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De los asuntos de la actualidad de Jaén en los últimos días empezaré por referirme a la visita institucional del vicepresidente de la Junta de Andalucía y responsable de las áreas de Justicia y Turismo, entre otras. Juan Marín cada vez que aparece por la capital da la impresión de que hace las veces de rey mago porque normalmente es portador de buenas noticias, aunque a decir verdad no siempre se han cumplido sus pronósticos, verbigracia el dichoso tranvía, que si nos hubiéramos atenido a sus declaraciones en repetidas veces, ya lo tendríamos funcionando desde hace tiempo. En las reuniones que ha tenido con el alcalde, Julio Millán, y con otras instancias, se ha vuelto a referir al tranvía, pero al tiempo ha venido a decir que muy en breve se va a llevar al Consejo de Gobierno de la Junta una iniciativa para afrontar de una vez por todas el proyecto de la Ciudad de la Justicia, por medio de la colaboración público-privada, que he querido entender que ha relacionado con la propia infraestructura del nuevo sistema de transporte.

Por si eso pudiera parecer poca cosa, se ha mostrado receptivo a que en el edificio del Banco de España, lugar emblemático donde los haya, pudiera acogerse la sede permanente de Turismo Interior de Andalucía. Se ha olvidado el consejero y también el alcalde, que Úbeda tiene reconocido desde hace bastantes años un Centro de Turismo de Interior, en su monumental Hospital de Santiago y no vayamos, como ha escrito en redes sociales el ex alcalde ubetense, Arsenio Moreno Mendoza, a que entre ellos mismos se vayan quitando las migajas de la boca. Mucho cuidado, sobre todo si se trata de la misma figura de proyección turística, porque en el caso de ser compatibles, nada que alegar. Todo lo que sea echar una mano para hacer visible la capitalidad de Jaén nos viene muy bien.

Con respecto a la proyectada Ciudad de la Justicia, es normal que mantengamos unas serias reservas, no en vano estamos hablando de una iniciativa de la que empezó a hablarse hace la friolera de 25 años, poco más o menos, es decir, al estilo Jaén. Y durante todo este tiempo hemos padecido las promesas de inútiles políticos, sobre todo en la Junta de Andalucía, entonces gobernada por el PSOE, que nos prometieron reiteradamente lo que fueron incapaces de cumplir. Hay testigos y sobre todo hay una hemeroteca para que nadie tilde mis palabras de ningún asomo de demagogia. Era presidente de la Audiencia Luis García Valdecasas cuando se empezó a fraguar esta necesidad, y después de él le tocó al mediático Pío Aguirre lidiar con este asunto y tampoco pudo conseguirlo, ni después Elena Arias Salgado. Otro gran presidente actual, Rafael Morales, que ha sido uno de los que mejor han definido públicamente la situación de la Justicia en Jaén, opta por el momento a ver colocar la primera piedra, aunque ya saben que por la memoria histórica y la experiencia acumulada, es normal mantener el escepticismo. Además de los presidentes de la Audiencia que se han ido sucediendo, saben bien del asunto los decanos del Colegio de Abogados, desde José Calabrús, que fue otro gran impulsor e iniciador, hasta el más reciente, Vicente Oya Amate, y entre los dos Javier Carazo, que también padeció lo indecible con la promesa que nunca llegó. Veremos si tiene mejor suerte el recién posesionado, Javier Pulido. Y, claro, ha habido también varios consejeros de la Junta en el área de Justicia, por cierto todos nefastos en razón a su ineficacia, solo lo digo porque a los cargos públicos se les conoce por sus hechos. Empezó a labrarse el proyecto con una tal María José López, pero los peores consejeros para Jaén, con diferencia, fueron Rosa Aguilar (¡quién nos lo iba a decir!) y un tal Emilio de Llera, que lo único que parece que le interesaba al frente de la Consejería era desviar la atención y dulcificar el escándalo de los ERE.

Una ración pequeña de hemeroteca para que se vea que lo que escribo no se sustenta en teorías conspiratorias. Por ejemplo, en octubre de 2004, la entonces consejera de Justicia, María José López, asume el compromiso de “iniciar las obras en esta legislatura”. Es obvio que no fue así. Antes, en 2002, el alcalde, a la sazón Miguel Sánchez de Alcázar, ya demandaba la infraestructura. Previamente, en 2001, se abría el debate sobre los terrenos y alguien apuntó la posibilidad de llevar el Palacio de Justicia a la antigua cárcel o a la actual Comandancia de la Guardia Civil. Todavía con anterioridad, hablamos de 1992, el decano José Calabrús mediaba en la disputa de larguísimo recorrido entre Junta y Ayuntamiento a propósito de los solares y les pedía que dejaran esa responsabilidad en manos de una inmobiliaria. Hasta 2006 no parecía verse claro que la opción elegida era Marroquíes Bajos, pero de esto ya ha pasado un tiempo. Todas las dificultades habidas han tenido que ver con presupuestos, restos arqueológicos a conservar y por consiguiente suelo. Eso sí, mientras aquí discutíamos si galgos o podencos en otras capitales andaluzas se levantaban magníficas Ciudades de la Justicia.

Hace cinco años, en 2015, el presidente del TSJA, Lorenzo del Río, jienense para más señas, otro que ha clamado en desierto, en un acto de presentación de la memoria de su órgano jurisdiccional, se permitió un varapalo a la situación creada durante tanto tiempo. El ínclito Emilio de Llera llegó a decir que la Ciudad de la Justicia se encontraba en stand by “por culpa de los mercados” y se quedó tan pancho. Septiembre de 2009. La prensa informa que la Junta encargaba el proyecto técnico de la Ciudad de la Justicia de Jaén “y en cinco años será una realidad”. Otra mentira. Más declaraciones. En 2004, hace ¡¡¡16 años!!!, la entonces delegada de Justicia de la Junta, María Luisa Gómez, a quien le perdí la pista, declaraba: “Me niego a pensar que esta ciudad está maldita para los grandes proyectos”, al tiempo que avanzaba que el expediente estaba ya a la espera de escritura pública. Ella se fue y del asunto nunca más se supo. Y podría seguir, porque lo he analizado con detenimiento, pero creo que es suficiente para que se entienda la falta de interés y de voluntad política y económica para dar respuesta a una infraestructura necesaria para Jaén. ¿Ahora? En Jaén ya estamos aburridos de palabras, queremos hechos. Y pronto. 

¿Y qué decir del concejal socialista de Begíjar que subió a redes un desahogo personal para contribuir al estado de crispación actual, en el que defiende, así, sin anestesia, que si Bildu son los hedereros de ETA, la organización que ponía bombas, la Guardia Civil es heredera de la que sacaba a la gente de las casas, la llevaban a una cuneta y le pegaban un tiro y allí la enterraban. Nivelazo de políticos. No me preocupa en exceso que existan descerebrados, por fortuna tampoco creo que haya muchos así, en instituciones como los ayuntamientos, porque se hayan colado por la razón que sea. Alguien ha debido obligarle a pedir disculpas, aunque este caso no debería quedarse ahí. Lamentablemente no he visto a ningún dirigente socialista, tampoco a ningún militante de los que son activos en redes sociales, lanzar una crítica contra el edil, sí en cambio alguna actitud disculpatoria a la vista de que ya que el sujeto ha pedido disculpas.  No sé si me incomoda más el mensaje en el que el individuo queda muy bien retratado, que el silencio, empezando por la dirección provincial del PSOE, de la que esperaba que le diera de baja en el partido ipso facto, para dar ejemplo de la cordura y el saber estar que hay que mantener cuando se está en un cargo público.

Pero uno de los temas importantes del día es el de la preocupación de los representantes del mundo del olivar, y que debe ser de todo el orbe olivarero jienense y de la sociedad provincial en general, en torno a la próxima Política Agraria Común (PAC) de la Unión Europea, donde parece que se van confirmando los pronósticos de rebajas, que afectarían como es lógico a los intereses del principal territorio olivarero, que es la provincia de Jaén. Hoy ha habido contactos con el ministro Luis Planas, de representaciones del sector, quienes con la Junta proponen al Gobierno, que es el que tiene voz en Bruselas, una alianza firme en defensa de una PAC que sea fuerte para Jaén y que no sea otra estocada en el corazón de la economía de nuestra tierra. Son momentos en los que hay que echarse hacia adelante y defender con uñas y dientes nuestro olivar y nuestro aceite, con todas las ayudas que legítimamente nos puedan corresponder. En ocasiones he puesto en tela de juicio la idoneidad de las ayudas europeas al aceite, pero mientras se mantenga una situación tan crítica, con unos precios irrisorios que hacen que una gran masa de olivareros no lleguen ni a cubrir los costes de producción, ese panorama es inviable. Es un asunto de mercados, pero básicamente existe un problema político incapaz de poner orden, es decir, mecanismos  a su alcance para dar estabilidad y evitar que el cultivo sea un lastre para miles de familias que viven de él y están agotando su paciencia ante unos efectos devastadores. Nada hay en Jaén que se merezca más una lucha sin cuartel que esos 66 millones de olivos y todo lo que histórica, cultural y económicamente representan.

Por último el tema estrella de este fin de semana en las redes sociales, al menos en las que he podido acceder, ha sido el de la ubicación de una terraza de verano instalada en la calle Virgen de la Capilla de un conocido establecimiento de la calle Nueva. Incorporé mi opinión a un post previamente existente, en el sentido de que me parecía muy fuerte lo de esta terraza porque ocupa una vía pública, precisamente en una zona próxima a la salida de los vehículos del parking. Estoy totalmente a favor de las ayudas al sector de la hostelería y más en este delicado momento de crisis, pero de la misma manera entiendo que no todo vale y que la imagen que por lo menos ahora mismo proyecta dicho velador no suma nada, todo lo contrario, resta, a la buena imagen de la ciudad de Jaén y la capitalidad más visible a la que se aspira. Esto es lo que pienso, pero ya no participo de otros juicios que se hacen en un tema recurrente porque da motivos para opinar, y hay quienes lo hacen razonablemente y quienes se salen por los Cerros de Úbeda y por sus expresiones pierden la razón que en su caso pudiera asistirles, más aún cuando se mezcla el interés público con los asuntos privados, en definitiva que de una cuestión ciudadana se hace una montaña de tinte político como si todo fuera una madeja de corrupción y de malas prácticas.

Sobre el particular quiero decir que respeto a la empresa de “La Gamba de Oro” y no me importa decir su nombre porque ellos mismos han difundido la polémica, y no solo la respeto, es que quiero destacar su apuesta por resucitar un negocio hostelero emblemático de esta ciudad y de toda la vida. Parece que nos molesta que haya empresas que tengan iniciativa y creen riqueza y empleo. Lo único que no me gusta es la solución que le han dado a su terraza y es tema que depende del Ayuntamiento que últimamente está alzando mucho la mano para favorecer el impulso económico. Hay un término medio, pero no dudo que tienen sus licencias en regla y salvo que la Concejalía competente explique el criterio seguido no lo voy a entender. Por supuesto no entro porque no me interesa en asuntos de índole personal. Tampoco lo hice, y era un secreto a voces, hace unos años cuando el Ayuntamiento, entonces de otro color, dio vía libre con suma urgencia al negocio hostelero de un concejal que expropió la mitad de una plaza céntrica de Jaén. Lo único que hay que pedirle a la mujer del César, en este caso a la instancia municipal, es que además de ser honrada, lo parezca, es decir, que en los asuntos de los veladores se ande con cuidado porque hay algunos ejemplos, de este y de otros ayuntamientos anteriores, que da la sensación de que se les ha ido la mano. Ayuda, sí; criterio e imagen, también.    

 

Foto: El vicepresidente de la Junta, Juan Marín, reunido con el alcalde, Julio Millán.

 

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