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LA HORA DE MOJARSE. A tres días de la celebración de los plenos para la constitución de los nuevos ayuntamientos, estamos en un sinvivir, en la provincia hay en el aire 19 corporaciones pendientes de acuerdos, entre ellas las de municipios importantes como Linares, Andújar, Martos, Alcalá, o Bailén, y más cercanos como el propio caso de La Guardia. Sin embargo la batalla de la capital es la más emblemática, por razones obvias. En las últimas fechas se han barajado todas las combinaciones posibles, siempre partiendo de la base de hacer alcaldes o al actual en funciones, Javier Márquez, o a su alternativa, Julio Millán, del PSOE, el partido ganador. El martes corrió como la pólvora la noticia, lanzada precipitadamente, al parecer por fuentes socialistas, tal vez con la idea de meter presión ante un hipotético acuerdo emanado de la dirección nacional del partido naranja, para propiciar la negociación entre Ciudadanos y PSOE, tanto es así que el PSOE de Jaén ha convocado a su militancia para mañana, jueves, al objeto de informar y recibir sugerencias. Del ‘con Rivera no’ de aquella noche electoral de finales de abril, al ‘con Rivera sí’, mes y medio después, cuando está en juego la importante Alcaldía de la capital del Santo Reino. ¿Pueden estar jugando al despiste? Entra dentro de lo posible, porque hoy me han asegurado en varias fuentes que la última palabra se dará el viernes por la tarde-noche, como es normal en estos casos, para evitar todo tipo de reacciones, apurando las horas.

Ciudadanos, también en Jaén, a la vista del cariz de los acontecimientos negaba la mayor, el día de la fiesta grande en Jaén, con la candidata María Cantos, sonriente, vestida de pastira, acompañando a la Patrona de Jaén, reservando su opinión ante los mensajes cruzados de las últimas horas. María Cantos, que por el momento saborea su popularidad y es consciente de que Jaén está muy pendiente de ella, al ser el acariciado objeto del deseo, ahora guarda discreto silencio. Los silencios a veces suelen ser bien expresivos. También el alcalde en funciones, Javier Márquez, se mantiene en una actitud prudente, no habla de pactos. Si lo que trasciende es un síntoma de que todas las puertas siguen abiertas, es fácil de imaginar lo que se debe estar tejiendo entre bastidores, con presiones, llamadas, mensajes… no hablarán en público, pero en privado esta partida se debe estar jugando con apasionamiento y sospecho que con virulencia, algún día nos enteraremos de los secretos de esta previa. Así que recordando al filósofo Séneca, “solo sé que no sé nada”,  y de entrada únicamente se conoce que hay una línea roja con Vox por parte de Ciudadanos Jaén, y algunos argumentos más también, y que tiene que ver con algo así como un ajuste de cuentas entre partidos en el escenario estrictamente local, Ciudadanos con exCiudadanos, pero al fin y al cabo van a estar todos juntos en el Ayuntamiento, no pueden pasar cuatro años ignorándose. De no existir dicha eventualidad en este momento el acuerdo a tres podría estar bendecido. El buen sentido aconseja evitar la precipitación. Sea cual sea la fórmula elegida Ciudadanos tiene que mojarse, ya no puede transitar más por la calle de en medio. 

Dicho esto volvemos a preguntarnos como hace unas fechas, porque me parece lo verdaderamente nuclear en este momento, qué acuerdo se persigue y para qué, cuáles son los objetivos. Está en juego el futuro de la ciudad y pienso que no se trata tanto de arrebatar el gobierno a quien ahora lo tiene, aunque sea en funciones, sino en ofrecer a Jaén un programa de trabajo ilusionante, en el que me parece un buen principio el acuerdo de mínimos que la candidata María Cantos, a punto de ser coronada lideresa municipal, ha presentado en la campaña como revulsivo para hacer funcionar a la ciudad. Si se llega al entendimiento PSOE-Cs nadie podría tacharlo de ilegítimo, esta vez no se puede hablar de pacto de perdedores, porque ambos grupos son los que han ganado apoyos en estas municipales con respecto a las anteriores, especialmente significativo el avance socialista, de 8 a 11 concejales, y valiosos los cuatro concejales de Ciudadanos, a pesar de que la marca había sufrido un deterioro de imagen que Cantos y su equipo han logrado superar. Por el contrario, el PP ha sufrido un revés y no digamos Vox, que se ha dejado una enorme sangría de votos entre las generales y las municipales, aunque si la aritmética funciona ya sabemos que cualquier combinación es posible y desde la Junta intentarán hasta el último minuto promover la fórmula andaluza, cosa diferente son las dificultades que existen y la propia opinión del recién elegido grupo de Ciudadanos y en particular de María Cantos, que ha reivindicado la última palabra.  

No hemos comentado con detenimiento en el caso de la capital la enorme abstención registrada en los comicios municipales, casi el 40%, es decir, más de 36.000 jienenses con derecho a voto dejaron de hacerlo, un 10% por debajo de la media provincial, dicho sea de paso. ¿Quién o quiénes han perdido esos votos? Lo cual nos lleva a formularnos la pregunta de qué pasa en Jaén, si la política que se ha hecho desde el Ayuntamiento durante tantos años, en especial la confrontación con la Junta, de la que hay que hacer responsable a ambas partes, ha hecho que pasemos de la apatía al hartazgo y, ojalá que no, a un nuevo tipo de conformismo, donde el malestar creciente se expresa en las redes y parece que también en las urnas, y a veces de qué manera, en tanto que colectivos sociales, en especial la plataforma “Jaén Merece Más” sigue activa y sin perder un ápice de entusiasmo y coraje, a pesar de que en Jaén todo cuesta mucho más, pero no baja la guardia dos años después de su nacimiento y todavía le queda trayecto hasta llegar al fondo de la incapacidad de la política para resolver tantos problemas que nos acucian y para denunciar a todos aquellos políticos que han llegado a los cargos a servirse y no a servir a los intereses de Jaén. Espero y deseo que pase lo que pase el sábado en el Ayuntamiento, la nueva etapa municipal, cuarenta años después de aquella primera corporación que tanta ilusión despertó, con Emilio Arroyo a la cabeza, sea el revulsivo de gestión que tantas circunstancias internas y externas han impedido.

A quienes lleguen habrá que desearles suerte porque el Ayuntamiento de Jaén no es una bicoca, su principal inconveniente es la economía y por tanto solo puede permitirse una política de subsistencia y de echarle imaginación y voluntad. Javier Márquez lo ha intentado, no se le puede negar arrojo en una situación tan adversa, incluso con la dirección provincial de su partido dándole la espalda, en una coyuntura penosa e inédita, sin expresarle el más mínimo apoyo en la campaña, que ha tenido que llevar a cabo en solitario y con su grupo de entusiastas, no sé si la fórmula de alternativa que se plantea como posible va a ser para él una liberación como de otro modo lo fue para su antecesor, Fernández de Moya, con la diferencia que éste huyó y Márquez ha aguantado bien el envite, y nada más que por eso es digno de reconocimiento y gratitud, haga lo que haga en el futuro, porque dispone del buen cobijo de su escaño en el Senado.

LA EUFORIA O EL TREMENDISMO. La semana nos ha dejado dos noticias dignas de comentar, siquiera sea brevemente. Por un lado el anuncio del gobierno andaluz de que en tres meses habrán desaparecido las triples camas en el Hospital de Jaén, buena nueva que saludamos, porque es una situación que venimos denunciando desde hace muchos años y es ahora cuando se ha empezado a actuar. Como siempre surge el debate, el PSOE se apunta la medida, pero insisto en que los socialistas en la Junta hicieron muchas promesas, esta entre ellas, y no fue capaz de cumplirla. He criticado actuaciones del nuevo gobierno andaluz, pero le voy a dar la razón cada vez que haga algo que crea que es beneficioso para Jaén, y la supresión de las tres camas era indigno en el siglo XXI en el que estamos. He visto en las redes sociales opiniones de todos los gustos, también quienes parece que les sienta mal que la nueva Junta esté acometiendo este reto que en gran medida depende de voluntad política. Pronto han salido a opinar los que llamaré simplemente interesados de parte, en unos casos desde la euforia, en otros desde el tremendismo. No me gustan los extremos ni las banderías, por una razón de sentido común, lo que está bien, está bien, lo haga quien lo haga, y lo que está mal, estará mal siempre. Dicho esto en una cuestión en la que le voy a dar el beneficio de la duda a los nuevos responsables de Salud, que por cierto también han aligerado las listas de espera, y rectificaré si es que me engañan, tengo una opinión completamente opuesta sobre los presupuestos de la comunidad autónoma para Jaén, especialmente para la capital, que precisamente hoy se han discutido en el Parlamento.

Las cuentas son malas de solemnidad en el caso de la ciudad de Jaén, porque no se responde ni a una sola de sus reivindicaciones más urgentes, empezando por el tranvía. Entiendo, por no pretender acosar a un ejecutivo que apenas ha tomado tierra y que ha necesitado algo de tiempo, que los presupuestos de 2020, que han de estar listos en pocos meses, tienen que mostrar sensibilidad con Jaén, pero no porque se sientan obligados por la presión política y social, que también, sino porque es de estricta justicia, en nombre de la deuda histórica de tantos años en una lista de espera que ha arrasado las expectativas y las perspectivas de esta tierra. Me apunto a la frase que ha acuñado el presidente de la Audiencia Provincial de Jaén, el magistrado Rafael Morales, al señalar que “Jaén es una ciudad olvidada”. Por todas las administraciones. El caso de Rafael Morales nos demuestra muy a las claras que son las personas con su actitud las que dan dignidad a los cargos asumiendo sus responsabilidades. La de veces que me habrán oído o leído con este clamor, con la sensación de haber predicado en desierto durante décadas en las que todos hemos soñado con un Jaén mejor…que no llega, porque los políticos que nos hemos dado no han luchado, cada uno en su ámbito, en los parlamentos y en los ayuntamientos. Al final va a ser verdad el estado de renuncia que se resume en una expresión que me gusta bien poco pero que tantas veces nos asalta: ¿tenemos lo que nos merecemos?

EL TREN, LA GRAN AFRENTA A JAÉN. Y a las pruebas me remito. Esta semana, como en cientos de ocasiones en muchos años, de nuevo ha sido protagonista el ferrocarril. Un AVE que llega a Granada veinte años después y que se convierte en la coyuntura propicia para seguir desmantelando el tren tradicional, como es nuestro caso. Encima sale a relucir en las páginas del diario Ideal una especie de contubernio en su día por los protagonistas del bipartidismo, para dejar a Jaén fuera de la ruta AVE, que hubiera resucitado a esta provincia, y nos llena de indignación conocer datos de intereses ocultos que siempre sospechamos. Es más, no me cabe duda de que si en su día se hizo la autovía a Granada no fue por la presión de Jaén, ni mucho menos, sino por la granadina, por eso la han bautizado a favor de sus intereses, lo tienen bien merecido, en Granada los políticos de todas las opciones siempre fueron más combativos y menos dóciles a los intereses partidistas, así consiguieron logros importantes. Hace meses, ante la presión social, el ministro Ábalos autorizó que el talgo Granada-Madrid hiciera parada en Linares-Baeza, aprovechando que había que cambiar de maquinista. Nos lo vendieron como una heroicidad política, parecía que se saldaba toda la deuda del tren con la provincia.

Ahora ese tren está condenado a la desaparición, aunque los socialistas linarenses, por lo que se juegan, tratan de impedirlo a toda costa. Insisto, la nueva comunicación férrea con los trenes AVE que ya están en parte de Andalucía es un factor más de riesgo para que el actual desmantelamiento en Jaén llegue hasta sus últimas consecuencias. Con este dilema estamos cuando los dos partidos responsables de la desaparición de los trenes, por mucho que ellos se acusen mutuamente, me refiero a PP y PSOE, PSOE y PP, tratan de echar balones fuera y exculparse, con la soltura acrisolada de la desfachatez que siempre usaron en esta lucha que es la causante del negro panorama que se cierne sobre Jaén, ahora concretando en el ámbito de las comunicaciones.

Los socialistas jienenses, que tanto poder tocaron durante años, no movieron un dedo para hacer posible que la línea AVE discurriera en su trayecto hasta Córdoba por algún punto de la provincia, no lo pelearon, y nos habría dado la vida en forma de progreso. En materia ferroviaria somos, si no la última provincia de España, que casi seguro que sí, al menos estamos en el pelotón de las menos dotadas. Es una dura afrenta para Jaén, están permitiendo que Jaén siga postrada, porque una de las causas más evidentes del estancamiento son las pésimas comunicaciones, y las de ferrocarril, resultan especialmente sangrantes. Los empresarios las reivindican, los ciudadanos de a pie lo demandan sobre todo a gritos en las redes sociales, pero nadie nos hace caso. Y algo más, con este panorama, ¿para qué queremos a los políticos que dicen representarnos? Han convenido, al parecer, que Jaén no merece un AVE, a pesar de que nos han engatusado con la alta velocidad, incluso ha habido dirigentes que lo han presentado como un logro, como si fuera de hoy para mañana, que es la manera que tienen de tomarnos el pelo a los jienenses. He aludido al PSOE, pero me falta decir que el PP le iguala en responsabilidad y en fechorías con el tren, tan de espaldas con el ferrocarril de Jaén como sus adversarios políticos, a título de ejemplo suprimió con nocturnidad y alevosía el intercambiador de Alcolea que durante un tiempo, impulsado por el gobierno andaluz, nos acercaba algo más a destinos de la comunidad como Sevilla o Cádiz.

El panorama no puede ser más pesimista, con tantos gobiernos, con tantos políticos y con tantos compromisos como se han dirigido a Jaén, estamos como en los peores momentos. Algunos me tildarán de catastrofista o de demagogo, pero todos sabemos que todo lo que aquí se expresa es el puro evangelio. En mi caso, como en el de otros periodistas que se fajan a diario para tratar de hacer justicia a Jaén, al menos, como en el poema de Blas de Otero, me queda la palabra, nos queda la palabra: “Si abrí los labios para ver el rostro/puro y terrible de mi patria,/si abrí los labios hasta desgarrármelos,/me queda la palabra”.  Hasta el minuto final, precisamente porque quiero a Jaén y me duele Jaén.

(Un resumen de este comentario ha sido emitido hoy en el programa Jaén en la Onda, de Onda Cero)  

Foto: María Cantos, vestida con el traje típico de pastira, el día de la Virgen de la Capilla. Consciente de que todo Jaén está pendiente de su decisión y la de Ciudadanos.

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