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No me retracto de la consideración positiva respecto a la cumbre de Bruselas, sobre todo porque había tan malos augurios que su resultado me parece hasta excelente, pero con respecto a la puesta en escena y el pasillo que sus colaboradores más inmediatos le hicieron al presidente Sánchez excede en mucho a la normalidad, la vieja y la nueva. Es el estilo, la marca de la casa, la escenificación. La sociedad está dividida, como casi siempre ocurre en España, y más aún desde un tiempo a esta parte. Por un lado se posicionan los que contra viento y marea ven peor que mal cualquier acción que realice el Gobierno y su presidente, en ocasiones hasta negando la evidencia si es menester. En la posición opuesta, la euforia y los palmeros, los mismos que hasta hace cuatro días defendían una cosa no tienen el menor rubor en cambiar el discurso, aun a sabiendas de que ponen a juego su credibilidad. Esa palabra no está en el diccionario de la política. En el tema de Europa es vital conocer la letra pequeña, las contrapartidas, que por el momento no aparecen o se minimizan, pero lo que esté escrito algún día llegará.

Lo que sí me molesta y hasta me indigna como jienense es que desde el principio los responsables del Gobierno de España no hayan querido reconocer que el presupuesto aprobado en Bruselas para la próxima Política Agraria Común (PAC) va a sufrir un varapalo en forma de recortes del 10% en relación con el actualmente vigente. Esto quiere decir que de los 382.855 millones de euros del periodo 2014-2020 pasaríamos en el 2021-2027 a 343.950. Si en la PAC anterior, cuando en España gobernaba el PP, el PSOE en general y el de Jaén en particular, montaron una guerra al ejecutivo y denunciaron, desde luego con razón, un hachazo para los intereses de Jaén de 272 millones de euros, ahora, en buena lógica, deberían hacer lo mismo, o por lo menos marcar la hoja de ruta, porque hay que esperar a la distribución que haga en su momento el Gobierno de los fondos comunitarios. Pero ahí es donde queremos ver en su momento al PSOE jienense, luchando frente a su Gobierno y al ministro Planas, para defender los intereses generales del territorio de la provincia de Jaén y la importancia que en ella tiene el olivar. Evitar que territorios como Cataluña, por razones de mercadeo político, tengan un plus sobre otras comunidades, como Andalucía, y no sería la primera vez con este ejecutivo tan dado a favorecer al independentismo, el mismo que un día sí y otro también lo pone a los pies de los caballos. Pero por el interés te quiero y te aguanto.

Desde el PSOE jienense el primero, y el único, en salir al ruedo es el secretario general, Francisco Reyes, quien en términos generales lo que hace es solicitar una discriminación positiva, como viene reclamando hace tiempo, para el olivar tradicional, que también quedó malparado hace unos años con la actual PAC. Defiende el acuerdo de Bruselas y arremete contra el PP en base a la historia reciente, pero, además, le envía un recado a los populares para que por medio de sus colegas europeos, y tienen mayoría en la Comisión Europea, mejoren el acuerdo adoptado. En fin, todos se irán pronunciando de una manera u otra sobre la llegada del tío Paco con las rebajas, algo tan sensible para nuestra ya lastrada economía. Hoy, el ministro Planas, uno de los exaltados forofos del presidente a su llegada “triunfal” de Bruselas, que se dejó homenajear con su natural arrogancia, se ha salido literalmente por los Cerros de Úbeda para justificar el “recorte” que para él no es tal, sino que “los demás” hacen mal las cuentas. Claro, tiene ahora el papel de defender lo indefendible, porque no puede negar el “éxito” de Sánchez y al mismo tiempo reconocer el fracaso de los fondos europeos para los colectivos a los que tendría que defender.

Este mismo ministro, Luis Planas, que no pasará a la historia, eso parece estar seguro, ha repetido en estos últimos tiempos que la crisis hacía imprescindible que la PAC volviera a ser estratégica para Europa, y que existían argumentos para defender la futura política agraria con unos recursos como mínimo equivalentes a los del periodo 2014-2020. Desde este punto de vista el ministro ha mentido al afirmar que con los acuerdos se cumplen los objetivos del Gobierno de “mantener el presupuesto agrario”. Y ha acudido a la ingeniería financiera para señalar que a los fondos europeos hay que añadir la dotación agrícola de la Administración General del Estado. Lo que está en el aire no vale. Lo que de verdad cuenta es la disposición presupuestaria. No lo va a reconocer, pero esto es así, estaba convencido o creía estarlo, de una PAC con un presupuesto a la altura de los retos de la próxima década. Misión fracasada.

Por su parte la consejera de Agricultura de la Junta de Andalucía, Carmen Crespo, aparte de entrar de lleno en la batalla política, por aquello de donde las dan las toman, ha reconocido que no se explica los aplausos y que la agricultura y la ganadería andaluza no merecen el “tajo” del 10% en los recursos de la PAC. Y las organizaciones agrarias, en plena campaña por la preocupante ruina en los precios del aceite, no salen de su asombro no ya por los recortes, que naturalmente también, porque es el quid de la cuestión, sino porque desde la instancia gubernamental se trate de hacer lo blanco, negro. Al sector se le acumulan las razones para no parar de movilizarse hasta que se haga un reparto del dinero. Aunque la experiencia viene a decir que esto es complicado porque ahora tendría que echarse a pelear a las comunidades y todas tienen sus argumentos de defensa, de modo que han de ponderarse los argumentos objetivos, a pesar de lo cual la batalla se presenta dura, y va a tensar más si cabe las relaciones entre el PSOE y el PP, sobre todo en el escenario andaluz y jienense, si faltaba poco.

Desde hace unos años hay una sensación de alerta sobre las rebajas en la PAC. En un Consejo Provincial del Aceite, celebrado en la Diputación en mayo de 2018, por poner algún ejemplo, con la presencia de la entonces ministra de Agricultura del gobierno de Rajoy, Isabel García Tejerina, cuando llegaban noticias de recortes en Europa para la Política Agraria, el presidente del organismo provincial, y secretario provincial del PSOE, Francisco Reyes, dijo muy claramente que la provincia no estaba dispuesta a permitir una nueva afrenta y que la lucha sería no solo para evitar recortes sino para recuperar derechos que se perdieron con la PAC vigente. Es de suponer que sigue pensando lo mismo, porque lo que no puede ni debe permitirse es que la situación sea diferente según quién esté al frente del Gobierno de España, porque eso es hacer primar los intereses políticos sobre los intereses estratégicos de la provincia. Por tanto, urge empezar esa campaña, y a no cambiar los argumentos, al objeto de donde dije digo…

Hace bien poco, en un foro de debate celebrado en la Universidad de Jaén, en relación con este mismo asunto, que viene preocupando al conjunto de la provincia y al mundo olivarero, el presidente del Consejo Económico y Social (CES) y reconocido experto en este ámbito de la economía jienense, Manuel Parras Rosa, señaló, y cito textualmente: “La PAC tiene una importancia trascendental, ha significado el progreso en el olivar jienense y que se mermen sus recursos y especialmente en la provincia de Jaén, puede acentuar el despoblamiento que queremos mitigar”.

De modo que si se trata de preocupación por el futuro de nuestro olivar, ya estamos tardando en alzar la voz y bien fuerte.

Foto: Luis Planas y Carmen Crespo, ministro de Agricultura y consejera de Agricultura en la Junta de Andalucía.

 

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