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Con sus aciertos y errores el alcalde de Jaén, Javier Márquez, merece que se le conceda un voto de confianza para que pueda gobernar sin grandes tensiones. La actitud en algunos grupos es la del perro del hortelano, ni hacer, ni dejar. En cierto modo entiendo al regidor cuando en varias ocasiones en los últimos tiempos se le ha visto bastante molesto con algunas cuestiones, porque es verdad que él quiere que la ciudad avance y lo está intentando por todos los medios, pero de otro lado él también tendría que serenarse y asumir el coste del juego político, quiero decir que tiene que seguir aprendiendo a moverse en este mundillo tan singular, donde no hay tregua que valga y cada día hay que tragarse sapos y culebras, y la oposición no se anda por las ramas.

Entiendo que no es nada personal con Márquez, pero el ambiente está ya más que templado porque los partidos se encuentran en la cuenta atrás para las elecciones, recientes encuestas que se han publicado tanto a nivel nacional como a escala local, han despertado a las formaciones políticas, que saben que no hay tiempo que perder. Creo que el alcalde tiene que centrarse en su responsabilidad que es la de gobernar y no dejarse influir por lo que ocurra a diestro y siniestro. Tiene que echar cintura y saber transmitir mensajes sin que se le vea ni afectado ni especialmente concernido. Supongo que a estas alturas, Márquez ya habrá deshojado la margarita de su presencia encabezando la lista del PP, porque la batalla está abierta. ¿No lo notan? No me refiero sólo a los partidos, también a los movimientos cercanos a la política que tienen una militancia activa.

Es fácil de entender lo que sentirá el alcalde cuando escuche, vea o lea las declaraciones de Julio Millán, el secretario general de los socialistas de la ciudad y probable candidato, salvo sorpresas, a las elecciones locales del próximo año, cuando dice, dirigiéndose al primer edil, “que no sea asustavecinos y ponga orden en el Pósito” o en relación con la estación intermodal: “Lo de la intermediación con Adif es un engañabobos”, para añadir que el alcalde sólo ha negociado un estudio de necesidades y que Márquez debe recapacitar y no tener prisas electorales… Está bien, pero el PSOE negoció hace años con el mismo organismo y fue un cuento chino, conviene no olvidarlo. Pero este es el lenguaje político, los líderes o aspirantes a serlo se trabajan todos los días las frases que presumiblemente pueden convertirse en titulares de los medios de comunicación. Lo hacen prácticamente todos. Es una carrera que a partir de ahora se verá desenfrenada. Las opciones políticas se juegan mucho en la ciudad y los primeros sondeos ya han dicho que PP y PSOE andan a la baja, y deberían preocuparse por ello en vez de lanzarse andanadas los unos a los otros, de ahí que choque que Millán proponga al alcalde que abandone las prisas electorales. En realidad haría fala que hubiera elecciones cada año para ver el dinamismo de los políticos. No importaría que se pelearan por ver quién corta más cintas si esto fuera en beneficio de Jaén.

Hablamos de encuestas y quien recoge el desencanto de los grandes parece que va a ser Ciudadanos, que en Jaén puede ser la gran sorpresa y constituirse al menos en la llave de la gobernabilidad del Ayuntamiento, donde a muchos nos gustaría ver posicionada a ese gran activo que es María Cantos. Todo lo anterior con permiso de los más pequeños, entre ellos JeC, que no sé de qué manera concurrirá a las urnas pero que debería ser reconocido también el trabajo que está haciendo en el Consistorio. Por lo demás ahí está latiendo aún el conflicto de las plazas, por la manifestación anunciada para el domingo en la del Deán Mazas, con una cerrada oposición al proyecto que se quiere presentar, en tanto que está por ver cómo se sustituye la actuación fallida en la Plaza del Pósito, en la que el alcalde decidió retirar de la circulación su propuesta, lo que tal vez haya sido un error porque seguramente cabía negociar.

Me llama mucho la atención que en estos casos se perciban intereses políticos, ganas de echarse zancadillas, por ejemplo de la Junta al Ayuntamiento. Si así fuera sería muy grave. Quiero creer que simplemente lo que ha faltado es comunicación y en vez de politizarlo absolutamente todo, dejar trabajar a los técnicos que son los que debieran llevar la batuta hasta entenderse con su lenguaje. En el Pósito la opinión general es que de actuarse debería ser mínimamente para mejorar algunos aspectos de esta emblemática plaza, a lo que no habría que cerrarse, pero el alcalde ha preferido optar por una solución sustitutoria y al tiempo dejar en el aire dificultades, riesgos que puedan surgir a raíz de los intereses de los negocios de hostelería de la zona. En fin…

El lunes tendremos un nuevo capítulo del culebrón del tranvía. Estarán en el Ayuntamiento los consejeros de Fomento y de Hacienda de la Junta, con la intención de ir cerrando un posible acuerdo que se ha urgido desde la propia presidencia de la Junta. A pesar del optimismo reinante en las últimas fechas en el sentido de que el acuerdo está al caer, no lo veo tan sencillo ni tan inminente. Primero hay que negociar, y existen asuntos que no parecen fáciles de cerrar, como las compensaciones que demanda el Ayuntamiento para dar su plácet y que constituyen un hueso duro de roer, aunque hace muy bien el regidor, ese es justamente su deber, en exigir a la Junta que por una vez asuma responsabilidades. Pero volviendo al tranvía, después del acuerdo, en el caso de que todo cuaje, que insisto en mis reservas, aunque me gustaría estar equivocado, hay que licitar. Los más optimistas ya señalaban que en el verano podría estar el polémico tranvía en la calle, pero el alcalde, ha llegado con las rebajas, y ha venido a decir que con suerte podría ser a final de año y él dispone de la información de primera mano. Así que tranquilidad, prudencia y paciencia.

Foto: Ayuntamiento de Jaén.

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