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Hoy me dirijo especialmente a las candidatas y candidatos por la provincia de Jaén a las elecciones generales del próximo 28 de abril, que aspiran a representar a Jaén en las Cortes, tanto en el Congreso de los Diputados como en el Senado. Ha empezado la campaña electoral y, como es lógico, están divulgando ante los jienenses los mensajes con los que tratan de obtener el voto hacia las opciones a las que representan. En primer lugar quiero decirles que no tengo ningún reparo respecto a las candidaturas que han elaborado los principales partidos y, especialmente en sus cabeceras, porque se trata de personas más conocidas, veo a mujeres y a hombres que me merecen confianza, en esa relación hay algunos nombres a los que en algún momento me referiré durante estos días, que estoy seguro de que aceptan este compromiso político por un sentido de la responsabilidad y el deseo de ser útiles a esta tierra. Es también normal que su tarea en estos quince días sea la de poner en el escaparate las diferentes ofertas programáticas. Sin embargo creo, es más, estoy convencido, de que todos y todas saben que la mayor urgencia que tiene la provincia a la que cinco van a poder defender en el Congreso y cuatro en el Senado, es la de poner a Jaén en el mapa, y no lo digo de una manera simbólica sino real, no tienen más que buscar mapas de cualquier índole que afecten al desarrollo económico y social de España y o no nos verán o si aparecemos será en posiciones que reflejen nuestro actual estado de frustración.

Hemos celebrado hace poco los cuarenta años de democracia en nuestro país y lo que para algunas comunidades ha sido la oportunidad para festejar los logros conseguidos, en nuestra provincia no ha sido posible sencillamente porque estas cuatro décadas no han sido suficientes para que Jaén empezara a levantar el vuelo, ya le fue mal antes de Franco, tampoco tuvo suerte en la dictadura, en la que se inventó un Plan Jaén que resultó ser un fracaso, y con la llegada de la democracia pensábamos que era nuestra hora, y el resultado, cuarenta años después, es que en determinados aspectos apenas hemos avanzado y ni siquiera la autonomía, que con tanta ilusión abrazamos como andaluces que somos, por vocación y por devoción, nos vino a rescatar, de hecho seguimos teniendo en parte la sensación de que cambiamos el centralismo madrileño por el sevillano, más cerca, en efecto, pero la realidad constatable con los hechos es que ni la Administración central ni la autonómica han sido capaces de responder a las exigencias, a las necesidades, a la sensibilidad de este pueblo de Jaén.

A la hora de buscar culpables de esta situación tan injusta en la que nos encontramos, hay que acordarse de todos y cada uno de los políticos que hemos enviado a Madrid, ya que ahora estamos centrados en los comicios generales. Puede que entre ellos mismos hubiera que hacer distingos, porque unos han tenido más iniciativa que otros, pero en términos generales, en su conjunto, han traicionado los intereses de esta provincia, han sido indignos de ella, porque la política ha acostumbrado a la actitud servil y quienes han ido en las listas se han sentido en la obligación de rendir pleitesía a las personas que les colocaron en las listas en lugar de a los electores que les dieron su respaldo y no para que cobraran sus sueldos para ser leales a sus jefes, sino de asumirlo con la tierra a la que representaban, que en la mayoría de los casos era la misma en la que nacieron y estaban sus hijos y sus familias. No ha habido un solo político con agallas para sobreponerse a esta disciplina férrea que pueda mirarnos a la cara a cada jienense para defender su lealtad desde el punto de vista de fidelidad a los votos recibidos en las urnas, todos ellos depositados por jienenses de buena voluntad. Si esto hay que decir tan claramente de los políticos, por supuesto de todos los colores, una mención especial merecen los distintos gobiernos que han regido el país, a los que esta provincia no tiene nada que agradecerles porque lejos de ayudarle lo que han conseguido es hundirla, aumentar la distancia con otras provincias y territorios, y si bien es cierto que llegamos a la democracia un tanto sofocados por el peso de muchos problemas, la democracia ha sido incapaz de resolverlos y colocar a Jaén en línea de salida hacia el progreso y la modernidad.

Habrá quienes, desde dentro de las organizaciones, pretendan buscar ejemplos de conquistas que hayan podido llegar, solo faltaría, lo que ponemos en duda ahora es que en las grandes cuestiones relacionadas con el desarrollo, Jaén no ha pintado absolutamente nada y el mejor ejemplo son las comunicaciones, la principal asignatura cuando se quiere proyectar a una provincia, de lo contrario se la condena al olvido. Claro que también hemos tenido culpa los propios jienenses, la sociedad civil, porque hasta hace muy poco tiempo hemos vivido con la terrible inercia del pasado, por un lado “comprando” todas las mercancías que los políticos y los gobiernos de turno querían vendernos, sin rechistar, y por otro, sumidos en la resignación, el victimismo y el conformismo. Esta última parte es la que por fortuna está cambiando, ya hay colectivos dispuestos a que nunca más tenga Jaén que pedir perdón por existir y por el contrario están ahí, en primera fila, por mucho que a algunos les moleste, para exigir en nombre de una comunidad que quiere ser dueña de su futuro. No es tarea fácil porque los hábitos, tan viejos, son difíciles de desterrar, pero en esta tarea se está y ojalá que sea irreversible.

Hace algún tiempo se planteó la puesta en común en torno al Corredor Mediterráneo, de vital importancia para varias comunidades, entre ellas la nuestra, pero recuerdo que los partidos mayoritarios no fueron capaces de unirse en un reto tan importante para el progreso del territorio y nos encontramos, una vez más, con la política partidista. Una pena las comunicaciones. Son vitales las infraestructuras ferroviarias, y lo sabemos muy bien por desgracia los jienenses que hemos asistido al absoluto desmantelamiento, que obraron, sin apenas resistencia política y social, los gobiernos socialista y popular. Ahora ellos se culpan entre sí de la afrenta a Jaén, y ha sido el PSOE, su secretario general, Francisco Reyes, quien ha tenido el valor de reconocer estos días que con el tren no han sido todo lo contundentes que la situación exigía. En efecto, Reyes también estaba en la política cuando se estaban cometiendo los desmanes y transigió, como uno más. Pero parece que el peso de su actual responsabilidad y los años que no pasan en balde, y la sociedad que también es distinta, más exigente dentro de las singularidades que aún tiene la provincia, le están haciendo, así al menos lo transmite, más consciente con realidades que es necesario corregir con la mayor urgencia para que esta provincia nuestra tenga futuro. El caso es que o se da definitivamente el estirón hacia el progreso o Jaén va a seguir estancada y sin porvenir, porque necesita elementos que nos aporten riqueza y empleo y aprovechar todas las potencialidades que tiene el territorio. Si no se avanza en el eje central del Corredor Mediterráneo, que es un proyecto lento, lentísimo, como así ha sido denunciado, aparte de una tremenda injusticia y un agravio, se le puede estar dando la puntilla a provincias como la nuestra. De ahí la importancia de reivindicar, porque estamos en ese momento, si se deja para mañana será tarde y seguiremos perdiendo oportunidades.

Efectivamente con todo lo que se ha hecho, sobre todo desde la labor promocional de la Diputación, y también con actuaciones de calado, como lo fue en su día la propia Institución Ferial, que es un gran referente de Jaén, las estadísticas tendrían que ser más favorables, por tanto hay que plantearse una reflexión sobre las asignaturas que todavía quedan pendientes, y hay que hacerlo desde la humildad y el compromiso por avanzar entre todos y en todos los sectores. Estos últimos tiempos se han dado saltos de entusiasmo por la comunicación aérea como si fuera la tabla de salvación. Hay que ser realistas. Mucha gente cuestiona el papel del aeropuerto al que en su día por una cuestión de imagen se le añadió el nombre de Jaén, pero creo que lo que abunda no daña. El aeropuerto no va a ser ninguna panacea, no nos engañemos, pero puede ayudar a los objetivos que se persiguen en el sector turístico y empresarial jienense y por tanto cuantos más vuelos existan, mejor para ampliar las previsiones.

El problema de la provincia de Jaén, no me cansaré de repetirlo las veces que haga falta, son las comunicaciones, especialmente por ferrocarril y por supuesto por carretera, que en términos generales son el principal enemigo con el que se encuentra la provincia de Jaén para su despegue tanto en el turismo como en otros ámbitos, como el de la empresa. Esto es palmario, un ciego lo ve, por tanto el esfuerzo institucional, sobre todo, insisto, desde la Diputación, que suma ya muchos años, no lo olvidemos, como el que hacen otros ayuntamientos, especialmente Úbeda y Baeza, los Parques, y ahora el propio Ayuntamiento de Jaén con una mentalidad más ambiciosa en cuestiones de marca y de productos, en gran medida se anula porque no es atractivo trasladarse a Jaén, faltan carreteras y desde luego vivimos de espaldas al tren. No descubrimos nada nuevo al decir que la relación de Jaén con el ferrocarril es de juzgado de guardia. Para aludir a un documento oficial, el informe del CES provincial reconoce expresamente que por su situación estratégica, la provincia de Jaén siempre ha tenido, menos en las últimas décadas, un papel esencial en la vertebración ferroviaria de Andalucía. Desde el año 1992, cuando se inaugura el AVE Madrid-Sevilla, se inició un periodo clarísimo de pérdida de protagonismo. Qué distinta hubiera sido la situación si el AVE hubiera “rozado” territorio jienense, pero faltaron políticos con valentía y con perspectiva que supieran valorar la trascendencia de una decisión que nos dejaba fuera de cobertura. Se indica con toda contundencia que la provincia de Jaén necesita de un esfuerzo inversor que recupere los últimos años, e incluso décadas, de sequía inversora en cuantía acorde con las necesidades y demandas de la sociedad jienense, como lo demuestra el hecho de que obras ferroviarias que se licitaron en 2007 no hayan finalizado después de diez años. Se considera urgente, asimismo, que no se produzca un cambio de modelo ferroviario que nos relegaría, sine die, a un aislamiento crónico por ferrocarril.

Las demandas que se realizan desde el CES provincial se hacen conscientes de la enorme influencia que las infraestructuras ferroviarias tienen para el desarrollo jienense. Existe el convencimiento, según se expresa, de que unos servicios ferroviarios de calidad, como los que existen en otros territorios cercanos de Andalucía, contribuiría a sentar mejores bases para el despegue provincial, a la vez que rompería con la imagen de aislamiento crónico de la provincia.

El estudio afirma que si en el pasado, “la provincia era un referente en el transporte ferroviario, en la actualidad el ferrocarril nos evita”, y conviene que las administraciones competentes hagan esfuerzos, planifiquen y conecten convenientemente la provincia de Jaén con Andalucía y con España para que Jaén recupere, en parte, su pasado reciente ferroviario. De lo contrario quedaría relegada a jugar un papel muy secundario, propio de una provincia sin apenas conexiones ferroviarias, a pesar de su situación estratégica privilegiada, tanto para el transporte de viajeros de la zona oriental de Andalucía como para el transporte de mercancías de toda la comunidad.

El informe del órgano consultivo ha propiciado reuniones con parlamentarios andaluces y nacionales para trasladarles esta inquietud y preocupación, también con responsables de administraciones. Loable la intención, pero ¿ha servido para algo? Pues bien, el balance, es que seguimos donde estábamos, en el mismo punto. Algo de pudor sí deberían sentir nuestros responsables públicos que llevan años gobernando, algunos incluso demasiados años y muchos trienios y han permitido un maltrato de todos los gobiernos, por llamarlo con el único nombre que se merecen. Responsabilidad que también toca a los parlamentarios elegidos por Jaén, que no han hecho bandera de esta causa hasta sacar los colores a quien corresponda.

En resumen la gran apuesta que necesita ahora Jaén son las comunicaciones, sin resolver esta necesidad no se va a ayudar a ir combatiendo cada uno de los problemas en los que influye. Qué lástima que no haya una sola voz reclamando por parte de todas las administraciones el empujón que Jaén necesita para colocarse donde merece. Por estas razones al tiempo que saludo a los que aspiran a representarnos en las Cámaras, tengo para ellos y ellas el siguiente mensaje. A quienes llevan ya tiempo en la política, pedirles que se sientan corresponsables de estas frustraciones de la provincia e incluso deberían pedir perdón por no haber estado a la altura de las necesidades de Jaén. A quienes son nuevos y nuevas rogarles que no se dejen influenciar por esta actitud tan nociva de los partidos que han sabido, todos ellos, atraer a sus filas a políticos aduladores más pendientes de colocarse que de pensar y actuar en nombre de los millares de apoyos recibidos. Por eso les urgía a la que me parece prioridad absoluta, poner a Jaén en el mapa, darle dignidad a la provincia, representar con honor a una tierra desde siempre preterida.

 

 

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