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La noche del pasado viernes acudí muy gustoso al barrio de Loma del Royo para cumplir con el gozoso encargo de presentar a la periodista Aurora Guzmán, que pronunció un precioso Pregón de Primaveras, y a la que fue un placer acompañar en este acto de inicio de sus fiestas de mayo. Tuve el honor de compartir unas horas con su asociación de vecinos y con algunas autoridades, sobre todo concejales y concejalas de nuestro Ayuntamiento. Por supuesto fue muy agradable saludar a tantas personas del barrio que allí se encontraban. 

Confieso que el año pasado fue para mí un verdadero placer adentrarme en el corazón de este entrañable barrio jienense para dar el pistoletazo de salida a su fiestas, una experiencia grata la que experimenté y que me sirvió para conocerlo mejor y sentirlo como propio, de hecho ahora cada vez que paso por alguna de las calles de este vergel percibo una enorme alegría interior.

Me siento por ello agradecido, al barrio en general, por supuesto, pero en particular, a la asociación Loma del Royo, con su presidente, el amigo Francisco Céspedes al frente, activo como él solo y providencial para la asociación, porque este pedazo de geografía dentro de la capital jienense, ya existía desde hace años, pues ha ido creciendo sin prisa pero sin pausa, pero creo que el principal logro del colectivo que representa al vecindario es dar a conocer Loma del Royo a toda la ciudad, ponerla en el escaparate, proyectar una imagen de seriedad y trabajo, sin concesiones a la galería, con un programa de actividades orientado en varias direcciones pero que se resume en satisfacer a los socios y a los vecinos en general y en trabajar incansablemente en mejorar las condiciones de vida del barrio.

En esto ya dije en el pregón que son ejemplo, y también en ser paladines y defensores de las esencias jienenses, en la cultura, en el arte, en la gastronomía, en el folclore, en la solidaridad. Por todo eso no quiero desaprovechar la nueva ocasión que se me brinda para darles la enhorabuena porque constituyen en su conjunto una asociación modélica que combina la reivindicación permanente con otras actuaciones que la hacen diferente y que tienen que ver con las señas de identidad jienenses, un empeño en el que llevan varios años trabajando con éxito, y el proyecto asociativo no tiene más de quince años de vida.

Felicito también a la asociación de vecinos por su atinada selección de la figura de los pregoneros, exceptuando mi caso, porque han sabido combinar la presencia en esta tribuna de personas relevantes del barrio con otras que no lo son, pero que sí son de Jaén o viven en ella, lo que confirma la vocación de Loma del Royo de no ser en absoluto un barrio excluyente, como esos nacionalismos que sueñan en convertirse en repúblicas independientes, sino que en este caso se mantiene la unidad indisoluble a la ciudad de Jaén, la capital, a la que desde aquí se ayuda a engrandecerla con sus múltiples actividades, como cuando se ha apoyado a la Catedral o se han realizado visitas al patrimonio artístico para poder valorarlo mejor. O cuando se ha rendido homenaje a ilustres jienenses como lo fueron dos grandes hombres, Manuel López Pérez o Vicente Oya Rodríguez, ambos muy vinculados con Loma del Royo, sobre todo a través de sus trabajos de historia, costumbres y tradiciones.

En fin, me gusta esta buena gente y la labor que vienen realizando, sin estridencias, con sencillez, pero que han conseguido que cale entre el vecindario que valora sobre todo que Loma del Royo es un barrio con personalidad y que aporta su grano de arena a una ciudad que no es nada sin todos y cada uno de sus barrios.

 

Foto: Francisco Céspedes, el gran presidente de la asociación de vecinos de Loma del Royo.

 

 

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