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He dedicado la mayor parte del día a la reflexión serena. Reconozco sentirme un tanto desbordado por este Jaén que no avanza y que lleva tanto tiempo con los mismos temas recurrentes. Son muchos años ya en esta profesión y en esta ciudad, como cuento en mi libro “En Jaén donde resisto” y aunque ya fuera de una actividad laboral reglada, me siento tan identificado con lo que he hecho durante tanto tiempo que me cuesta trabajo abstraerme, hay oficios que duran toda la vida.

El caso es que de vez en cuando, ahora con demasiada frecuencia, me rebela que Jaén siga estancado, que nada se mueva. Que todas las semanas haya que repetir los asuntos porque aquí sencillamente se eternizan. Miren en cualquier medio los titulares de un día, de una semana, de un mes, de un año, de diez años. Ningún cambio. Hoy podía comentar la actualidad, pero da igual que lo haga mañana o pasado, porque será lo mismo, la actualidad se mantiene intacta, es duradera, no es efímera. Claro que podría dedicarme a diario a cantar solo las excelencias de Jaén, que también las tiene, pero no sería leal con mi ciudad y con su futuro. Siempre digo que los ciudadanos pasamos, los políticos pasan, pero la ciudad permanece y esa es la responsabilidad que algunos parecen no querer asumir.

Durante décadas he mantenido una actitud crítica frente a los retos de esta capital y su provincia, con respecto al ferrocarril creo que he acabado con todos los calificativos que merece una humillación permanente al territorio y remito a mi blog (enjaendonderesisto.es) donde hay decenas de artículos sobre el particular. En los últimos días no ha ocurrido nada que no haya pasado antes y es verdad que los ciudadanos lo denuncian en las redes sociales con entendida indignación, y los medios informativos se hacen eco de las protestas, pero al poco tiempo volvemos a la “normalidad” hasta la siguiente incidencia, aunque ahora ya es el pan nuestro de cada día, mientras vemos que en las demás provincias andaluzas se están haciendo mejoras continuamente, por ejemplo este fin de semana se han puesto en marcha servicios que suponen un avance importante, como el Avant entre Granada y Sevilla, en Jaén soportamos los desaires históricos de Renfe y Adif, como igualmente de los gobiernos, ahora el de turno, mientras asistimos a declaraciones de políticos que nos enervan porque da la impresión de que ellos y nosotros vivimos en mundos y ciudades diferentes.  

Con respecto a la última hora sobre el sistema tranviario de Jaén, no es menos patético el panorama. Después de un año de nuevo gobierno en la Junta ahora resulta que lo que se pretende es vincular el funcionamiento del tranvía con la estación intermodal, que ni siquiera está proyectada, que tendría que construir el gobierno de la nación y que el ejecutivo autonómico desea en Vaciacostales con el pretexto, como siempre defendió el anterior alcalde, de que de esa manera el tranvía costaría tres veces menos. El actual gobierno municipal ha sondeado la opinión de interlocutores sociales que apuestan claramente por la intermodal en la actual Renfe. De todas maneras, ¿qué hacemos, esperamos los años que haga falta para sacar los vagones de las cocheras, no han sido suficientes los nueve años transcurridos? Ha vuelto a ocurrir lo mismo que cuando se dieron la mano eufóricos Felipe López, Francisco Reyes y Javier Márquez, y pretendieron hacernos comulgar con ruedas de molino. Alguien echó el freno. Y fue una decisión política. Ahora es igual, solo que se trata de otro desaire a Jaén por parte de quienes vienen con discursos retóricos que no dejan de ser brindis al sol.

Y en relación con lo ocurrido en Cerro Molina, donde un vecino resultó herido con una brecha en la cabeza cuando trataba de impedir un robo, expresamente no he querido reproducir la imagen aunque duele verla, y supongo que los optimistas defensores del idílico panorama de la seguridad ciudadana en Jaén no acudirán a preguntarle a este jienense ni a ninguno de sus vecinos. Tampoco pretendo contribuir a aumentar el alarmismo, pero como ya creo haber dicho, en vez de paños calientes y negar las evidencias conviene trabajar para que estas situaciones tan penosas no se repitan.

 

Foto: Público en la estación de ferrocarril en la tarde del domingo, donde se volvió a vivir otro desaire monumental hacia Jaén. Por desgracia estamos acostumbrados. (Imagen de JAÉN MERECE MÁS).

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