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Para nuestra desgracia cada mes con las cifras del paro registrado y cada tres meses con la Encuesta de Población Activa (EPA), nos da un disgusto el desempleo. Los datos correspondientes al tercer trimestre del año nos sitúan, una vez más, porque estamos acostumbrados a liderar este ranking, a la cabeza del paro en Andalucía y en España, con un desempleo del 27,4%, con 77.200 parados y una tasa de actividad que está a la cola en Andalucía. En Jaén, aunque tampoco faltan visiones más optimistas, desde el poder y sus aledaños, el panorama es sencillamente desolador.

A la vista de esta situación tendríamos que estar todos de acuerdo en que las elevadas cifras de paro, lejos de ser un arma arrojadiza tendría que suponer que los partidos, administraciones y agentes sociales, sentados en una misma mesa, hicieran sus lecturas de la situación de emergencia para buscarle situaciones a esta escalada, en lugar de echarse la culpa los unos a los otros como de hecho ocurre cada vez que aparecen los datos. Así desde que el mundo es mundo.

Por desgracia lo que está sucediendo en Jaén con el paro no es una sorpresa, mensualmente venimos advirtiendo de lo que es una tendencia, con picos más o menos rotundos, pero las cifras hacen un retrato bastante real de la situación del mercado laboral y de las escasas expectativas de futuro. De ahí que volvamos a clamar por un acuerdo, una especie de gran coalición, imprescindible para frenar el drama que con los fríos datos sigue siendo una severa amenaza para Jaén.

No hace mucho la Confederación de Empresarios de Jaén (CEJ), que preside Manuel Alfonso Torres, en esto sí estuvo atenta y salió a la palestra denunciando la deriva del paro, y se pronunciaba de manera contundente por la exigencia de una “discriminación positiva” para la provincia, y no le faltaba razón, a pesar de que con este mismo planteamiento llevemos ya décadas y la situación general no varía, nos movemos en ciclos, pero superada la recolección de la aceituna el año se torna muy difícil para el empleo y los planes que aprueban las administraciones son una ayuda pero no actúan sobre la raíz del problema, que no es otro, y lo identificaba la CEJ, que la urgencia que tiene nuestra provincia de acortar los déficits estructurales que soporta, razón por la cual lanzaba un SOS para que el Gobierno de la nación, y es un clamor general el que hay ahora mismo en la provincia, proceda a desbloquear las inversiones con cargo a la ITI, que ya deberían estar hace tiempo confirmadas y a disposición de los proyectos que se están concretando. Eso y todos los planes comprometidos y en lista de espera por las diferentes administraciones.

Es la hora de la política, y en este momento más por la delicada situación que provoca la crisis sanitaria y social a causa de la pandemia, porque la “discriminación positiva” solo depende de los gobernantes. El PSOE, además de la ITI, ha reiterado hasta la saciedad que si gobernaba en España demandaría de nuevo el Plan Activa que se dejó sin efecto con la llegada al ejecutivo del PP. Por su parte, el actual presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno Bonilla, en su etapa en la oposición, brindó apoyo a Jaén reiteradamente en forma de planes y actuaciones especiales. Pero si te vi no me acuerdo. En cuanto a los agentes sociales, critican severamente el mercado laboral jienense definido por la temporalidad y la precariedad.

¿Qué tendrá que pasar en Jaén para que los principales responsables de las instituciones públicas se den por aludidos y decidan coger el toro por los cuernos, o qué ha de pasar para que los jienenses demanden soluciones urgentes ante esta situación excepcional?

Me asaltan hoy dos reflexiones. Una, el mensaje de pesimismo que los datos trasladan sobre todo a los jóvenes jienenses, cada vez más preparados, y a los que negamos expectativas de todo tipo, con lo que indirectamente le estamos enseñando la puerta de salida hacia otros territorios o el extranjero. La segunda es una pregunta dirigida a nuestros políticos, de izquierdas y de derechas, de arriba y de abajo, en el sentido de si esta situación tan arraigada, tan cruda y tan real es el proyecto de futuro que tienen para esta provincia y si no les causa sonrojo.

UNIVERSIDAD. Con este panorama es normal que se difunda una noticia sobre la Universidad, en el sentido de que impulsa el debate sobre temas estratégicos para el desarrollo de la provincia, y se inunden las redes sociales de jienenses indignados porque se preguntan si es que a estas alturas Jaén no tiene ya un diagnóstico, con tantos instrumentos como existen, tales como la Fundación Estrategias con el Plan Estratégico, el CES Provincial (Consejo Económico y Social) y algunos entes más. Me parece bien que el rector pretenda que la Universidad de Jaén, asumiendo su compromiso y liderazgo social, establezca todas las mesas de debate que considere convenientes, y vendrán bien, lo que ya parece que es menos de recibo es que de esas iniciativas pretendan salir informes que recojan recomendaciones y conclusiones “que puedan ser útiles y servir para la toma de decisiones en diferentes ámbitos”. La única manera con que la Universidad puede servir al desarrollo y al progreso de Jaén es haciendo bien su trabajo, asumiendo todas sus competencias, y poniendo todos los sentidos en la formación de sus alumnos y en la investigación de sus docentes, que por cierto necesita y merece muchos más medios.

Es normal que la gente de Jaén se lleve las manos a la cabeza cuando desde organismos oficiales se hagan planteamientos de diagnóstico porque parece que se trata de seguir dando vueltas a la noria en lugar de pasar a lo verdaderamente importante, lo que parece que tanto cuesta, el tratamiento. Ojalá que quienes dirigen la UJA y a su cabeza el rector no entren en esa espiral a la que seguramente son llamados por los propios políticos para participar de maniobras de entretenimiento mientras la solución de los grandes retos sigue aparcada y casi todos los jienenses, menos ellos, vemos que Jaén se nos muere sin que se le ofrezcan los cuidados paliativos. Por favor, no, que la Universidad se aleje todo lo que pueda de la política, o antes o después lo estaremos lamentando. Necesitamos una UJA libre de ataduras, autónoma, con las ideas claras de su papel, en colaboración institucional con todo el mundo, pero salvaguardando su identidad.

CÁMARA. He recordado hoy también que hace exactamente cuatro años que dimitió el último comité ejecutivo de la Cámara Oficial de Comercio e Industria de Jaén, en lo que fue la crónica de un final anunciado. Pasado este tiempo hay que volver a lamentar la insensibilidad de Jaén ante la desaparición de un instrumento útil para prestar ayuda a las empresas y generar riqueza. Antes de ese momento y también después, un grupo de personas, encabezadas por un valiente, el empresario de Sierra Mágina, Manuel Barrionuevo, han hecho todo lo humanamente posible para salvar una entidad con tanta historia detrás, con sus desaciertos clamorosos que fueron la fuente de los problemas, pero también con sus logros. Merecía más apoyo y unir todas las fuerzas para lograr mantenerla.

Hay que lamentar este triste episodio de soledad y decepción, sobre todo por la indiferencia de la anterior y de la actual Junta de Andalucía, la primera porque decidió condenarla a muerte, aunque no supo cómo hacerlo; la de ahora porque ha actuado de forma contraria a lo que se había comprometido y solo ha brindado a quienes siguen intentando recuperar la entidad, buenas palabras. Casi todo es igual en Jaén, y hay que decirlo con pena, nadie es capaz de salir luchando con uñas y dientes por la Cámara y, en general, por cualquier proyecto que merezca la pena porque represente futuro y esperanza. Cuatro años sin Cámara y nadie (con poder de decisión) se inmuta.

 

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