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Para que esta provincia marche y empiece a abandonar tantas de sus rémoras, cada uno de los agentes sociales han de cumplir con su misión, ser autónomos y exigir en la dirección que sea conveniente, y relacionarse entre sí y con las administraciones, por supuesto, porque el diálogo y la comunicación son precisos, pero sin que esta situación permita hacer dejaciones, simplemente porque Jaén lo que necesita es que absolutamente todos caminen en la misma dirección. Digo esto a propósito de la asamblea anual de la Confederación de Empresarios de Jaén (CEJ), que se acaba de celebrar, en la noche del miércoles, con la presencia de algunas de las autoridades jienenses, como suele ser norma. Como siempre, de lo más importante el discurso del presidente de la CEJ, Manuel Alfonso Torres, que al menos una vez al año, en este foro, suele expresar las preocupaciones del colectivo del que es responsable. Lástima que esta voz no se escuche con más frecuencia y con más exigencia si cabe.

Resumiendo, Torres, ha vuelto a quejarse de la ausencia de determinadas infraestructuras que lastran el desarrollo de la provincia, y ha reclamado inversiones, “para que Jaén no sea un páramo”, al tiempo que ha dicho para el que le quisiera escuchar, que esta provincia no ha sido tratada justamente por las diferentes administraciones, añadiendo aspectos concretos como la preocupante pérdida de población de los últimos años o las tremendas cifras de paro. El empresariado jienense lo que quisiera ver es cómo las administraciones se unen en vez de pelearse, con tal de colaborar a sacar adelante los proyectos que necesita la provincia y que no acaban de llegar, de ahí que no se avance y que nos distanciemos cada vez más de la tan deseada convergencia con otros territorios. Ha puesto énfasis en el déficit en materia de comunicaciones, por carretera y por ferrocarril, y en sentido contrario ha elogiado los buenos resultados en el ámbito del turismo, por ejemplo en las ciudades Patrimonio de la Humanidad a través de la colaboración administraciones-empresas, y también, de manera muy destacada, los logros de la campaña permanente de “Jaén, Paraíso Interior”. Y latente en el fondo de todo el discurso, como hemos podido constatar en los distintos medios consultados, la preocupación del presidente de la patronal porque en Jaén apenas se ha notado hasta ahora la recuperación económica, señal inequívoca de que los efectos de la dura crisis han sido devastadores y aún en muchos casos siguen coleando, también en el mundo empresarial, por ejemplo en el sector de la construcción, y no es el único ejemplo.

No tengo mala impresión de Manuel Alfonso Torres, todo lo contrario, es un dirigente con buen talante, que tiende a la unidad y a evitar los conflictos. En la asamblea anual, que es el acto de referencia para la CEJ en cada ejercicio, ha dejado en el ambiente reflexiones como la exigencia de un marco estable para que los empresarios puedan desarrollar su labor en Jaén y tratar de crear empleo. Torres siempre ha definido a su organización como libre de ataduras, por tanto independiente, y este es un buen aval, de ahí que no deba abandonar el tono reivindicativo como el que exhibió anoche en algún momento a la hora de pedir infraestructuras y el compromiso de las administraciones. Recuerdo ahora que en más de una oportunidad el propio Torres se ha referido a una necesaria mayor conexión de las empresas con la Universidad. Está muy bien, pero ¿cuántos años se lleva con ese mismo discurso pidiendo infraestructuras de comunicaciones, carreteras y trenes que nunca llegan? Y que además en muchos casos acumulan décadas de promesas y de retrasos, como los propios empresarios reconocen. Pues claro que no estamos donde queremos, ni donde merecemos. Además, ¿cómo se puede avanzar en la alianza con la Universidad de Jaén cuando todavía es pequeño el número de las empresas que han decidido integrarse en la recién constituida Fundación? En pocas palabras, buen discurso, solvente, pero lo que falla es la influencia institucional y social. Lamentablemente un éxito más de la política.

No hace mucho, en declaraciones al Diario Jaén, Manuel Alfonso Torres, señalaba con toda claridad que “Jaén siempre es la gran olvidada”, y la pregunta que surge al respecto es ¿qué han hecho los empresarios para poner a los políticos en su sitio y que den a Jaén el trato que se merece? Porque no se trata solo de hacer declaraciones y pasar por todas, sino exigir y reivindicar como corresponde a un agente social que tiene para ello toda la autoridad y legitimidad. Por cierto, no le he escuchado a la CEJ un pronunciamiento sobre el conflicto de la Cámara de Comercio, que entre todos, que cada palo aguante su vela, han dejado morir de una manera inmisericorde, con un daño irreparable al tejido comercial y empresarial de la provincia de incalculables consecuencias, y la política ha sido incapaz de buscarle algunas de las soluciones que fueron apuntadas por los gestores.

En estos últimos años, desde su llegada al cargo, he alabado el discurso comprometido de Manuel Alfonso Torres, pero sigo creyendo que la CEJ es otro de los órganos vitales de Jaén que está afectado de ese mal endémico que es el conformismo, enfermedad crónica de la provincia que parece que no tiene tratamiento, a juzgar por la evidencia. En el caso de la CEJ lo que detecto es que no está presente en el debate social, no saca los pies del plato, no pega un puñetazo en la mesa, el papel del empresariado en la hora presente, y más en una provincia de tantas carencias como la nuestra, debería ser más activo.

Ya sabemos que para colmo de los males de este pedazo andaluz que es Jaén, la crisis ha hecho estragos y ha acabado con iniciativas empresariales. Tampoco me sirve que desde la organización empresarial nos digan que “los empresarios que quedan son más competitivos que antes del inicio de la crisis”, como señaló Torres hace tiempo. Coincido en el análisis y en el diagnóstico de que hay empresas de diferentes sectores, como el del aceite, que durante la crisis se han rearmado y ahora están en las mejores expectativas, también en competitividad, pero lo que hoy quiero decir es que esta provincia de Jaén, entre otras muchas cosas, necesita con urgencia presentar la imagen de un empresariado con más garra y compromiso, que no espere sentado a que los políticos cuenten sus fracasos, que es lo que hacen tan habitualmente, y se conviertan en agentes incómodos en la defensa de los intereses a la creación o el desarrollo de las empresas, en lugar de cómplices de un panorama tan pesimista por la situación de Jaén en todas las estadísticas. Esto no es opinión, es la realidad.

Uno de los problemas que muchas veces hemos comentado perjudican a Jaén de toda la vida es la confusión de los papeles de los actores que tendrían que protagonizar el despegue. Una especie de ‘mamoneo’, me van a permitir la palabra, en la que con el pretexto de una buena relación, los distintos agentes se impiden que cada uno de ellos trabaje activamente en el fin que persigue, los empresarios a lo suyo, los sindicatos en la defensa de sus trabajadores, los políticos sacando temas adelante, y así sucesivamente. Lo que no me parece bien es que dejemos para cada año el capítulo de las lamentaciones, las promesas incumplidas y los retrasos acumulados, porque las administraciones se aprovechan de que en Jaén nos lo tragamos todo, aunque una vez al año a algunos se les atragante algo, un poquito, el discurso. Pero seguramente pensarán que una vez al año no hace daño.

EL ALCALDE Y LOS IDUS DE MARZO.-Se le nota contento al alcalde de Jaén, Francisco Javier Márquez, le han venido muy bien los idus de marzo. Hoy está en capilla porque con toda seguridad mañana será nominado por el Comité Electoral Nacional de su partido y el sábado será presentado formalmente como candidato en un acto que el PP va a celebrar en Marbella. De ahí que Márquez haya querido agradecer la confianza que el partido deposita en su persona. Y aprovecha para mostrar su mejor disposición y ganas de trabajar, “con más ilusión y fuerza que nunca”, y ello pese a las dificultades de la situación económica que presentan las arcas municipales. Es más, en un tono de cierto optimismo, se muestra satisfecho porque con este marco de adversidades se han podido sacer adelante proyectos y se están prestando todos los servicios. “Esta situación –enfatiza- no nos ha impedido que el Ayuntamiento siga poniendo las bases para el desarrollo presente y futuro de Jaén”. Al mal tiempo, buena cara. Está bien que lejos de amilanarse, Javier Márquez se lo tome como un reto y vaya a él con la mejor disposición. Nada más que por la actitud ya merece suerte.

HUELGA DE LIMPIEZA.-En el ámbito ciudadano lo que sin duda es una malísima noticia es el anuncio de la huelga de la limpieza para la próxima Semana Santa. La empresa FCC que se ha quedado como concesionaria del servicio, que era la misma que querían los propios trabajadores, está por el momento lejos de aceptar las condiciones laborales que plantea el personal. CCOO, sindicato que representa a la parte social, solicita una subida salarial lineal del 3% y otras mejoras, en tanto que la empresa pretende que este año pase sin subidas y ofrece el 0,5% para el año próximo. Ni por asomo se pueden aproximar posturas con este posicionamiento. Hace poco hubo otro amago de huelga que finalmente se pudo solventar. El Ayuntamiento ha instado a que las partes hagan el esfuerzo de ponerse de acuerdo para evitar un conflicto que si siempre es malo, lo es mucho peor si se hace coincidir con fechas tan especiales. En fin, mal empieza la empresa su nueva etapa en Jaén, donde, por cierto, según han expresado los propios trabajadores, llevan cinco años con los sueldos congelados. Como les digo. Para el Viernes de Dolores se ha convocado una manifestación de la plantilla, todo ello a la espera de que FCC acceda, pero mucho me temo que esta empresa viene a negociar con una actitud de dureza e intransigencia. Veremos qué pasa.

MÚSICA CELESTIAL EN LA CATEDRAL.-La Catedral se ha convertido en un escenario de referencia no solo para grandes exposiciones, del máximo nivel, muchas de ellas con el apoyo de la Fundación de la Caja Rural, justo es decirlo, pero no son menos los grandes conciertos que en este marco suenan a gloria. Esta tarde, sin ir más lejos, la Misa de Requiem, de Giuseppe Verdi, interpretada por la Orquesta y Coro de la Universidad de Jaén y el Coro de Ópera de Granada, bajo la dirección de Ignacio Ábalos Ruiz, en acto organizado conjuntamente por la Universidad y el Cabildo catedralicio, con una enorme respuesta de público, como se esperaba. Todo un acontecimiento de los que con cierta frecuencia se pueden disfrutar en este bellísimo marco.

Todo esto no es casual, la programación de calidad y la presencia en la seo jienense de tantos grupos y músicos de prestigio, creo que obedece en gran medida a que el responsable de su Cabildo, Francisco Juan Martínez Rojas, es un reconocido melómano, entre otras muchas cosas. La realidad es que este tipo de actos hacen que se disfrute mucho más nuestra Catedral, que además de ser lo que es, el primer templo jienense, es ahora, desde hace mucho tiempo, un foco de atracción de la cultura en general y de la mejor música en particular. Enhorabuena!!!

Foto: La brillante interpretación de la Misa de Requiem, de Giuseppe Verdi, esta noche en la Catedral, todo un acontecimiento. (Fotos Catedral)

 

 

 

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