foto: Portada del diario El Mundo el 3 de marzo de 2011, con el anuncio del ministro José Blanco, pura fantasía electoralista. Foto de Manuel Cuevas.

 

 

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